Redacción
¿Alguna vez te has alojado en un Iskö, en una casita de cuento o en un Black Rock? ¿Has dormido bajo una cúpula o refugiado en el mayor hayedo de Europa? En los Pirineos Atlánticos, estaciones de esquí como Gourette, Iraty o La Pierre Saint-Martin ofrecen originales lugares donde disfrutar de la naturaleza de otra forma. También los hay en la Ariège, las casitas entre abetos en las pistas de Guzet son mágicas; y en la región de Altos Pirineos, los encontrarás en Grand Tourmalet, Piau-Engaly, Peyragudes, Saint-Lary, Val d’Azun y Val Louron. Descubre los diez alojamientos más insólitos del Pirineo francés.
Habitar en un “Iskö” o en una casita de cuento en Gourette
En el corazón del Valle d’Ossau A menos de 800 metros del telecabina que lleva a pie de pistas de la estación de esquí de Gourette, en los Pirineos Atlánticos, se hallan estas encantadoras casitas de alta montaña. Los Iskö son unas preciosas y acogedoras casitas de cuento, confortables chalets que pueden alojar entre dos y seis personas amantes de la montaña. El lugar ideal donde desconectar y vivir de otra forma durante unos días o un fin de semana. Lejos del mundo hotelero tradicional, Iskö encarna la hospitalidad de la montaña en toda su generosidad y cordialidad. La preciosa decoración interior de los chalets ofrece un lujo confortable en el entorno natural de los Pirineos. En el exterior cuentan con una piscina en la terraza del BaseCamp Iskö, con vistas sobre las montañas de Gourette.
Refugiarse en el mayor hayedo de Europa, en Iraty
Con 17.000 hectáreas, la selva de Iraty es el más amplio bosque de hayas de Europa occidental. Un lugar insospechadamente bello y majestuoso, repleto de mitos y leyendas, con prometedoras aventuras en la nieve. Es, sin duda, una de las estaciones de nieve con más encanto del Pirineo francés, tanto por sus pistas entre bosques como por sus magníficos 35 chalets que conforman un lugar de ensueño en plena naturaleza. Estas pequeñas casitas de cuento, con capacidad entre dos y 30 personas, hacen el paisaje todavía más mágico y cada una tiene algo especial qué contar. El restaurante Iraty ofrece una acogedora chimenea y una cocina regional de calidad; mientras que La tienda del chalet es un verdadero puente entre los productores locales y los visitantes.
Encapsularse en un Black Rock, en La Pierre Saint-Martin
Es lo más parecido a vivir en una cápsula en medio de la naturaleza pirenaica. Los Black Rocks o Spoutniks se encuentran a lo alto de
la montaña y se calientan con estufa de leña, como si de un nido se tratara, lo que permiten disfrutar de la naturaleza de otro modo. Es una experiencia única que empieza con el propio acceso que se realiza con el telesilla des Sapins o en moto de nieve. Después vienen un paseo con raquetas de nieve, un baño nórdico o sauna bajo las estrellas, una cena distendida y una noche insólita. Por la mañana, un desayuno revitalizante y descenso en moto de nieve.
Vivir entre abetos, en Guzet Guzet, en la Ariège o denominada Escandinavia francesa, es una de las estaciones más bonitas del Pirineo francés.
No sólo porque aquí parejas, amigos y familias disfrutan de la naturaleza a su propio ritmo sino por sus singulares casitas de madera que convierten a esta estación en un auténtico pesebre que hay que descubrir. Son chalets de montaña que nunca sobrepasan los abetos y que están totalmente integradas en el bosque. Cada chalet es un auténtico pie de pista desde donde se puede salir con los esquís y realizar esquí de travesía, o un paseo con raquetas. Las vistas desde los chalets son impresionantes y todo está muy cerca ya que el acceso a la estación está a 300 metros, el balneario de Aulus Les Bains-Crèche a tan sólo 15 minutos y el restaurante de la estación es accesible desde el telesilla principal. Para disfrutar de la nieve como si vivierais en un cuento.
Alojarse en las estrellas, en “La Voie Lactée” (Grand Tourmalet)
Dormir aquí es ganarse el cielo, hacerse un lugar en las estrellas y reservarse para sí la grandeza del Pirineo. El recién inaugurado hotel de Grand Tourmalet situado en la vertiente de La Mongie, ofrece una experiencia fuera de lo común, a cotas que superan los 1800 metros de altura y donde los valles franceses se pierden de vista. Son 20 habitaciones individuales y cuádruples -entre ellas, la Étoile du Berger, la Galaxie, la Constellation o la Grande Ourse- cuyo mobiliario reciclado conserva la autenticidad y testifica el pasado de oro de La Mongie en los 60 y 70.