Texto: Celia Albizu
Los ingredientes más humildes como el ajo, el pan duro, los huevos o el pimentón se mezclan en las cocinas manchegas para elaborar las tradicionales sopas de ajo. Tras muchos años y múltiples recetas, este plato sigue cautivando a grandes cocineros como Arguiñano.
Si echamos la vista atrás, veremos como esta sencilla y popular sopa era una forma de aprovechar el pan duro y todos los ingredientes que se encontraran en la despensa en los meses más fríos del año. Igualmente, la simpleza de su receta hacía que fuera un plato perfecto para preparar en pocos minutos. Quizás esto fue lo que hizo que no solo fuera un plato típico de Castilla La Mancha, sino también de otras muchas regiones de España.
Dentro de las variantes que encontramos en la preparación de esta sopa, queremos hablar de la manchega, que se caracteriza porque el pan se cuece en el caldo. Las distintas recetas hacen que existan sopas más espesas como en Andalucía, que algunas lleven pescado como en lugares de costa, que se acompañen de picatostes como en Aragón, etc.
Sea como sea, esta fórmula ha perdurado en el tiempo hasta volverse un plato tradicional español. Además, actualmente nos encontramos en un momento histórico en el que llevar una alimentación saludable parece ser uno de los temas que más nos preocupan y… ¡esta receta es bastante sana! Gracias al ajo que contiene posee cualidades que aportan beneficios a nuestro organismo, ya que se le atribuyen propiedades antibióticas, antiinflamatorias y expectorantes. También favorece la circulación sanguínea, facilita la digestión, incrementa la capacidad de memorización y concentración. ¡Y lo mejor de este alimento es que se adapta perfectamente a todos aquellos que son veganos y vegetarianos!
Aquí te dejamos una de nuestras recetas favoritas para preparar una sopa de ajo:
INGREDIENTES (para 6 personas)10 dientes de ajo
6 huevos
12 rebanadas de pan duro
3 litros de agua
Sal
Pimentón (dos cucharadas es lo recomendable)
50 ml de aceite de oliva virgen extra
RECETA
Debemos comenzar por el ingrediente estrella: el ajo. Primero hay que pelarlo y filetearlo, aunque no demasiado fino, y dejarlo en un cuenco. Escogemos la cazuela en la que vamos a cocinarlo, echamos aceite y lo calentamos. Tras esto, introducimos el ajo y lo pochamos a fuego lento.
Mientras tanto, rebanamos el pan duro en rodajas finas y lo añadimos a la cazuela, removemos para que todo se mezcle bien durante dos o tres minutos. Echamos pimentón dulce o picante, al gusto de cada paladar. Vertemos el agua y un pellizco de sal y después subimos la potencia del fuego. Se debe dejar cocinar durante unos 10 o 15 minutos, hasta que el pan se deshaga.
A continuación, echamos los huevos en la sopa y esperamos a que cuajen mientras seguimos removiendo. Además, lo mejor es servirla muy caliente y, a poder ser, en una cazuela de barro. Arguiñano también recomienda añadir unos trozos de jamón cortados o de chorizo a la cazuela a la vez que doramos los ajos, o batir el huevo en el momento previo a ser servida. Algunos también aconsejan hornearla unos minutos antes de servirla. ¡Buen provecho!