Por La amiga Imperfecta
Querida amiga imperfecta: Siempre he sido una persona un poco celosa, y esto me preocupa. Mi pareja es muy sociable y tiene muchos amigos (y amigas), y aunque confío en él, a veces las inseguridades me invaden y me comporto de forma controladora o hago preguntas excesivas. No quiero ser tóxica, pero no sé cómo manejar estos sentimientos. ¿Algún consejo para superar los celos?
¡Ay, mi querida aspirante a detective privado del corazón! Tu consulta es tan común como los lunes por la mañana: los celos. Esa vocecita interna, ese duende de la inseguridad que te susurra barbaridades al oído cuando tu pareja se ríe un poco más de la cuenta con alguien que no eres tú. Y claro, no quieres ser «tóxica», que es la versión moderna de ser la «pesada oficial de la relación», ¿verdad?
Entiendo perfectamente esa sensación. Tu pareja es un «mariposa social» con alas de confianza y un séquito de amigos (y amigas), y tú te sientes como la pobre jardinera que ve cómo su flor más bonita revolotea alegremente por otros jardines. ¡Es normal que se te enciendan las alarmas! Pero ojo, una cosa es que el radar detecte un «movimiento extraño» y otra muy distinta es que lances un misil solo porque alguien le ha dado «like» a una foto de tu pareja de hace tres años.
¿Cómo manejar estos sentimientos sin convertirte en un personaje de interrogatorio de la KGB?
Aquí te doy unos «remedios»:
Identifica al Duende de la Inseguridad: Antes de que te posea por completo, ponle nombre a ese sentimiento. ¿Es miedo a no ser suficiente? ¿Miedo a perder a la persona? Cuando lo identificas, le quitas poder. Puedes decirle: «Ah, hola, Duende de la Inseguridad. Ya te reconozco. Hoy no te doy galletas».
Cambia el Enfoque de tu Lupa: En vez de usar la lupa para buscar «pruebas» de traición en la vida social de tu pareja, úsala para buscar tus propias virtudes. ¿Eres divertido? ¿Inteligente? ¿Haces los mejores sándwiches del universo? Concéntrate en tu propio brillo. ¡Eres un sol, no una lámpara de emergencia!
El «Kit de Distracción de Emergencia»: Cuando sientas el ataque celoso, en lugar de iniciar un interrogatorio de tercer grado, desvía la energía. Haz algo que te guste: ponte tu canción favorita y baila ridículamente, llama a un amigo/a para chismear sobre series, o ¡ponte a reorganizar el armario por colores! Tu cerebro es como un niño pequeño: dale algo más interesante que hacer y dejará de hacer travesuras.
Comunicación «Anti-KGB»: Habla con tu pareja, pero sin el tono de un fiscal. En lugar de «¿Por qué le pusiste un emoji de fuego a esa foto de tu ex-compañero de clase que no conozco?», prueba con: «Cariño, a veces mi duende de la inseguridad me hace jugadas. Cuando te veo muy social, me siento un poco así… ¿Podrías tranquilizarme un poco de vez en cuando con un ‘te quiero’ extra o un ‘me encanta que estés conmigo’?» Es pedir ayuda, no acusar.
«Confía, pero Verifica… Tu Propia Sanidad»: Confía en tu pareja hasta que te dé razones reales para no hacerlo. No en las películas que tu cerebro se monta. Y si tu cerebro sigue montando películas, quizá necesites un director para tus pensamientos (un terapeuta, por ejemplo, que no es nada de lo que avergonzarse).
Celebra a la Mariposa Social: Piensa en lo bueno. ¿No es genial que tu pareja sea tan querida y tenga una vida social activa? ¡Significa que eligió pasar tiempo contigo a pesar de tener mil planes! Es un trofeo, no una amenaza.
Recuerda querida: los celos son como ese picor molesto que, cuanto más te rascas, peor se pone. La clave está en no darle más «picores» y recordar que la mejor relación es la que tienen dos personas seguras, riéndose juntas, sin necesidad de espiar el último «like». ¡Ahora, a vivir y a dejar que la mariposa social vuele, sabiendo que siempre vuelve a tu jardín!