Texto: Alejandro Alonso Morales /Fotos: Antonio Cuenca
Concha Márquez Piquer nos dejaba el pasado 18 de octubre a causa de una insuficiencia respiratoria a los 75 años. La que naciera en Buenos Aires, un 31 de diciembre de 1945, ya apuntaba maneras sobre la trayectoria que tendría como estrella de la canción y sus pinitos como actriz. Tenía grandes referentes en el mundo del arte, hija única, de padre torero, Antonio Márquez y la gran Concha Piquer.
Concha Márquez Piquer tuvo una vida muy azarosa y desde pequeña, la argentina quiso dedicarse a la música, como su madre. Alrededor de los años 50 comenzó sus estudios y con ellos su vida transcurría con normalidad en Madrid hasta que marchó a Londres a realizar sus estudios de interpretación en la School of Drama. Su verdadero debut como artista tuvo lugar a los 24 años, en el madrileño Teatro Calderón. Un año después, el 21 de julio de 1970, hizo su presentación oficial como estrella en el Teatro de la Zarzuela, también en la capital. Desde este momento fue una artista reconocida incluso en otros lugares al otro lado del charco como México, con sus actuaciones como actriz. Cabe decir que durante toda su trayectoria profesional se ha dedicado al género de la copla y a la producción discográfica.
Aunque como en toda vida, Concha Márquez Piquer tuvo sus luces, pero también sus sombras. Y nada más lejos de la realidad, tenía una gran responsabilidad debido a la fama de su madre, las comparaciones que protagonizaron su día a día… Esto generó ciertos momentos de estrés en su carrera profesional y un éxito inferior para el que mereciera, pero también le sirvió como reconocimiento por su arte al más puro “estilo Piquer«.
Concha se casó con apenas 16 años con el torero Curro Romero con el que tendría dos hijas: Concha y Coral, esta última falleció en 1986, con 19 años en un accidente de tráfico en EEUU. Tras esta desgracia, que nunca llegó a superar, se divorció y se casó nuevamente con Ramiro Oliveros. Este fue el amor de su vida y fruto de este, nació su hija Iris, la última descendiente de Concha.
Amigos, allegados, y rostros conocidos dieron su último adiós a la artista argentina. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de San Isidro, en el panteón familiar. Fue enterrada con su madre, Concha Piquer y Coral, su hija fallecida en 1986. El gran protagonista del fúnebre encuentro fue su marido, Ramiro Oliveros, que no pudo contener las lágrimas durante todo el entierro. Oliveros y Concha tuvieron una relación en la que nunca hubo un gesto malsonante, han sido 40 años de matrimonio en los que no se han separado para nada. Un amor de los que ya no quedan, de los que se conserva toda la esperanza de que el amor siempre estará ahí y es lo último que permanece.
Su hija Iris estuvo en todo momento pendiente de su padre a los ojos de todos los invitados. También a su lado estaban sus familiares más cercanos como Oliver, hijo de Iris y Conchitín, la hija del primer matrimonio de Concha.
Durante el velatorio y el posterior entierro se ha podido ver a amigos cercanos de la cantante como Juan Peña o Lolita Flores que han acudido a la triste cita para apoyar a los familiares y darles sus condolencias y respectivas muestras de cariño. La cantante pidió que su despedida fuera de carácter íntimo y así ha sido.
Las redes sociales han estado llenas de muestras de cariño de fans, conocidos de la cantante, amigos e incluso personajes conocidos, tras la fatídica noticia de la muerte de la Piquer. Entre ellos se puede destacar una publicación en Instagram de Lolita Flores, en la que muestra la gran amistad que tenía con la cantante.
La muerte de Concha Márquez Piquer ha conmocionado al mundo de la canción, siendo un diamante por pulir de incalculable valor. Tatuaje; En tierra extraña; Dime que me quieres y otras canciones versionadas por ella, han sido las más escuchadas. Su increíble y versátil voz han hecho que aun siendo la Piquer “junior “ tenga un gran reconocimiento como artista y se haya hecho valer por ella misma. Un placer Concha.
