Texto: S.C.
Alba tiene 38 años y es técnico en el laboratorio “Sylentis” que pertenece a una farmacéutica. Ha estado trabajando durante toda la pandemia, hoy hablamos con ella para que nos cuente como vivió esos meses.
El laboratorio donde trabaja Alba está en Madrid, se dedican sobre todo a trabajar con RNA de interferencia, para tratar enfermedades oculares sobre todo. Ella está en el departamento de I+D de biología molecular y principalmente se encarga del mantenimiento y cultivo de células, PCR y extracción de RNA. En palabras más fáciles, experimentos con diferentes células. Durante la pandemia no cerraron, por lo que siguieron yendo a trabajar. “Fue raro, en el edificio donde estamos ubicados hay varias empresas, algunas son laboratorios y otras consultoras. Estas últimas cerraron, algunos laboratorios no lo hicieron, ya que eran considerados de primera necesidad”, recuerda Alba. Nos cuenta que fueron meses duros, estando allí no veían a nadie ya que el edificio estaba prácticamente vacío. No ha olvidado la sensación de ir conduciendo por la M-30 en hora punta sola, con las calles desiertas. “Reconozco que no me importaba ir a trabajar, salía de casa dejando a mi hermano y a mi madre teletrabajando, no pisaban casi la calle y para mi ir cada mañana al laboratorio era una manera de evadirme”.
¿Desde vuestro laboratorio pudisteis ayudar de alguna manera?
Seguimos con nuestro trabajo, pero sí que es verdad que empezamos a investigar el virus. Vimos que con nuestros productos podíamos hacer algo para el tratamiento, no vacuna, pero si sacar medicación. Tuvimos que dejar un poco aparcada nuestra línea de trabajo y meternos más en todo lo relacionado con el Covid. Creo que los laboratorios que han estado intentando sacar una vacuna han estado muy presionados, ha sido una carrera enorme la que han tenido que realizar.
Tú estás metida en el mundo de la ciencia, ¿te imaginaste en algún momento que podía pasar algo así con un virus?
No, jamás pensé que podría pasar algo así a nivel mundial. Recuerdo a mi madre decirnos, antes del confinamiento, a mi hermano Esteban y a mí que se nos venía una muy grande encima, tenía miedo de lo que pudiera pasar. Nosotros le decíamos que no se preocupara, yo la primera, que aquello iba a ser como una gripe. Poco tiempo después me di cuenta que era algo muy grande y tuve miedo, no lo voy a negar. Nunca creí que pasara lo que ha pasado.
¿Llegaste a contagiarte?
Oficialmente no, y digo esto porque me hicieron una PCR y una prueba de anticuerpos y di negativo. Una compañera mía lo pasó, mi madre con la que vivo también y yo estuve con síntomas casi un mes. Tuve décimas de fiebre casi a diario, dolor en el pecho y falta de aire. Además se me quedó una secuela en el ojo, al mes de haber tenido todos esos síntomas, ahora los médicos están valorando que posiblemente sea una secuela del Covid. Por eso te digo que oficialmente no lo he pasado.
Ahora que ha pasado esto, ¿crees que se invierte poco en ciencia?
Yo trabajo en un laboratorio privado, pero en el ámbito público creo que se invierte poquísimo. Yo anteriormente estuve trabajando en otro laboratorio que era público, funcionaba con proyectos financiados de diferente manera, yo tenía un contrato de cuatro años y no pude terminar el último año porque no había dinero para pagarme. Creo que la investigación está mal subvencionada o gestionada, no sé cuál es el problema, pero pienso que hace falta mucho más dinero. Me gustaría creer que lo que ha pasado sirva para algo, pero me da la sensación de que al final todo va a volver a ser como antes. Nunca se le ha dado la importancia que debería.
La vacuna es un tema que ha preocupado a la gente, la mayoría ha decidido ponérsela, pero otros se niegan. Alba reconoce que al principio pensó en no ponérsela, “mi idea era que había salido muy rápido, pero me he vacunado. No creo que vayan a sacar algo perjudicial para la salud, pero los efectos secundarios, a largo plazo, no ha dado tiempo a estudiarlos evidentemente, los veremos cuando pase el tiempo. Pero yo creo que era necesario vacunarse”.
Alba estuvo en Italia haciendo las prácticas de técnico en emergencia sanitaria, me pregunto si encontró muchas diferencias entre la sanidad italiana y la española, ella no duda en contestar que hay muchas. “Nos quejamos de la sanidad pública que tenemos en España, porque las pruebas tardan mucho o porque hay lista de espera. Cuando yo iba a algún aviso y llegábamos al hospital con un enfermo les dejaban en la camilla entre diez y quince minutos, nos hacían dos preguntas y valoraban si podían atenderle o no. Ahí me di cuenta de que no podíamos quejarnos de nuestra seguridad social, estamos bastante mejor. No hablo de infartos o ictus, ahí sí que atienden al momento”.