Javier Martínez, el guerrero de los libros: llevando conocimiento y esperanza a través de labores sociales

Texto: Carlota Quilez/ Fotos: J.M.

En un mundo donde los libros a menudo se quedan olvidados en estanterías polvorientas, Javier Martínez ha decidido romper con esa tendencia y llevar la magia de la lectura a las escuelas públicas, parques y hospitales desde el madrileño barrio de San Blas-Las Rosas. En esta entrevista, Javier comparte su inspiradora historia de cómo la donación de libros se convirtió en su misión después de enfrentar una batalla personal contra la depresión crónica.

Todo comenzó cuando Javier notó que, en parques como El Retiro, se llevaban a cabo actividades de lectura al aire libre. Se preguntó por qué no hacer algo similar en los hogares de su comunidad. «Viendo estas iniciativas en otros parques, pensé: ¿por qué no llevar bibliotecas y libros a nuestros barrios? Quería hacer algo diferente y asegurarme de que todos tuvieran acceso a libros«, afirma Javier.

¿Qué te motivó a dedicar tu tiempo a esta labor social después de ser diagnosticado con depresión crónica?

La lectura y ayudar a las personas se convirtieron en una manera de distraerme de mi propia depresión. Quise dejar atrás esa etapa y decidí dedicarme a la labor social

¿Cuál es el impacto que esperas lograr con la donación de libros en escuelas y parques?

Creo que hoy en día la sociedad no lee tanto como debería. Quiero acercar la lectura y ofrecer libros que puedan gustar a las personas. Muchos me piden recomendaciones y veo que hay interés.

¿Has notado algún cambio positivo en los estudiantes que reciben los libros donados?

He notado que más personas cogen más los libros y se los llevan. Puede que no todos los lean, pero el hecho de que los cojan y los lleven consigo es un primer paso. Los libros son viajeros y deben viajar, y a través de la lectura espero que encuentren placer en ellos.

Mencionas que llevas libros a hospitales. ¿Podrías contarnos más sobre esta iniciativa y cómo ha sido recibida?

Los más pequeños y los más necesitados sí que noto que agradecen los libros más para leer. En los niños veo ilusión.

¿Qué te llevó a involucrarte en esta actividad de aportar ropa al ropero social y cómo funciona?

Es una forma de fomentar la lectura y ofrecer un entretenimiento adicional a quienes visitan el ropero social.

¿Has recibido algún tipo de ayuda de la comunidad y de voluntarios?

No. Es difícil hacerlo solo. Tengo un programa de radio y menciono mucho la importancia de la solidaridad y los libros, pero estoy trabajando en esto por mi cuenta. Lamentablemente, hasta ahora no ha recibido el respaldo esperado. Sin embargo, mi determinación sigue en pie.

¿Cuál ha sido el momento más gratificante para ti desde que comenzaste con esta labor social?

Cuando voy al colegio Valle Inclán y dejo los libros, pregunto por Nuria (la directora) y noto que me conocen tanto los profesores como los niños. Eso me llena de alegría.

¿Cómo ha influido esta labor en tu vida personal y en tu lucha contra la enfermedad mental que padeces?

La labor de donación de libros y ropa ha tenido un impacto significativo en mi vida y en mi lucha contra la enfermedad mental. El apoyo brindado por las personas mayores que trabajan en el ropero de San Joaquín ha sido increíble. A pesar de sus propios problemas, estas personas mayores están dedicadas a ayudar a quienes más lo necesitan. Me siento muy agradecido con ellas por su generosidad y por recordarme que siempre hay alguien dispuesto a ayudar.

¿Has recibido algún reconocimiento o apoyo por parte de instituciones o autoridades locales debido a tu dedicación?

A pesar del esfuerzo y dedicación no he recibido reconocimientos o apoyo por parte de instituciones o autoridades locales.

¿Tienes algún plan o meta a futuro en relación con tu trabajo de donación de libros y ropa?

El próximo desafío es el Camino de Santiago, donde cada kilómetro recorrido se convertirá en bolígrafos para los niños del barrio. Queremos conseguir 80 bolis. Además, todos los jueves, instalaré una mesa con libros frente al metro de Las Rosas, para que aquellos que lo deseen puedan acercarse y llevarse un libro.