sábado, abril 20, 2024

Alzheimer y demencias en tiempos de pandemia. ¿Qué les hace más vulnerables?

Texto: Alexis Hancevich. Psicólogo. Divulgador científico en @psyfacts

3 claves para entender la relación entre demencia y COVID19 

Durante el transcurso de esta pandemia psicólogos, neurólogos, psiquiatras y otros profesionales sanitarios han puesto en el punto de mira la interacción entre las características psicosociales de la COVID-19 y la salud mental de los pacientes con Alzheimer y otras demencias.

La investigación sobre la cuestión aporta una imagen clara de que no solo son más susceptibles a la propia infección y a sus efectos, sino que también tienen más dificultades para poder cumplir con las medidas sociales y sanitarias de prevención. La pandemia ha tenido sobre esta población un efecto único y de mayor gravedad.

¿Qué les hace más vulnerables?

En un estudio publicado recientemente, el Centro de Colaboración en Investigación para las Demencias de la Universidad de Nueva Gales del Sur ha revisado algunos de los principales trabajos publicados hasta el momento y apunta a 3 elementos clave para entender la especial vulnerabilidad los adultos con demencia ante la COVID19.

Según este estudio, este tipo de pacientes no sólo tienen mayor riesgo de contagiarse, sino que, en caso de hacerlo, tienden a experimentar síntomas de COVID de mayor gravedady peor pronóstico, incluyendo la muerte. Además, constituyen una población especialmente vulnerable a desarrollar trastornos neuropsicológicos como resultado de las medidas de confinamiento y aislamiento social llevadas a cabo en sus contextos de residencia. Veámoslo punto por punto:

  • Mayor riesgo de contagio

Los síntomas neuropsiquiátricos y neuropsicológicos de los pacientes con demencia (alteraciones en la atención, memoria, percepción, lenguaje o pensamiento) dificultan comprender y mantener las medidas de prevención de contagio, tales como el uso de mascarillas o guardar distancia social. No llevar a cabo estas medidas de precaución aumenta la exposición a posibles contagios.

Además, hay que tener en cuenta que los pacientes con demencia avanzada suelen estar ingresados en instituciones de cuidado, como Centros de Día o residencias. En estos centros muchas veces no es posible mantener la distancia social para aquellos residentes que dependen directamente de los cuidadores para hacer sus actividades de la vida diaria, como comer o ir al baño, por lo que hay riesgo de contagio cuidador – residente. Por otro lado, la agitación o la desinhibición conductual asociadas con procesos de demencia pueden también incrementar el riesgo de contagio entre los propios residentes.

  • Mayor gravedad de los síntomas

Las investigaciones al respecto señalan que la probabilidad de hospitalización por COVID19 es hasta tres veces mayor en población con diagnóstico de demencia respecto a población que no lo tiene. Parece ser, además, que los factores de riesgo para la demencia (edad, obesidad, problemas cardiovasculares, hipertensión y diabetes mellitus) son también factores de riesgo para para la infección de SARS-COV-2. Dicho de otra forma, los pacientes de demencia presentan, de por sí, factores de riesgo asociados a un peor curso de la enfermedad por COVID19.

Por otro lado, la evidencia disponible sugiere que algunos aspectos específicos de la demencia y de la patología cerebral previa a la infección incrementan el riesgo de sufrir complicaciones neurológicas como consecuencia de la COVID19.

  • Mayor impacto de las medidas de confinamiento y aislamiento social

Las restricciones sociales que se han llevado a cabo en la mayoría de los países para controlar la pandemia han tenido importantes consecuencias sobre la salud mental de pacientes con demencia. La investigación señala que la duración de los periodos de confinamiento y aislamiento social se relaciona directamente con síntomas neuropsicológicos y neuropsiquiátricos de mayor gravedad.

Además, la evidencia apunta a que las medidas de confinamiento social durante la pandemia están asociadas con la aparición y/o exacerbación de sintomatología neuropsicológica y psiquiátrica en población general de adultos mayores, pero en particular en aquellos con demencia. Esto puede explicarse, en parte, por la ausencia de estimulación ambiental continuada, elemento clave en el tratamiento de los cuadros neurodegenerativos.

Aunque estos tiempos de pandemia nos han cambiado la vida a una inmensa mayoría de la población, su impacto ha sido especialmente duro en nuestros adultos mayores diagnosticados con demencia. El mayor riesgo de contagio, su alta gravedad y tasa de mortalidad una vez contagiados, y los efectos que sobre ellos tienen las medidas de aislamiento social hacen de este un grupo de población al que proteger especialmente mediante el aumento de recursos destinados a su cuidado en residencias, centros de día y hogares.

alexhanc@ucm.es

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