Redacción
El arte de construir a una villana
La actriz Cristina Abad regresa a la televisión con uno de los papeles más desafiantes de su carrera interpretativa. Tras su paso por series como Acacias 38 y Servir y Proteger, la intérprete se incorpora a Valle Salvaje, la serie diaria de TVE, encarnando a Úrsula, un personaje que promete revolucionar la trama principal de la ficción ambientada en el siglo XVIII. Abad se enfrenta por primera vez al reto de dar vida a una villana, un cambio radical que define como «un verdadero placer» y que está marcando un punto de inflexión en su trayectoria profesional. Úrsula, una joven que ha huido de su hogar por necesidad y que no dudará en hacer cualquier cosa por no regresar, se perfila como el personaje que aportará el dinamismo y la tensión necesarios para agitar las tramas de Valle Salvaje. Un papel complejo que permite a Cristina Abad demostrar su madurez actoral y explorar registros interpretativos completamente nuevos.
Después de Servir y Proteger, la actriz participó en Escándalo: relato de una obsesión de Alea Media para Mediaset y Amazon Prime, donde interpretó a una policía que investigaba una muerte por precipitación desde un balcón. También trabajó en el cortometraje Refugio de Rodrigo Beltrán, ambientado durante la Guerra Civil española en Cuenca, y en el teatro con Salgan de la zona de confort de Darío Frías en Las Noches de la Suite, una comedia sobre parejas que buscan romper con la rutina.
¿Qué tiene que ver Úrsula con Cristina Abad y viceversa?
Nada de nada. Úrsula es una chica que se ha ido de su casa por necesidad, vivía en una auténtica tortura. Se fue huyendo y siendo
capaz de hacer cualquier cosa por no volver. Es manipuladora, fría, no piensa mucho las cosas y menos las consecuencias. Es capaz de ser falsa con todo el mundo hasta con la persona que le da de comer… Se siente muy sola, es torpe. Y todo esto la convierte en “la mala”. Cristina no tiene nada que ver. Yo no soy manipuladora, me gusta pensar bien todo antes de actuar, también soy impulsiva, pero pienso en las consecuencias. Afortunadamente no tengo una situación límite en ningún aspecto de mi vida. Soy empática, trato de ayudar a mi entorno y hacer todo fácil.
Es el primer papel que encabeza como villana. ¿Qué ha supuesto este cambio en su carrera interpretativa?
En cuanto mi representante me dijo “es una mala” pensé: “¡TOMA YA!”. Que te den la oportunidad de hacer de villana es un regalo. Al fin y al cabo no tiene nada que ver conmigo y eso es un trabajo aun mayor. Tratar de entender a tu personaje, llegar a hacer cosas que tu nunca te plantearías. Es todo un reto como actriz. Hacer de Úrsula está siendo un verdadero placer.
¿Qué cree que aporta su personaje a una serie como esta?
Dinamismo. Al final una serie diaria tiene muchas tramas y a veces se alargan un poco en el tiempo. Este tipo de serie sin los malos creo que sería un poco más aburrido. Úrsula llegó para agitar la trama principal y eso al espectador le pone muy nervioso, pero al fin y al cabo le da vida a todo.
¿Qué diferencias ha notado entre este nuevo proyecto y los demás que ha encarnado en televisión?
El concepto de trabajo es el mismo que en el resto de series diarias que he trabajado. En cada una he aprendido algo nuevo, he disfrutado y crecido mucho. En este caso soy más adulta y he podido jugar con el personaje desde otro punto, con los pies más
en la tierra, con menos exigencias conmigo misma (aunque eso siempre está).
¿Qué es lo que te está aportando este nuevo proyecto televisivo?
Volver a la tele después de varios años es un verdadero placer. Me ha aportado un chute de energía. Rodearme de actores nuevos, con los que no había trabajado antes o que era de sus primeros proyectos, también es algo que te hace crecer mucho ya que te rodeas de
diferentes energías. Hacer de Úrsula me ha dado fuerza como actriz, me siento muy orgullosa de mi trabajo y también creo que forma parte de la madurez como mujer y también como actriz.
Respetando la época de la serie, ¿hay licencias que está aportando a tu personaje con cierto tinte feminista?
En mi caso no. No es un personaje que digamos “chapado a la antigua” de todo. Pero es una señorita del siglo XVIII con el pensamiento y comodidades de una mujer de su época. Lo que sí que veo es que en Valle Salvaje hay un empoderamiento femenino, en cuanto a personajes se refiere, muy grande y eso creo que es algo que la productora, Bambú, lo hace siempre y con mucho gusto.
En Acacias 38 aprendió lo que era la interpretación, en Servir y Proteger, creció profesionalmente. ¿Qué es lo que le está aportando Valle Salvaje?
Madurez. Crear al personaje con más experiencia tanto profesional como en la vida es un plus. La confianza en una misma, las conversaciones con los directores y directoras, el trato con el equipo. Valle Salvaje me ha dado la posibilidad de defender a un personaje tan complejo como una villana en una trama principal. Eso conlleva más riesgo y más trabajo en el set y en casa y no me refiero por la cantidad sino por la calidad.
Ha comentado que los personajes de mujeres buenas son aburridos. ¿Qué le aporta este personaje un tanto más “suspicaz”?
Es cierto que los villanos/as te da mucho más juego. Para empezar a la hora de crear el personaje. Que tenga una vida tan distinta a la
tuya, unas circunstancias dadas mucho más turbias que las tuyas, eso ya es un motor muy grande para trabajar y crear un personaje.
¿Qué es lo que le resulta más complicado de esta serie?
Como siempre he dicho y diré, los horarios me estresan mucho. Levantarse muy muy temprano porque tengo unos procesos
de peluquería muy largos, estar tanto tiempo rodando, ir a trabajar a la montaña y lo que eso supone, está lejos, la climatología… Aunque, pese a todo esto, es un privilegio estar allí. El llegar tarde a casa y tener que sacar al perro, estudiar, ducharte, cenar y dormir… Todo lo demás es una maravilla. Todo el equipo es una delicia, desde todo el personal de oficina, dirección, producción, arte… Como a todos los que están en plató y alrededores con nosotros, maquillaje, peluquería, vestuario, dirección, producción, sonido, cámaras, arte…
¿Hasta qué punto le ayuda el vestuario para acceder más rápidamente al papel?
El vestuario te pone siempre en contexto, tanto para tu papel, tu personaje como todo lo que gira alrededor del mismo. En una serie de época como es esta, aún más. Este vestuario tan “constreñido” no se acerca en absoluto a nuestra forma de vestir actual, y eso
rápidamente te ayuda a entrar en el personaje.
Si pudiera tener un encuentro con Úrsula, ¿qué le gustaría conocer de ella?
Su vida pasada. Me encantaría saber a realidad de dónde viene. Me ayudaría mucho a entender por qué es como es.
¿Cómo se despide Cristina de Úrsula al final de cada jornada de grabación?
No hago nada especial. Me quito la ropa, la dejo en las perchas, me quitan el peinado, me voy con los rizos a casa y lo único que sí o sí me quito, es el lunar que me maquillan sobre el labio. No soy una actriz que me lleve el personaje por mucho tiempo una vez terminado el rodaje, al menos no me ha pasado de momento.
Responda Brevemente
¿Tu posesión más absurda pero querida?
Un mural de fotos que tengo en mi salón. Aunque es cierto que hace tiempo que no se renuevan fotos.
¿Serie que ves para desconectar completamente?
En este preciso instante “El verano que me enamoré”, muy teen.
¿Tu guilty pleasure musical?
Shawn Mendes.
¿El libro que tienes a medias desde hace años?
Indira de Santiago Díaz.
¿Tu película de domingo en el sofá?
Alguna de animación.
¿Tu manía más extraña antes de actuar?
Tirar la secuencia que voy a hacer a la basura.
¿Tu superstición más absurda?
Pedir deseos por todo lo que me dicen que da suerte.
¿Tu mayor virtud y tu peor defecto?
Virtud, soy muy luchadora por todo. Defecto, cabezota.
Toda villana tiene también su corazón. Si Úrsula escribiera un diario, ¿Cuál sería la primera línea de su entrada más vulnerable?
No puedo más. Se me está yendo de las manos. No sé qué hacer.
Y sobre Úrsula… ¿Qué objetos lleva Úrsula en el bolso que le caracterizan?
No lleva bolso sorprendentemente.