Por Marta Montoya Barroso
Recién pasado el atracón de buñuelos el día, o la semana, o casi el mes de Todos los Santos, lo traslado al problema que se está de nuevo generando en nuestras grandes ciudades.
Pues sí, hablo del efecto donut, tan temido por los urbanistas.
Y qué quiere decir esto y por qué hablo de ello ahora, pues sencillamente porque desde la pandemia está surgiendo de nuevo a nuestro alrededor.
El efecto donut, fue un término acuñado por dos economistas estadounidenses que observaron cómo los centros de las principales áreas metropolitanas de su país (Nueva York, Los Ángeles, Chicago) se vaciaban.
Esto ha pasado en un abrir y cerrar de ojos, después de la pandemia, se han cambiado las configuraciones urbanas, se han vaciado oficinas y la población se ha desplazado del centro de las ciudades a la periferia, consecuencia del teletrabajo.
¿Oficinas vacías? Damos un paseo por Madrid y nos damos cuenta cómo se puede entender la historia de la ciudad a través los diferentes edificios de oficinas emblemáticos.
Así, vemos el edificio Metrópoli, con su bella cúpula de pizarra y su victoria alada en el centro de Madrid, datado en 1910.
Las Torres de Colón, ahora mismo inmersas en una faraónica obra de rehabilitación, de 1977. Proyectadas por Lamela y rompedoras en su momento por su construcción inversa, de arriba abajo.
La Torre Picasso, con sus 154 metros de altura la hicieron ser el edificio más alto de toda España hasta que en 2002 la sobrepasó el Gran Hotel Bali (Benidorm) con 186 metros de altura.
Las Torres Kio, de 1996, fueron los primeros edificios del mundo que se construyeron de manera inclinada.
Cuatro Torres Business Área, al final de la Castellana, un área formada por las torres que actualmente son los edificios más altos de Madrid: Torre de Cristal, Torre Cepsa, Torre PwC y Torrespacio
Y ahora, ¿qué ocurre con las oficinas? ¿Volverá el modelo presencial tradicional anterior al COVID-19?.
Esta vuelta a la presencialidad parece que es algo global y que en España está ocurriendo, sobre todo este último año.
En mi opinión, mayoritariamente, el teletrabajo se queda y así parece que lo han entendido muchas grandes empresas, al optimizar espacios, mejorar eficacia y rendimientos.
Ignacio Sobrino, director de Mercado de Oficinas, aseguró en declaraciones a Forbes que la contratación de estos espacios en Madrid y Barcelona se redujo un 51% en pandemia.
Consta así mismo en el distrito tecnológico 22@ de Barcelona 160.000 m2 de oficinas vacías, y otros 157.000 m2 que ya se alquilan sobre plano, aunque están en edificios aún en construcción, que se acabarán antes del 2025.
El impacto del teletrabajo en el mercado del alquiler de oficinas es innegable y las políticas de vuelta a la oficina no están devolviendo a los empleados a las oficinas, sino que las empresas apuestan por flexibilizar las jornadas con modelos de trabajo híbrido. El resultado es que las empresas cada vez necesitan menos espacio de oficina.
El informe The Office Property Telescope 2023 elaborado por la consultora EY, revela que Madrid y Barcelona tienen una tasa de desocupación de oficinas del 10% con tendencia a incrementarse en los próximos meses. Ósea que sigue habiendo muchísimas oficinas vacías.
Por otra parte, nos encontramos con otro problema existente pero que se ha multiplicado, detectó un aumento de los viajes en coche en detrimento del transporte público, especialmente en las coronas metropolitana y regional. Como dice Gustavo Romanillos, Arquitecto urbanista y doctor en Geografía: «Favorecer el urbanismo disperso tiene unas implicaciones preocupantes: es una regresión del modelo de ciudad«.
¿Y ahora cómo solucionamos esto? Pues volviendo a la receta tradicional, que ha perdurado años y que tan bien ha salido, ¡¡a los ricos buñuelos!!
Adaptar las normativas urbanísticas, el planeamiento de estas grandes ciudades, para incentivar los cambios de uso de oficinas a vivienda. Esto puede parecer muy sencillo, pensará el lector, tabicamos, hacemos una cocina y más baños y listo. La realidad es otra a nivel administrativo, de concesión de licencias de cambios de uso, bastante más compleja.
Reconvertir estos edificios vacíos de oficinas, hacia un co-living. Es decir, espacios donde puedan convivir el uso residencial y el sector terciario. Vaya y puede que con todo esto, hasta se consiga bajar el precio de la vivienda en el centro de estas grandes metrópolis y equilibrar los saldos migratorios de los mismos, ¡!si es así tenemos premio, nos sentiremos bien y todos a bailar!!
“Los postres son como una canción que te hace sentir bien y los mejores incluso te hacen bailar”. Edward Lee
1 comentario en “¿DONUTS? MEJOR BUÑUELOS en nuestras vidas y ciudades”
Artículo ameno e interesante.
Un saludo a la articulista.