miércoles, abril 24, 2024

HELENA ALEGRE ARÁN : “Navego en tres situaciones distintas; en competición, por trabajo y por placer”

Alexia Bonanno/ Fotos: H.A.

Helena Alegre empezó de niña navegando en un Optimist. Los años pasaron y la vela se hizo un componente esencial de su vida. Tras competir en distintas categorías como Optimist, clase Europa y prepararse para las olimpiadas de Barcelona, ha ganado la primera Copa del rey Mapfre femenina hace tres años. Pero además de competir, ha podido dedicarse a su pasión a tiempo completo.

¿Cuál es tu primer recuerdo sobre un barco?

Supongo que fue en mi primer Optimist. Es un barquito de madera para niños y yo tenía 8 años cuando empecé a navegar. En casa tengo un dibujo que me hizo mi tío de pequeña entonces cada vez que lo veo en el salón de casa me recuerda esos momentos.

¿Cómo llegaste a montarte en un optimista?

A mi padre siempre le gustó mucho lo de navegar, aunque él nunca lo hubiese hecho porque se mareaba. Entonces, en el pueblo donde vivíamos creó un club náutico. Se compraron un par de optimistas para que los niños pudiesen navegar y entonces yo tenía que navegar lo que él no había podido.

¿Cuál ha sido tu trayectoria y cómo has podido desarrollar esta pasión?

Desde pequeña navegaba, justamente empecé con 8 años y con 10-11 años me inicié en la competición. Eso hasta los 14-15 años y siempre con el optimista en competiciones infantiles como Optimist. Luego me cambié a una clase que se llama Motor Europa y estuve navegando hasta los 20 y pico. En ese momento fue cuando entré en el equipo pre-olímpico para prepararme para las olimpiadas de Barcelona en 1992 en las que al final no fui seleccionada. Después me fui a vivir a Mallorca y decidí navegar barcos más grandes.

¿Y ahora?

Ahora he vuelto un poco a los orígenes. Navego en un barco que se llama J80, en el que cabemos una tripulación de 5 personas. Tiene la característica de que todos los barcos son iguales, con las mismas dimensiones, entonces, en las competiciones es el primero en llegar a la meta quien gana. Cuando navegas con cruceros, los barcos son más grandes, más pequeños, más rápidos o lentos. Hay que compensar los tiempos para ver quien gana. El primero en llegar no es el ganador. A veces el último en llegar es uno chiquitín y cuando compensan su tiempo, gana. Pero estos barcos se llaman monotipos y es porque son todos iguales.

¿Cómo se distribuyen los distintos roles en la tripulación?

Cada uno tiene su puesto. Hay unos cinco puestos más o menos definidos, pero si después vas sobre un barco más grande entonces se subdividen. Pero normalmente hay una persona que lleva el timón, después está la que pone las velas de proa, otra que pone el spin, una que está en la proa y hace las maniobras de subir y bajar las velas.

Tu eres la patrona de la tripulación, ¿qué supone ese puesto?

Pues depende, a ver, a veces llevamos a alguien que parece que no hace nada, pero es el coordinador o el organizador. Él es quien lleva la voz cantante y según con quien navego digo “yo llevo el “palito” pero me lleváis vosotros”. Ellos te guían, avisan cuando sube el viento, cuando hay que tirar los cabos. Tú llevas el timón, pero en realidad las instrucciones las dan ellos. Pero eso, según con quien navego, también pasa que lleve yo la voz cantante. Es que depende un poco de las tribulaciones.

¿Qué sensaciones son las que están más presentes al estar encima de un barco en

medio del mar?

Yo navego en tres situaciones distintas; en competición, por trabajo y por placer. Cada una tiene lo suyo. Pero las tres me procuran la misma sensación al estar flotando encima del agua. Es algo muy agradable porque te desconectas de todo el mundo. Solo estás tú con tu barco, tu tripulación y el mar. Es una sensación muy buena al estar aislado del mundo, es dónde mejor se está. Después digo, “Uy volver a la civilización que pereza”.

¿Entonces sí que consigues tener tus momentos para dar una vuelta en barco?

Si claro, mis vacaciones pueden ser justamente ir a navegar.

¿Hay una experiencia o un viaje que te haya marcado más que los otros?

Uno de los más impactantes para mí fue entrar en la laguna de Venecia navegando a vela. Eso ha sido lo más impresionante que creo me ha pasado, estar navegando delante de la plaza San Marcos con un velero.

¿Se puede vivir de la vela?

De la competición muy poca gente vive. Yo soy patrona profesional, navego, pero me gano la vida haciendo transportes de barcos o de patrona para personas que alquilan barcos. Alguna vez puedo hacer una competición para gente que no sabe y te contrata para que lleves el velero. Pero las competiciones en sí no aportan dinero, esto es un deporte amateur. Hay que distinguir la vela de navegar. Mi trabajo principal es para el Gobierno balear ser patrona del barco de inspección pesquera. Llevo el barco, soy como el chofer de los inspectores de los barcos de pesca. Este trabajo me deja tiempo libre para por ejemplo, como la semana pasada me fui a navegar con un velero para unos señores que habían alquilado el barco y necesitaban una patrona que los llevase porque ellos no sabían. También realizo transportes. Es cuando un propietario quiere que le lleve al barco a cierto lugar. Entonces monto una tribulación de dos o tres personas y se lo llevamos.

Qué bonito poder vivir de tu pasión, ¿no?

La verdad es que sí. Soy muy afortunada porque este trabajo me da la oportunidad de viajar, de estar en el mar y de vivir de ello.

¿Cuál es tu próximo proyecto? ¿Alguna competición o viaje?

Tenemos planeado montar una tripulación mixta, es que hasta ahora he estado navegando en tripulación femenina. El deporte de la vela da esa opción de montar equipos mixtos, podemos navegar chicos y chicas y no hay ningún problema. Creo que es un deporte justamente en el que hay que aprovechar para conseguir igualdad y la paridad, porque en un barco de crucero pueden estar ambos trabajando y navegando juntos perfectamente sin ningún tipo de discriminación. Entonces este es el proyecto, montar una tripulación para el J80 con dos chicos y tres chicas y participar en septiembre 2023 en una competición en Bayona e ir a la final. Es que en vela una mujer y un hombre pueden realizar las mismas tareas. Según el barco, si este es más pequeño como el J80 o más grande lo único que se puede necesitar es fuerza y esta la puede aportar un hombre o una mujer. Da igual en que puesto pongas a un chico o una chica, les esfuerzos que supone navegar lo pueden hacer los dos. Entiendo que en ciertos deportes como el 100 metro vallas no pueden competir los hombres contra las mujeres, pero en la vela estamos perfectamente capacitados para enfrentarnos los unos contra los otros. Es un deporte super completo que abarca muchos aspectos, de la naturaleza, del esfuerzo, del trabajo en equipo, coordinación o pronosticar lo que pueda pasar.

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