Texto: Lucía Romano
Nuestro físico también habla de nuestro interior, y más si nos referimos al rostro. La cara se presenta como nuestra primera carta de presentación al mundo y puede llegar a contener mucha información sobre nosotros, nuestras emociones y nuestra situación.
El rostro está compuesto por varias partes fundamentales, pero, sin duda, la esencial es la mirada. Con ella no solo se mira, sino que también contamos parte de nuestra historia al exterior. Los ojos pueden llegar a transmitir los sentimientos, emociones, el estado de ánimo y estilo de vida de cada uno de nosotros. Sin embargo, los ojos, no están solos y siempre vienen acompañados de unos surcos que aparecen en la zona lagrimal, lo que comúnmente conocemos como “ojeras”.
Su palabra técnica es la “hipercromía idiopática del anillo orbitario”. Se trata una alteración de la piel que surge debajo de los ojos por el exceso de melanina y la dilatación de los capilares. La denominación es la misma, pero no todas las ojeras son iguales, existen varios tipos como: las transitorias, las hundidas, causadas por vejez, azules o hiperpigmentadas.
Aunque las clases sean diversas, nuestra primera impresión cuando una persona tiene ojeras siempre es la misma, y es pensar que esa persona tiene un mal día, y por eso, tiene “mala cara”. La preocupación por las ojeras se ha convertido en algo generalizado, sin embargo, siguen siendo una cuenta pendiente de los expertos en belleza porque aún no se ha encontrado ninguna solución totalmente efectiva para su eliminación.
El primer paso es aceptar que como humanos tenemos imperfecciones y el segundo es tratar de analizar las causas y los métodos para prevenir su aparición. Las ojeras marcadas suelen estar provocadas por tres causas principales: la genética, un mal estilo de vida o el cansancio puntual por falta de sueño.
Aquí ya tenemos la primera clave, el descanso. El sueño es un requisito esencial para mantener un buen estilo de vida y reducir nuestros signos de cansancio y desgaste, entre ellos, las ojeras. Para completar este bienestar también es conveniente ejercitar nuestro cuerpo de manera moderada y de acuerdo con un entrenamiento, sin olvidarnos del ejercicio de nuestro rostro con algunas técnicas como el yoga facial y de una buena alimentación como complemento.
Otro aspecto que se debe tener en cuenta es el cuidado de nuestra vista en sí. Vivimos en una era digital en la que todo tiene que ver con las imágenes y las pantallas. Aunque el esfuerzo es inconsciente, muchas veces tendemos a forzar nuestros ojos para poder mantener la atención en las pantallas, lo cual no solo provoca que nuestra vista empeore, sino que también nuestro rostro denote mayor cansancio.
Cuando ya hemos llevado a cabo las técnicas necesarias para tratar de prevenir la aparición de unas ojeras muy pronunciadas, también podemos acudir a los remedios propios para eliminarlas. Entre estas soluciones contamos con una clara diferenciación entre los medios naturales y los medios artificiales. Un remedio natural podría ser el uso y la aplicación moderada de un hielo sobre el surco del ojo durante un corto período de tiempo para evitar las quemaduras. Los remedios naturales siempre se pueden combinar con cosméticos o productos que pueden tener componentes naturales, pero han sido manipulados como, por ejemplo, las cremas antiojeras.
Como es difícil combatir su aparición, muchas personas optan por tratar de disimularlas con un proceso más corto y sencillo. El maquillaje es el compañero ideal de las imperfecciones en el rostro, existen cientos de correctores de ojeras que tratan de acabar con su tono morado y unificarlo con el del resto de la piel. El corrector más recomendado del mercado en la actualidad es el de “Maybelline New York, Corrector de Ojeras, Bolsas e Imperfecciones”.
Debido a los avances en la ciencia también existe una intervención que busca la corrección de estas ojeras. Se trata de la blefaroplastia, una técnica que trata de eliminar el exceso de grasa, de piel y de músculo para reposicionar los tejidos y los músculos. La cirugía estética cada vez está más normalizada, sin embargo, no debemos olvidar que estamos ante una técnica quirúrgica y que funciona principalmente cuando se trata de un problema de párpado o de bolsas bajo los ojos.
Al fin y al cabo, todos estos tratamientos buscan un mismo fin: devolver la vitalidad a nuestra mirada. Las ojeras forman parte de nuestras vidas, pero siempre es posible disminuirlas. A veces son un símbolo de tristeza y para aclararlas es necesario pulir nuestras vidas, sin embargo, otras, basta con cuidarnos un poco más. El objetivo está en conseguir que los surcos que están debajo de nuestros ojos no consigan apagar la luz de nuestras miradas.