Por José Agustín Solís
Un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2) ha logrado un avance significativo en la lucha contra la transmisión de enfermedades en entornos sanitarios mediante el desarrollo de un nuevo recubrimiento antimicrobiano inspirado en la naturaleza. Este recubrimiento, que se destaca por su biocompatibilidad y adaptabilidad a múltiples aplicaciones en el sector de la salud, ha sido diseñado para cubrir una amplia gama de productos y superficies, desde la indumentaria médica hasta los equipos quirúrgicos y prótesis, con el fin de combatir la propagación de infecciones.
La inspiración para este recubrimiento proviene de los filamentos utilizados por los mejillones para adherirse a superficies rocosas en condiciones marinas adversas, como altas salinidades y presencia constante de agua. El análisis de estos filamentos reveló que sus componentes clave son el catecol y derivados polifenólicos, lo que llevó al equipo a desarrollar un compuesto sintético que imita estas propiedades. Este biomaterial no solo se adhiere eficazmente a diversas superficies sino que también ofrece resistencia a condiciones ambientales desfavorables y posee una notable estabilidad a largo plazo, siendo además biodegradable en determinadas aplicaciones.
El proyecto, que se inició en 2008, ha sido una colaboración entre varios investigadores de la UAB y el ICN2, incluyendo a Víctor J. Yuste del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y del Instituto de Neurociencias, junto con Daniel Ruiz-Molina y Salvio Suárez-García del ICN2. José Bolaños-Cardet, estudiante de doctorado, ha sido el principal autor del estudio, que ha sido publicado en el Chemical Engineering Journal.
Según Salvio Suárez-García, el uso de compuestos naturales como los filamentos de mejillón en el diseño de este recubrimiento promueve la creación de materiales más biodegradables y biocompatibles, reduciendo la posibilidad de desarrollar resistencias antimicrobianas y disminuyendo los efectos citotóxicos en las células y el medio ambiente. Este enfoque no solo previene la propagación de patógenos, sino que también evita los problemas asociados con los bactericidas tradicionales, que pueden perder eficacia con el tiempo.
El recubrimiento ha demostrado ser eficaz contra un amplio espectro de microorganismos, incluyendo bacterias resistentes a los antibióticos y diversos hongos, manteniendo su actividad incluso en condiciones de alta humedad. La eficiencia del biocompuesto se atribuye a un proceso de destrucción por contacto directo seguido de una acción antibacteriana multifacética que resulta en la eliminación rápida y efectiva de los patógenos.
Además de su eficacia antimicrobiana, uno de los objetivos principales del desarrollo de este recubrimiento ha sido asegurar que su producción sea económicamente viable a nivel industrial. El proceso de fabricación, que implica la mezcla mecánica de dos compuestos en agua a temperatura ambiente, es relativamente sencillo y no requiere de pasos de síntesis o purificación complejos.
Este innovador recubrimiento representa un avance prometedor en el esfuerzo por mejorar la seguridad y la higiene en los entornos de atención médica, ofreciendo una solución efectiva y sostenible para prevenir infecciones nosocomiales y combatir la resistencia a los antibióticos. La colaboración entre diversas disciplinas científicas ha sido clave para el éxito de este proyecto, que no solo destaca por su potencial aplicación en el sector salud sino también por su inspiración en los mecanismos naturales de adhesión de los mejillones.
