Texto: Javier Cuenca / Fotos: J.B.
Javier Bódalo asegura sentirse afortunado por dedicarse a la interpretación, que le aporta un motivo para querer levantarse de la cama cada día. También dice que no podría decantarse por el cine, el teatro o la televisión, ámbitos en los que desarrolla habitualmente su trabajo. Este madrileño de 31 años, que hizo su debut como actor cuando solo era un crío, ha participado en series como “Los Serrano”, “Cuéntame cómo pasó” o “30 monedas”, y en películas como “Promoción fantasma” o “La noche del virgen”, y muy pronto se pondrá detrás de una cámara para inaugurar una carrera como realizador.
Si ustedes han visto la primera temporada de “30 monedas”, la serie realizada por el siempre sorprendente Álex de la Iglesia para HBO, el rostro del protagonista de esta entrevista les resultará muy familiar porque en dicha producción interpreta a uno de los personajes más peculiares de la trama: el inquietante y visionario Antonio, ayudante del padre Vergara. Pero Javier Bódalo (Madrid, 1990) lleva mucho tiempo en esto de la interpretación, concretamente desde que era un niño y debutó en el cine de la mano de Antonio Mercero.
Inicio la conversación con el actor expresándole una curiosidad que tengo desde que leí su apellido, Bódalo, que relaciono inmediatamente con un veterano actor español ya desaparecido, aunque posteriormente he averiguado que su verdadero nombre es Javier González Canales. “José Bódalo era primo de mi abuela” me dice, para aclararme a continuación que escogió ese apellido porque es el segundo de su madre y que ni siquiera sabía del parentesco con el actor. Satisfecha esta curiosidad, le pregunto qué significó para él debutar en el cine con ocho años y hacerlo a las órdenes de nada menos que Antonio Mercero, en “La hora de los valientes”. “Yo era muy pequeño y mucho recuerdo no tengo, pero sí que para mí era como un juego y que me cuidaban mucho, me tenían como el niño mimado. También tengo el recuerdo de que cumplí ocho años en el rodaje y me regalaron un futbolín enorme que no cabía en mi casa, tenía que jugar en la calle con él”, evoca.
Tres años más tarde participaría en otro filme emblemático, “El espinazo del diablo”, de Guillermo del Toro, adscrito al género fantástico. Me cuenta que en este rodaje lo pasó peor porque ya no era el niño mimado, sino uno más entre los muchos críos que aparecían en la película, si bien reconoce que aprendió “un montón”. “Además, Guillermo del Toro nos decía que si nos portábamos bien nos regalaba un Airgamboy”, comenta.
MasterClass
Pero donde Javier ha desarrollado la mayor parte de su carrera interpretativa ha sido en la televisión, interviniendo en series como “Los Serrano”, “A las once en casa”, “El comisario”, “Pelotas” o la longeva “Cuéntame cómo pasó”, donde encarnaba al Rana, el amigo de Carlos en Sagrillas.
De su paso por la pequeña pantalla destaca que cada personaje que ha interpretado ha sido una “MasterClass”, un “reto” y, en definitiva, “una oportunidad de poder aprender cada vez más y de poder absorber conocimientos de mis compañeros”. Y de todos los personajes a los que ha dado vida, quizá por ser el más reciente, ahora mismo se queda con el visionario Antonio, de “30 monedas”, pues asegura que también ha constituido “un reto” meterse en su piel y se siente “muy contento, muy orgulloso y con ganas de retomarlo” en la segunda temporada de la serie, actualmente en preproducción. Respecto al trabajo con Álex de la Iglesia, dice que “cuando ves a un director que lo tiene todo muy claro, que sabes dónde empieza y dónde acaba, se agradece. Se pierde menos tiempo y se gana más tiempo para poder redondear lo que es todo el conjunto”. Por lo demás, añade, el personaje de Antonio, pese a su complejidad, no le ha supuesto más trabajo que cualquier otro de los que ha interpretado: “Hay que meterse en la piel de ese personaje y llevarlo a cabo. No lo recuerdo con gran dificultad, sino con gran cariño, y me ha dado mucho aprendizaje”.
En cuanto a los personajes que ha encarnado para la gran pantalla, se decanta por Pinfloy, de “Promoción fantasma” (2012), a las órdenes de Javier Ruiz Caldera, y por Nico, de “La noche del virgen” (2016), de Roberto San Sebastián. Y lo que también tiene muy claro es que si le dieran a elegir entre televisión, cine o teatro se quedaría con los tres ámbitos, no podría inclinarse sólo por uno de ellos. “Cada uno me da cosas diferentes y los tres son mis favoritos”, subraya.
Ya puestos a las preguntas difíciles, le pido que me defina con una frase lo que significa para él ser actor. Me dice Javier que, efectivamente, es complicado, pero se afana en la tarea de buscar una respuesta: “¿Qué te podría decir? El hecho de ser actor me da ganas de levantarme todavía. Es ser un afortunado, tener cada día la oportunidad de meterte en la piel de alguien diferente. Y hay que ser muy responsable”. Prueba superada.
Entre sus próximos proyectos se encuentra el salto a la dirección cinematográfica con un cortometraje (formato en el que, por cierto, también se ha prodigado mucho como actor) sobre la heroína, cuya recaudación irá destinada a drogodependientes que no tienen dinero para costearse un tratamiento. “Es un proyecto muy bonito”, asegura, al tiempo que reconoce sentirse muy atraído por la experiencia de ponerse detrás de las cámaras. E inmediatamente recalca, para que no queden dudas: “Pero no dejaré de actuar en mi vida, lo llevaré en modo paralelo”. Tiene pendiente, además, el estreno de una película rodada en inglés, aunque de producción española, “The Nanny’s Night”, en la que interpreta un papel pequeño, el de un pizzero, y que ha sido también un reto debido al idioma. Además, intervendrá en las nuevas temporadas de la mencionada “30 monedas” y “Por H o por B”, serie que también distribuye HBO. Y hay otros proyectos, claro, pero de momento “no me dejan” hablar de ellos, dice. Y concluye: “Ya os contaré”. Pues eso.
