sábado, julio 12, 2025

Juanma Díez Diego: «Creo que el teatro debe ser un espacio de reflexión»

Por Sandra Cuenca.

Juanma Díez Diego estrena en el Teatro de la Abadía su segunda obra como dramaturgo «Salto o caída», una pieza teatral que aborda con sensibilidad y profundidad dos temas que necesitan visibilidad: La enfermedad mental y el suicido. Estará en cártel el 19, 20 y 21 de junio.

El actor, autor y dramaturgo Juanma Díez vuelve al teatro con una obra propia y muy personal, «Salto o caída«, con un texto que nos invita a reflexionar sobre lo invisible y lo que duele, una obra rota sobre el suicidio, la locura y el recuerdo de los que decidieron saltar.

Hace dos años que Diario Más Noticias entrevistó a Juanma Díez, en aquella ocasión, lo hicimos para hablar con él sobre su primera obra teatral como autor «Señor B. Algunos desastres de una guerra«, en la que se trataba el tema de la Guerra Civil Española. Hoy, nos sentamos con él para hablar de «Salto o caída» su segunda obra como dramaturgo, tan personal como lo fue la primera, porque Juanma reconoce que él no busca las obras que escribe, las obras son las que le eligen a él.

¿Cómo surge la idea de escribir y llevar a escena la obra «Salto o caída»?

Surge porque hay una herida, mi madre tenía una enfermedad mental diagnosticada al poco tiempo de que yo naciera, ahí se abre una fuerte herida que pide visión y pide escucha. Como mi medio es el teatro y me acerco a la edad que ella tenía cuando saltó, aparece una necesidad de expresión y de explorar esa herida, de entrarle. El teatro es el medio que utilizo para mirar ahí dentro, por lo que se convierte en una obra de teatro. La realidad se pone al servicio de la ficción, la ficción se pone al servicio de la realidad y, aparece una obra que trata un tema muy doloroso y muy duro, pero, a la vez, optimista, porque de algún modo trata de atraer el amor a la herida y la luz al dolor.

El tema de la salud mental y el suicidio, son temas de los que la gente no quiere hablar, ¿Ha sido complicado llevar a escena estos temas? ¿Cómo lo has hecho?

A ver, por un lado creo que el hecho de tener una experiencia personal y, de algún modo, entendiendo que las obras de teatro no se eligen y que esta me eligió a mi y me convocó hace tiempo, he contado con mi vivencia personal. Por otro lado, el nivel de buscar información, de indagar sobre el tema y de ser muy consciente de que estoy tratando un tema complejo que no se puede simplificar, hay que entrarle con complejidad. Ese ha sido un poco el camino que hemos seguido. Después, aparece el teatro, aparece la ficción y tengo la suerte de estar muy bien rodeado por una grandísimo equipo. Tenemos una productora que se llama «Luces y Sueños» con la cual realizamos nuestros proyectos, que nos permite trabajar con el tiempo suficiente para poder mimar y cuidar proyectos tan sensibles como este, junto a Mabel del Pozo, Lolo Diego, Gimena Arensburg y el equipo de Yolanda Saiz y Sofía Balda. Además, con esta obra hemos tenido las sabias orientaciones de Eusebio Calonge, que es un grandísimo referente teatral, él nos ha ayudado mucho y a mi me ha dado mucha confianza.

Los temas que tratas en tu obra son duros, pero importante y necesario hablar de ellos, ¿crees que a través de la cultura, del teatro en este caso, es una manera directa de hacer reflexionar al espectador sobre la salud mental y el suicidio?

Sin duda. Creo que el teatro debe ser un espacio de reflexión, de cuestionamiento y de abrirnos a preguntas sobre aquello de lo que tenemos certezas, o sobre aquello que está silenciado, oscurecido y colocado en la sombra. Entonces sí, creo que el teatro, o el teatro como lo entendemos, con luces y sueños, mira hacia ese lugar, hacia un teatro valiente y hacia un teatro donde el espectador no esté cómodo en la butaca, sino que le plantee, que le inquiete y que salga diferente a como entró.

Eso quería preguntarte, ¿Con qué sensación esperas que salga el público del teatro después de ver tu obra?

En ese sentido no espero nada, lo que sí me gustaría es que la obra toque y que como te he dicho antes, que los espectadores no salgan igual que como entraron, que se hagan preguntas. Yo creo que la obra llega, que toca un tema esencial ya que habla de muerte, del suicidio. Habla de la madre del protagonista, pero que al hablar de ese suicidio creo que hablamos de todos los que se producen, lo estamos universalizando. En la obra se dice que todos tenemos a alguien o sabemos de alguien que ha decidido saltar del mundo, creo que al tratarse de un tema así, a todos nos interpela. Me gustaría que todos saliesen interpelados y tocados, que genere una reflexión y, a la vez, esa mirada optimista y esperanzadora que plantean los personajes de esta obra. Ellos transitan una herida muy difícil, que el hecho de transitar esa herida ya es positivo, aunque sea duro, porque es lo que te permite sanarla o lo que te permite darle amor.

¿Y tu herida Juanma? ¿Ha sanado aunque solo sea un poco?

Sí, la verdad es que hay una parte que lo ha hecho. Pero no creo que esa sea la única labor del teatro, aunque a veces es una consecuencia positiva que tiene. Esta herida se ha convertido en el motor de la obra, pero insisto, luego aparece el teatro y aparece la ficción, aparece lo que se requiere para ser contada. Pero sí, hay una parte que ha sanado, igual que al protagonista de la historia, y a mi, algo de esa sanación y luz también me han repercutido.

¿Podrías explicarnos en pocas palabras qué nos vamos a encontrar en esta obra?

Creo que te lo definiría como que es una obra rota sobre el suicidio, la locura y el recuerdo de los que han tomado la decisión de saltar. Y también añadiría, que es una obra donde se transita una herida, buscando transformarla en luz y amor.

Esta es tu segunda obra escrita e interpretada, la primera fue «Señor B. Algunos desastres de una guerra» que habla de las heridas de la Guerra Civil Española y, ahora, en «Salto o caída» también se habla de heridas. ¿Por qué escribir sobre temas tan personales? ¿Por qué no una comedia?

Porque yo combino mi profesión. Tengo Jamming, que es una compañía de teatro donde trabajamos la improvisación teatral y, de algún modo, está más ligado a la comedia. Creo que mi formación como dramaturgo, desde hace unos años, me ha llevado a que me elijan esas obras, no es algo decidido, no es como que me pongo a escribir obras que traten heridas y temas trágicos, simplemente se ha dado así. Cuando escribí «Señor B.» pasó así, apareció esa necesidad de escribirla o de descubrirla y ahora, ha ocurrido lo mismo con «Salto o caída«.

Vuelves a estar en el escenario con Mabel del Pozo y Lolo Diego, ¿Por qué los mismos actores que en Señor B.?

Repito con Mabel y Lolo porque me encanta trabajar con ellos y porque hemos creado una unión o fusión que es como estar en casa. Hacemos un tipo de trabajo colectivo, que es verdad que yo escribo el texto, pero que al transformarlo en el escenario todos aportamos y es cuando se crea una sinergia que hace que ese texto crezca mucho, existiendo mucha conciencia de ir todos a favor, hacia la obra y hacia esa creación. Con Lolo comparto prácticamente vida y pasión, somos primos hermanos y desde hace más de 20 años, caminamos juntos en este camino del teatro y de la vida. Con Mabel igual, nos conocemos desde hace muchísimo tiempo, es una actriz a la que admiro y, con este personaje, especialmente, no me imagino a otra que no sea ella creando un personaje tan complejo y vulnerable. Tengo la suerte de poder estar con ellos o tenemos todos la suerte de poder estar juntos, nos gusta trabajar como lo hacemos.

Háblame un poco de los personajes que interpretan Mabel y Lolo, así como del que interpretas tú…

Podríamos decir que Mabel es la protagonista, es la mujer que sufre una enfermedad mental y que decide el suicidio, tiene un personaje muy complejo. Lolo interpreta dos personajes, aunque en realidad serían tres, pero centrémonos en esos dos. Uno es el conserje del edificio , donde esa mujer intento abrir esa puerta y esa puerta se abrió hacía el lugar donde se suicida. Él sería el conserje testigo y, a la vez, es el amor de esta mujer, la pareja y el padre de su hijo, que es el personaje que hago yo. Ese hijo se acerca a la edad que tenía la mujer cuando saltó, 43 años, y decide abrir la puerta de ese edificio y preguntar si ahí murió o se suicidó alguien. Mi personaje entra de lleno en su herida y busca respuestas que no va a encontrar, solo conseguirá que surjan más preguntas y, de algún modo, de una manera optimista, va hacia esa luz y ese amor del que hablábamos antes.

Con estas dos obras tan personales que has escrito, ¿Qué te ha enseñado tu profesión?

Muchas cosas. Una de ellas es que si hay algo que me dice «por aquí no» o «no te metas en este lío», es una señal para hacerlo. Esto es lo que me ha ocurrido con Señor B. y con Salto o caída. También me ha enseñado que los temas complejos deben ser tratados con la complejidad que le corresponde, no hay que simplificarlos, no podemos convertirlos en panfletos. El teatro me gusta mucho y me hace feliz compartirlo con mis compañeros, y he aprendido a crearlo de la manera que lo hago, lleno de luces y sueños. Esa manera nos permite crear sin ser fagocitados por la voracidad de la industria que te exige unos tiempos o resultados, podemos permitirnos crear a fuego lento y disfrutar mucho del proceso, eso es algo que también me ha enseñado esta profesión.

Ahora que me dices lo mucho que te gusta el teatro, aunque también has hecho cine y televisión ¿Qué tiene el teatro que no tenga el resto?

Tiene esa adrenalina del momento, el estar delante del público, que sea en directo y que tú seas tu propio creador. Lo vivo sobre todo en Jamming, donde directamente yo mismo creo los diálogos, los escribo en el escenario mientras está sucediendo todo, también en las otras obras. La obra empieza y no hay cortes, esa adrenalina y la sensación de presente absoluto a lo que te obliga el teatro, te engancha muchísimo.

Compartes escenario con Carlos Chamarro y Valentín Paredes en la obra «Magia» donde estaréis hasta el 29 de junio en el teatro Pavón, ¿Qué nos puedes contar de la obra y de tu personaje?

«Magia» es una obra que escribió G. K. Chesterton a principios de siglo. Yo hago del personaje del mago, que irrumpe en escena para hacer tambalear las convicciones del resto de personajes. Hay un personaje que representa la religión, el que hace Valentín Paredes representa de algún modo la política, otro representa la ciencia y la medicina, y otro la inocencia. Mi personaje lo que va a demostrar es que de lo único que no se puede dudar es de la propia duda.

¿Qué nuevos proyectos nos puedes contar?

Pues te puedo contar que con Jamming volvemos la temporada que viene al Teatro Maravillas. Con «Magia» estaremos también en Zaragoza y Cáceres.

Casi seguro que se va a reestrenar la temporada del Pavón con «La Comedia sin título«, de Federico García Lorca, que es una versión de Emilio Ruiz Barrachina, donde también está Valentín Paredes. En esta obra yo soy Lorca y estaremos la primera semana de septiembre.

¿Y con «Salto o caída»?

Con «Salto o caída» estamos a la expectativa. La consecuencia de esta forma de trabajar es que no es tan fácil que nos programen. Tenemos la suerte de poder estrenarla en el templo de La Abadía y vamos a ver que nos depara este estreno, y a ver que suscita la obra para ver si puede tener continuidad.

¿Alguna otra obra en mente, Juanma?

Siempre, tengo un montón. No sé cuándo, ni cómo, ni por qué, pero aparecen por ahí. Tienen que elegirme todavía más para ponerme a ello.

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