miércoles, abril 24, 2024

LA EDUCACIÓN EN DOS MUNDOS PARALELOS

Texto: Alejandro Alonso Morales

La educación impartida antes de pandemia ya todos nos la sabíamos. Horarios muy extensos, de media unos 25 alumnos por clase. Un sistema educativo que premia el memorizar antes que aprender. Tareas antes, mediante y después de cada clase. Un modelo que necesita ser cambiado. Por azar del destino ocurrió el terrible suceso que igual nos suena de algo a todos…

Palacio de La Moncloa, 13 de marzo de 2020, Pedro Sánchez anuncia que decreta el estado de alarma en todo el territorio nacional junto con el confinamiento domiciliario por la COVID-19. A partir de aquí hubo un sinfín de dudas, desconcierto y descontrol por lo que se venía.

Nunca había ocurrido algo así, era insólito lo que estaba aconteciendo. En el ámbito social, de rutina, laboral e incluso en el educativo de los más pequeños de la casa. En el ámbito educativo se juntan las disciplinas anteriormente comentadas. El panorama que se les presentaba al equipo docente de miles de centros en todo el país era el mismo. No había un plan organizado ni estructurado para estas situaciones de emergencias que son más propias de una novela de ciencia ficción que de la vida real.

La situación costó afrontarla y darle una solución eficaz, pero gracias a las tecnologías y a la Red, se salvó algo tan esencial como es la educación. Mientras sanitarios del mundo entero luchaban en hospitales por intentar afrontar el tsunami que nos cayó sin haberlo esperado, las clases con una modalidad online continuaban su curso, de una manera atropellada y con bastantes imprevistos, pero continuaba que es lo importante.

Las primeras semanas parecía que las directrices cambiaban cada hora. Muchos profesores nos confesaban que no sabían que sistema de evaluación aplicar, como impartir las clases, bajo qué criterios aplicarían los conocimientos aplicados, como se desarrollaría el periodo de exámenes…

Lo bueno es que prácticamente acababa de iniciarse el cuatrimestre y quedaba mucho curso por delante. Además, se decía que el covid sería algo “insignificante” que duraría un par de semanas o un mes, por lo que podría todo volver a su cauce antes de lo previsto. Los datos de fallecidos y de contagios no decían lo mismo y todo seguía al alza. Mientras pasaban los días y ya llevábamos un par de semanas encerrados en casa, la situación de las clases se iba controlando de la mejor manera posible, también porque se veía que esto podía ir para largo. Las primeras actividades en grupo o de carácter individual no salían de la normalidad, estábamos acostumbrados a realizarlas de manera virtual, hacer un trabajo de forma presencial se quedó en la época de nuestros padres, al igual que buscar en enciclopedias interminables. Ahora todo está a golpe de clic, un par de búsquedas y ya.

El gran problema vino para volver a programar todos los exámenes parciales ya dados hasta la fecha y trabajos con nota. Miles de personas en el país esos meses, yo incluido, tratábamos a nuestro ordenador con la peor de las formas, y es que no éramos conscientes de que la tecnología a veces falla. En esas circunstancias te dabas cuenta de las grandes facilidades que nos aportan las tecnologías, pero muchas otras cuan vulnerables nos hace. Más vulnerables si cabe, si el fallo viene justo en el momento más inoportuno en el que estás dando una conferencia, te estás jugando la nota de un examen o estas teletrabajando.

Para dar un poco de respiro a aquellos que lean esto muchos años después, aquellos que no vivieron estos meses de angustia, cabe decir que no todo fueron pesares. Nos dimos cuenta que a pesar de esta situación de emergencia sanitaria, había soluciones tangibles al problema. Para la docencia y muchas empresas del país, fue un descubrimiento porque la tecnología nos hizo la vida más fácil, suplió esas necesidades que en ese momento necesitábamos. Por ejemplo, hizo que Juan, CEO de una empresa, pudiese estar en su trabajo y en casa al mismo tiempo; hizo que María, directora de recursos humanos de otra empresa, pudiese organizar sus horas de trabajo y cuidar a su padre enfermo por COVID; hizo que José, sanitario de un hospital, nos agradeciese a todos el quedarnos en casa para que esta situación mejorase.

La situación del COVID ha mejorado bastante a niveles del año pasado en estas fechas. Desde la pandemia, la educación se ha llevado a cabo de manera completa de forma online. Hace un año se puso de moda el concepto de “semipresencialidad”, en el que se alternaba días online y días de presencialidad, creando espacios y burbujas donde se redujese la posibilidad de aumentar contagios, una forma de volver a cierta normalidad. Actualmente, se han eliminado las restricciones en las aulas y ha vuelto la educación presencial con sus modelos educativos tradicionales, eso sí, apostando algunas veces por las herramientas online que tanto nos facilitan en determinadas ocasiones.

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