jueves, abril 18, 2024

Las dietas no funcionan

Texto: Sumati

Alrededor del 96% de las personas que hacen dieta recuperan el peso perdido en los meses siguientes, incluso superan el peso que tenían antes de empezar la dieta

¿A qué se debe este fracaso?

Las dietas se basan en unos alimentos prohibidos y otros obligatorios. Esta situación, genera apego y aversión, respectivamente, a este tipo de alimentos. Queremos, deseamos y ansiamos lo que no podemos ingerir, y lo “saludable” cada vez nos parece más aburrido e insulso.

El restringir alimentos es una causa directa para acabar en un atracón, mantenemos el control hasta que no podemos más, la ansiedad nos supera y el temido descontrol se genera comiendo compulsivamente, sin pensar, gran cantidad de comida.

Además, las dietas son cortoplacistas, se hacen durante un tiempo limitado, porque es muy difícil mantener en el tiempo esa contención.

Un médico, nutricionista o moda nos dice lo que tenemos que comer, cómo y cuándo. Esto nos separa de las necesidades de nuestro cuerpo, perdemos la sensación de hambre (física) y de saciedad, confiamos en lo que nos dicen y nuestras sensaciones pierden peso, afectando a nuestra autoestima y capacidad para creer en nosotras mismas.

Por no hablar de la frustración, culpabilidad, sensación de fracaso o enfado con nosotras mismas que, “el saltarnos la dieta”, nos supone.

¿Eres tú realmente quién fracasa?

¡No! Fracasa la dieta y el enfoque. Porque las dietas no funcionan.

Llevo muchos años acompañando procesos de cambio en relación a la comida, todos sabemos, más o menos, qué es comer saludable, pero ¿qué hace que nos autosaboteemos a través de lo que comemos? ¿Es la solución buscar una dieta?

Desde mi punto de vista, la causa no tiene nada que ver con lo que ingerimos sino con lo que estamos gestionando a través de la comida. La solución no está en hacer un menú y esforzarnos por cumplirlo a rajatabla sino en analizar en profundidad qué nos genera ansiedad, qué nos estamos comiendo emocionalmente, qué no decimos y cómo nos lo tragamos.

El primer paso, desde mi forma de enfocar el tema, es darnos permiso incondicional para comer. Focalizar la atención en la salud por encima de la pérdida de peso, tirar la báscula, promover hábitos saludables a largo plazo y reconocer la exigencia, el perfeccionismo que tenemos, además de diferenciar el hambre física de la emocional y dedicar tiempo a gestionar lo que no es físico.

El hambre emocional es comer cuando no hay hambre física, ese hambre que empieza poco a poco en el estómago. Es un hambre que nos hace comer, si cabe, más rápido de lo que normalmente comemos y normalmente lo hacemos a escondidas, sin saborear, desde el piloto automático. Algo se apodera de nosotras, aparece la sensación de olla a presión y perdemos el “control” para compensar tanta contención.

El hambre emocional nos abre puertas a investigar y descubrir una voz interna que tiene mucho que decirnos. Lo habitual es rechazarla y negarnos a ella hasta que un día decidimos que no podemos más y que necesitamos ayuda. Es una oportunidad para conocernos y descubrir cómo nuestra relación con la comida habla más de nuestra relación con nosotros mismos y con nuestra vida que de la comida.

La relación con la comida es la punta del iceberg, quedarnos en la dieta es el lugar conocido, la zona de confort. Para nada cómodo, como seguramente sabes, pero conocida. Se sufre mucho pensando todo el día en comida y luchando con nuestra fuerza de voluntad: ¿me lo como o no me lo como?

Adentrarnos en nuestras emociones, nuestras dificultades y nuestra vulnerabilidad no es el camino fácil, pero te aseguro que es el camino para sanar la consecuencia, que es esa relación con la comida.

Desde mi experiencia profesional, te invito a que investigues otras formas diferentes para afrontar la situación, lejos de la dieta. El comer de forma intuitiva, de lo que hablaré en el próximo artículo, es una de ellas. El camino de la compasión y la ternura hacia nosotras mismas es el camino, dejar de luchar contra la fuerza de voluntad y comprender en profundidad lo que necesitamos. Para esto se necesita tiempo y paciencia, algo de lo que, en esta sociedad en la que vivimos, carecemos.

Aprovecho para compartir contigo el Retiro Re-Conexión que vamos a realizar en esta línea del 29 al 31 de julio en Navalafuente, sierra norte de Madrid. Unos días para estar con uno mismo en la práctica de yoga, alimentación consciente, naturaleza, constelaciones familiares y cuidado.

Sumati es coach nutricional especializada en acompañamiento de la gestión de la relación con la comida con enfoque de alimentación intuitiva. También es profesora de yoga y meditación.

Sumati es autora del libro “Tu relación con la comida habla de ti”, de la editorial Sirio.

@sumati_aum

sumati@sumati.es

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