sábado, mayo 4, 2024

LOS DELICIOSOS MIGUELITOS DE LA RODA

Texto: Lucía Romano

Los Miguelitos nos gustan a todos, y no hablo del nombre, me refiero al postre. Aunque parezca una marca inconfundible y definida por los siglos de los siglos, la realidad es que no lo fue hasta el año 2000 cuando la Asociación de Productores de Miguelitos de la Roda pidió la patente y quince años después, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo le concedió el registro de marca.

Nuestra primera impresión puede ser que “los miguelitos” fueron creados por un tal Miguel, pero la realidad es que su creador fue Manuel Blanco López en torno a los años 60. La denominación de este postre viene por su amigo, Miguel Ramírez, la persona que quedó prendada de estos pastelitos. Fue entonces cuando Manuel decidió bautizarlos como “miguelitos” en su honor.

Gracias al tal Manuel Blanco, el municipio de la Roda, Albacete, ha ganado gran popularidad por el propio nombre de este dulce, “Los Miguelitos de la Roda”. El producto que se ha convertido en un imprescindible en cualquier pastelería de Albacete, y más si hablamos en época de ferias cuando sus ventas llegan al máximo esplendor.

Pero, ¿qué son los Miguelitos de la Roda? Realmente es un dulce muy sencillo cuyo elemento principal es el hojaldre. Aunque siempre se ha dicho que su receta es secreta, lo cierto es que la mayoría de las pastelerías coinciden en que el verdadero secreto está en la materia prima.

Si queremos este postre, siempre podemos acudir a una pastelería tradicional, pero también podemos optar por hacerlo en casa. Para ello necesitamos estos ingredientes básicos:

  •  1 lámina de hojaldre cuadrada (un total de 16 miguelitos)
  •  1 taza de azúcar glas para decorar
  •  1 cucharada sopera de miel
  •  250 mililitros de leche
  •  20 gramos de harina de maíz o maicena
  •  1 rama de canela
  •  2 trozos de piel de naranja y de limón
  •  50 gramos de azúcar (¼ taza)
  •  1 huevo
  •  ½ cucharada sopera de agua

El primer paso es la preparación de la crema pastelera. Para conseguir una crema espesa y sin grumos hay que batir unos 50 ml de leche junto con la harina o maicena y azúcar para después añadirle un huevo. Mientras tanto, dejamos el resto de leche calentar con el limón, la naranja y la canela para que la leche se vaya empapando de su olor y sabor. El momento en el que veamos que la mezcla empieza a hervir, será cuando procedamos a servir la leche con el huevo batido en la misma cazuela.

Removemos estos ingredientes a fuego medio y retiramos las cáscaras y la ramita de canela para conseguir que la crema se vaya espesando sin contener restos de los alimentos. Cuando la cazuela hierva de nuevo, apagaremos el fuego para que, sin parar de remover la mezcla, consigamos una crema sin grumos.

Con esto, ya tendríamos una crema pastelera ideal que es recomendable verter sobre un bol para así dejarla enfriar y poder meterla en la nevera. Solo con la crema, no tendríamos miguelitos, por lo que necesitamos el otro ingrediente esencial para completar la receta: el hojaldre.

Este hojaldre puede venir ya fabricado o también lo podemos elaborar nosotros mismos. Su elaboración es sencilla, solo necesita: harina, sal, agua y mantequilla. La clave está en laminar la mantequilla entre las capas de masa de harina y agua. Una vez consigamos que la masa quede compacta, la meteremos en la nevera donde se quedará fijada para después pasar al horno.

Hornear correctamente el hojaldre y conseguir una buena textura es otro de los pasos necesarios para la elaboración de los miguelitos que no hay que pasar por alto. En un tiempo aproximado de 15 minutos con una temperatura de 200 grados veremos cómo nuestro hojaldre va tomando la forma propia de los pasteles.

Y, por último, pero no menos importante, nos queda el montaje de los miguelitos. Aunque la materia prima sea el secreto del éxito, también es necesaria una buena apariencia del producto. Para elaborarlo es necesario retirar el hojaldre del horno y cuando esté frío, abrirlo por la mitad para ir rellenándolo con la crema pastelera. Mientras tanto, juntamos en un vasito agua y miel para crear una especie de sirope que vamos a verter sobre los miguelitos junto con azúcar glas. Después de esto, bastará con meterlos en la nevera hasta que enfríen para así poder servirlos acompañados de una buena sidra u orujo.

No solo existe el miguelito de crema tradicional, sino que existen diversos tipos y cada día la innovación es mayor. El hojaldre es el mismo, lo que cambia es el relleno que puede ser de chocolate, chocolate blanco, dulce de leche, los llamados “centenarios”, cuyo hojaldre va frito en vez de horneado, o los minimiguelitos. A pesar de la enorme variedad, en la actualidad, es el miguelito tradicional el que se sigue coronando.

Se dice que el verdadero miguelito no era exactamente igual que el de ahora. El postre bautizado por Manuel Blanco en honor a su amigo llevaba un baño de azúcar glaseado que cubría todo el pastel, mientras que en la actualidad solo cuenta con un poco de azúcar glass espolvoreado. Aunque haya una mínima diferencia, la esencia siempre ha sido la misma y es que la sencillez de este postre castellanomanchego sigue conquistando cada uno de nuestros corazones y, sobre todo, nuestros estómagos.

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