Texto: S.C.
María del Carmen Montes es la alcaldesa de Almadén, una localidad de la provincia de Ciudad Real. Lo primero que hizo al convertirse en alcaldesa fue renunciar a su sueldo.
María del Carmen nació en Almadén, en una familia humilde. Su padre era minero y su madre ama de casa, es la mayor de cuatro hermanos. Realizó todos sus estudios en Almadén, incluso los universitarios en su Escuela de Ingeniería de Minas, en la especialidad de Metalurgia, en esos tiempos, era todo un reto para las mujeres. Al finalizar su carrera, se casó con Andrés, con él que tiene dos hijos y un nieto. Profesionalmente ha sido funcionaria del Ministerio de Educación, impartiendo clase durante más de 30 años, y se jubiló en diciembre de 2020. Siempre compaginó su profesión con la política. Como política se afilió al Partido Socialista Obrero Español en 1987, y en 1991 formó parte de la candidatura a las elecciones municipales, ocupando la posición número trece. Debido a varias circunstancias y múltiples renuncias que se fueron produciendo, en 1993 entró a formar parte de la corporación municipal. En la legislatura de 1995, hasta 1999, continuó como concejala de Educación, Cultura e Igualdad. Después siguió siendo concejala y diputada provincial. Por motivos personales las dos siguientes legislaturas no participó en las elecciones municipales, pero en 2015 decide volver a formar parte de la candidatura, desempeñando sus funciones en Cultura y Educación. Es en el 2019 cuando se presenta a la alcaldía por el PSOE, consiguiendo la mayoría absoluta.
Nos dice que le gusta escuchar a las personas, trabajar en el Ayuntamiento y conducir, que cuando quiere desconectar sale al campo, y cuando puede viaja. En los ratos libres que tiene, se relaja escuchando música.
¿Por qué decide presentarse a la alcaldía?
Me preocupaba mi pueblo y pensé que podía aportar experiencia, nuevas ideas, ilusión y trabajo. Cuento con el apoyo de mi partido y de mi equipo, pero sobre todo de la mayoría del pueblo.
Gana las elecciones por mayoría absoluta, después de dieciocho años como concejala, ¿Qué se le pasó por la cabeza en aquel momento?
Cuando conseguí la alcaldía recuerdo que sentí mucha emoción, pero al mismo tiempo supe que iba a ser una gran responsabilidad. Tenía por delante un gran trabajo, abrir un futuro de esperanza y prosperidad para Almadén.
Lo primero que hace al ser nombrada alcaldesa es renunciar al sueldo. ¿Cómo reaccionaron en el ayuntamiento y en el pueblo?
Las reacciones generales fueron de sorpresa. En ningún momento de la campaña electoral se comentó que si salía elegida alcaldesa renunciaría al sueldo.
¿Cómo es Almadén?
Almadén es un pueblo de raíces mineras, su patrimonio artístico tiene muchos años de historia. La gente es muy amable y abierta, debido a la gran diversidad de personas que han venido a trabajar a nuestras minas y a estudiar a la Escuela de Minas. Debo decir que esta escuela es la cuarta más antigua del mundo. Los vecinos son participativos, sobre todo en temas sociales y culturales.
¿Cómo se definiría como alcaldesa?
Bueno, creo que esta pregunta la deberían responder los vecinos, pero yo puedo decir que intento trabajar todos los días, con muchas ganas, para solventar los problemas que surgen. Quiero hacer de este pueblo un lugar saludable, abierto, acogedor y que ofrezca buenos servicios.
¿Qué le gustaría mejorar de Almadén?
Pues principalmente los servicios y las infraestructuras, mantener el patrimonio histórico, industrial y cultural. Cuidar el entorno natural que tenemos y poder crear puestos de trabajo, evitando que la gente tenga que marcharse del pueblo.
¿Qué es lo mejor que tiene Almadén?
La escuela de Ingeniería Minera e industrial y su patrimonio histórico.
¿Algo que le falte?
Inversiones y ayudas para aprovechar el potencial económico que ofrece la comarca, así se crearían puestos de trabajo.
