viernes, abril 26, 2024

María del Castillo: «El rugby femenino está en una situación fabulosa ahora mismo»

Texto: Sandra de Arriba Fidalgo Fotos: M. C.

María del Castillo, más conocida dentro del mundo del rugby como “Macabe” es una granadina que reconoce estar muy contenta con su paso por este deporte. Todo el esfuerzo que ha hecho por llegar donde está, ha ido de la mano de todo el tiempo que ha invertido para ello, y como ella nos ha hecho saber, considera que ha tenido mucha suerte en ese sentido. Hoy tenemos la oportunidad de profundizar un poco más junto a ella en esta actividad física tan específica e interesante.

¿Cómo valoras tu recorrido hasta día de hoy?

Si tengo que valorar mi recorrido hasta día de hoy, debo de tener en cuenta una serie de detalles sobre el compromiso y la disposición para ir escalando poco a poco. Yo empecé jugando en primera regional y a medida que dedicaba más tiempo a entrenar el campo, fui consiguiendo ascenso. Acabé subiendo a primera nacional, y cuando empecé a dedicarme no solo a entrenamientos en el campo sino también a la combinación con el gimnasio, ya llegué a jugar a un nivel internacional en la selección española.

¿En alguna ocasión has sentido ganas de abandonar? ¿Qué es lo que te ha hecho continuar?

En alguna ocasión sí he sentido las ganas de abandonar. La última, recientemente, en una concentración para jugar el europeo, iba muy preparada y estaba muy en forma para dar lo mejor de mí en la competición y tuve la mala suerte de hacer un mal movimiento que me provocó una hernia lumbar y me limitó durante mucho tiempo hasta la posibilidad de andar. En ese momento de tanto dolor y frustración, mi único pensamiento era el de volverme a casa y no continuar. Pero al final, como en todo te repones, y como dice la gente, el deporte es muy injusto, pero tenemos la suerte de que siempre vuelve todo el esfuerzo y de cara al futuro obtienes recompensa.

¿Cómo te iniciaste en este deporte?

Empecé a jugar al rugby porque en mi instituto, si practicabas este deporte, a final de cada trimestre te daban una puntuación extra de 0,25 en la asignatura de Educación Física, y desde luego todo lo que sea sumar siempre viene bien. Tuve la suerte de que cuando yo lo hice, en vez de ir a ver el partido fuimos a ver el entrenamiento de las chicas. En esos momentos yo acababa de dejar el baloncesto después de haber jugado durante diez años, estaba acostumbrada a los deportes de equipo y ahí encontré, no todo lo que estaba buscando, porque en ningún momento busqué nada en concreto, pero si el deporte definitivo desde luego.

¿Además del rugby, a qué te dedicas hoy en día? ¿Cómo distribuyes tu tiempo?

Me gustaría mucho poder dedicarme solo al rugby porque para mantenerme en el nivel en el que quiero jugar hay que entrenar mucho, mañana y tarde. Para mí lo ideal sería poder dedicarme a entrenar y tener el tiempo suficiente para descansar y así dar el máximo rendimiento. Pero la realidad es que para poder mantenerme y salir adelante realizo varios trabajos; soy monitora en un colegio, soy entrenadora de niños y monitora de tiempo libre de niños con discapacidades. La realidad es que yo tengo la carrera de Comunicación Audiovisual, pero ejercer de ello me resulta muy difícil, porque el trabajo que se me ofrece no es compatible con la vida de deportista que llevo.

En ocasiones se tiende a pensar, que el rugby es “cosa de hombres”. ¿Qué les explicarías a las personas que piensan de esta manera?

Creo que cualquier persona que deje las actitudes de alguien en el género, es un poco del siglo pasado. El deporte, como prácticamente todo en la vida, es para todos; solo tienes que querer hacerlo, por lo que a mí esa distinción de géneros, sin duda me parece algo bastante absurdo y antiguo. Las mujeres tienen que estar haciendo lo que quieren. También diría con respecto al rugby, que más que un deporte de hombres es un deporte inclusivo y es que justamente, todo tipo de persona; independientemente del género, de la raza, del peso, del tamaño… tiene cabida dentro de este deporte. En esta actividad hay quince personas dentro de un campo, en el que cada una de las ellas desempeña un trabajo completamente diferente, lo que provoca que los físicos y las capacidades de cada jugadora cambien de una a otra.

¿Cómo consideras que está la situación del rugby femenino en España?

El rugby femenino está en una situación fabulosa ahora mismo, y hay muchos datos que lo reflejan. El incremento de fichas de jugadoras cada vez es mayor. En cuanto a mi liga (primera nacional), todos los equipos tienen cada vez más medios y más recursos para traer jugadoras internacionales y elevar así el nivel de la liga. Recientemente, en torneos internacionales, tuvimos la ocasión de hablar con el nuevo presidente de la federación española de rugby, y nos comentó que él quería poner por fin el rugby femenino al mismo nivel que el rugby masculino. Y por lo que tengo entendido, eso es algo en lo que ya se está seriamente trabajando. También a nivel internacional hay un montón de equipos que por fin están profesionalizándose, lo que provoca que las jugadoras no tengan que sostener “quince trabajos” mientras se dedican al deporte de alto nivel, que es algo bastante incompatible. Cada vez hay más contratos y cada vez se invierte más, porque el nivel es cada vez mejor.

¿Cómo motivarías a más mujeres para que realizaran este deporte?

Motivar a más mujeres considero que sería bastante sencillo; simplemente hay que darles la oportunidad de probarlo. En el caso de que no pueda ser así, si tienen la ocasión de llegar a leer esto, me gustaría dar a entender que realmente lo que se genera es una familia enorme. En este deporte no solo inviertes tu tiempo en entrenar, cuando llega la hora del partido, lo que haces al final es “partirte la cara” por tus compañeras, lo que hace que se genere un vínculo muy fuerte debido a todas las situaciones por las que tienes que pasar. Ese “partirse la cara” acaba en el minuto 80 y a partir de ahí comienza un tercer tiempo, en el que el equipo local siempre invita a comer y a beber al equipo visitante, independientemente de la liga o torneo que se juegue. Esto en rugby es una norma no escrita, y lo que provoca es que no solo hagas familia con tu propio equipo, sino que se consigue generar una comunidad gigante, en la que no solo creces a nivel a deportivo, sino que también llegas a encontrar a gente con la que puedes vincularte a nivel personal para realizar proyectos y crecer profesionalmente en lo laboral.

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