Texto: Marlén Martínez Tabares
Al cubano le cuesta mucho trabajo vivir sin el mar, ser isleño y estar rodeado de azules aguas es una condición natural, una presencia viva.
Disfrutar de la playa en la mayor de Las Antillas, que posee más de 300, es un gozo que se comparte con el viajero en todos los destinos turísticos del país.
Las playas de Cuba son hermosas, unas de arenas blancas, otras grises o doradas pero siempre cálidas, tranquilas, y en la mayoría de las estaciones remansos de paz.
Además de saborear el mágico vaivén de sus olas, tumbarse a tomar el sol en total relax, el turista puede optar también por románticos paseos en yates, catamaranes, avistar los fondos marinos donde señorea una flora y fauna en buen estado de conservación, con un simple snorkel o los más entendidos con aqualum así como pesca de altura, surfing o kitesurf.
De las playas más famosas Varadero alcanza la palma como capital turística del país; cercanas a la capital Santa María del Mar y Jibacoa; más al centro Covarrubias, Santa Lucia y Ancón y en la cayerìa las de los Cayos Largo, Coco, Guillermo, Santa María, Ensenachos, Las Brujas, Saetìa o Levisa, todas playas de renombre internacional.
Para una estancia inolvidable en esos espejos de agua, el país cuenta con una importante infraestructura hotelera, tanto en resorts como en hoteles de playa, con todo el moderno confort donde la animación, durante todo el día, provoca la diversión del visitante así como varias ofertas de excursiones marinas y centros de buceo muy bien equipados, Spas y actividades diseñadas para disfrutar en familia o en pareja.
Aguas transparentes rodeadas de belleza natural, fondos marinos de gran encanto donde pueden verse diversidad de peces y hermosas formaciones coralinas; bañadas por el mar Caribe o el Atlántico; arenas finas, sitios vírgenes envueltos en una exuberante vegetación; tibias temperaturas casi todo el año en un clima en el que se dice es un eterno verano, así son las playas de Cuba.
Cuba, sin duda, es un destino inigualable de sol y playa desde donde el viajero regresa con ese bronceado especial después de haber vivido momentos memorables. Un lugar donde puede pasear con total seguridad y además, disfrutar plenamente de su sol, de sus playas, conocer ciudades encantadoras y al cubano mismo, gente alegre y hospitalaria que harán de su estancia algo inolvidable.
