Por La Amiga Imperfecta
Querida amiga; Mi novio y yo nos amamos mucho, pero a veces siento que hablamos idiomas diferentes. Para mí, el amor se demuestra con detalles y palabras de afirmación, mientras que para él es más a través del servicio y el tiempo de calidad. Yo le digo cuánto lo quiero y le hago regalos, y él me ayuda con las tareas y me propone planes, pero a veces siento que no me entiende y yo a él tampoco. ¿Cómo podemos aprender a «hablar» el lenguaje del amor del otro?
¡Traductor de Amores en Apuros!
¡Ay, mi querida bilingüe del amor! Tu situación es tan común como intentar montar un mueble de IKEA con instrucciones en chino: os amáis, pero habláis idiomas completamente distintos. Tú, con tu «dialecto del cumplido y el detallito«, le lanzas piropos y le traes bombones. Él, con su «jerga del servicio y el calendario«, te arregla el grifo que gotea y te propone una ruta de senderismo. ¡Y claro que os sentís incomprendidos! Es como si tú le enviaras un WhatsApp con un «Te amo, mi cielo» y él te respondiera con un «Grifo arreglado. Viernes a las 10, senderismo. Confirma.»
Entiendo tu frustración. Es como si tú le regalaras una orquídea preciosa, esperando un «¡Qué detalle tan bonito!«, y él, en vez de eso, te limpiara el polvo del mueble donde la pusiste, pensando: «¡Así demuestro mi amor por su orquídea!«. ¡Ambos ponéis esfuerzo, pero la señal no llega al receptor correcto!
La buena noticia es que no estáis solos. Gary Chapman, el «Dios de las Relaciones» (o al menos su profeta), ya lo dijo: existen cinco lenguajes del amor. Y parece que vosotros habéis elegido dos dialectos opuestos de la misma galaxia.
¿Cómo podemos aprender a «hablar» el lenguaje del amor del otro?
Aquí te doy unas lecciones aceleradas de «Traducción de Amores para Dummies» (con un toque de humor, ¡faltaría más!):
La Inmersión Lingüística Forzada (pero Divertida)
Para ti (la del «cumplido y el detallito)»: ¡Deja de enviarle señales de humo con palabras bonitas! En vez de decirle «Qué bien te queda esa camisa«, obsérvale. Si le ves reparando algo, acércate y di: «¡UAU! Qué habilidad tienes para arreglar cosas. ¡Eso me encanta de ti!» (Combinas su lenguaje de «Servicio» con tu «Afirmación»). Y en vez de regalos aleatorios, busca «proyectos» juntos. «Cariño, ¿me ayudas a montar esto? ¡Tu tiempo de calidad conmigo es el mejor regalo!»
Para él (el del «servicio y el calendario)»: ¡Deja de arreglarle la vida y empieza a decirle lo guapa/o que está! Si ves que está cansado/a, en vez de ofrecerte a hacer la cena, dile: «Cariño, hoy me has hecho el día con tu sonrisa, ¡qué bien te veo!» Y, por el amor de Dios, si le haces un plan, ¡que no sea un Excel! «Tengo una sorpresa para el viernes, algo que sé que te va a encantar, ¡pero es secreto!» (Esto apela a tu «Detalles/Regalos» y a su «Tiempo de Calidad»).
El «Minuto de Silencio para la Traducción»: Antes de interpretar una acción de tu pareja, haz una pausa. Si te arregla la tostadora, no pienses «¡Bah, no me ha dicho nada bonito!». Piensa: «Ah, este es su ‘Te quiero mucho’ en idioma tostadora arreglada». Y viceversa. Si te dice «Te quiero», no respondas «Vale», sino: «¡Ay, mi amor! ¡Qué bien me sienta que me lo digas! ¡Eres el/la mejor arreglando grifos Y corazones!»
El «Diccionario Bilingüe Personalizado»: Cread vuestro propio diccionario. Una noche, sentaos con una copa de vino y decíos mutuamente: «Cuando hago [X], para mí significa [Y]. ¿Y para ti, qué significa cuando haces [Z]?» Será un ejercicio divertido y revelador. Descubriréis que sus «actos de servicio» son sus «te quiero», y tus «palabras bonitas» son tus «quiero que me ayudes con la lavadora».
La «App de Traducción de Amores» (Mental): Instala una app mental en tu cerebro que te diga: «Advertencia: El usuario [Nombre de pareja] está transmitiendo AMOR en su idioma nativo. Traduciendo a tu idioma…» ¡Y luego, actúa en consecuencia! Si te trae las compras, dile: «¡Eres el/la más fuerte y el/la mejor organizador/a del mundo! ¡Te quiero!»
En resumen, mi querida traductora de amores: no es que no os améis, es que os habéis saltado la clase de idiomas. La clave está en aprender no solo a hablar tu propio dialecto, sino a entender y, a veces, a chapurrear el de tu pareja. Con un poco de esfuerzo, paciencia y muchas risas por los malentendidos iniciales, ¡pronto os comunicaréis en una sinfonía de amor políglota! ¡A por ello, que la comunicación es la salsa de todas las relaciones!