sábado, septiembre 27, 2025

Miguel Artero: «He empezado a cumplir mi sueño y además al lado de mi padre, así que más feliz imposible»

Por Sandra Cuenca/ Fotos cedidas por Miguel Artero

El actor Miguel Artero triunfa en Nave 73 con la obra «Danzad, Malditos, Danzad» una comedia dramática, dirigida por Cristina Alcázar. Con un elenco formado por 14 actores y actrices jóvenes, esta obra de creación colectiva nace en un contexto académico, dentro de El Estudio de Actores.

El joven actor, Miguel Artero, comienza a hacerse un hueco en el mundo de la interpretación con mucho esfuerzo y trabajo, pero, además, con los pies en el suelo. De la mano de su padre, el gran actor Juanjo Artero, ha decidido emprender un viaje por una profesión que conoce desde que era muy pequeño, aunque, como él mismo confiesa, descubrió tarde que lo que quería ser era actor. Miguel nos cuenta que siempre ha acompañado a su padre a todas las giras que ha podido, «recuerdo que mi padre hizo una obra con Lola Herrera y yo iba todos los fines de semana a verle, me sabía el texto y lo jugaba con mi hermana» apunta el actor. La realidad es que cuando era pequeñito todo el mundo le preguntaba si de mayor quería ser actor como su padre, «inconscientemente bloqueé eso, hasta que en mi colegio un profesor, Luis López de Arriba, que también es dramaturgo, decidió abrir un taller de teatro y ahí fue cuando de verdad descubrí y conecté con el actor que llevaba dentro«. Miguel ya tenía 16 o 17 años cuando se mete en serio en la interpretación, en ejercicios de cuerpo y en improvisaciones… se enamoró. Desde ese día no ha parado, o al menos, no ha dejado de formarse.

Le pido a Miguel que eche la vista atrás y que me cuente si recuerda su primer trabajo profesional, reconoce que aunque no fue tan actoral si que fue algo muy bonito. «Fue una campaña publicitaria de Larios que hice con mi padre y que además fue en Málaga. Fue algo muy personal y emotivo, ya que en el anuncio se hablaba de la infancia, desde la serie Verano Azul, mi padre recordaba sus viejos tiempos en aquella serie y yo era ese niño del que él hablaba, me convertí en mi padre de niño» recuerda Artero con cariño. Miguel está recién salido de la escuela, por lo que ha hecho poquitos trabajos, pero sabe que afortunadamente ha podido disfrutar y aprender de ellos. Ese primer trabajo lo hizo con Juanjo, su padre, y ahora tiene la suerte de de estar trabajando en una obra también con él, Asesinato en el Orient Express de Agatha Christie, con la que están de gira por España. «Así que, he empezado a cumplir mi sueño y además al lado de mi padre, así que, más feliz imposible» apunta.

El peso del apellido Artero

Un apellido como el de Artero obliga a tener que demostrar tu buen trabajo multiplicado por tres, él reconoce que de pequeño si se había planteado en algún momento, por miedo o necesidad, tener que dejar a un lado ese apellido, sin embargo, ahora que ya se ha formado, que se ha preparado y que ya entiende esta profesión «no me pesa para nada, sino todo lo contrario» y continua «ahora me da la confianza de saber de donde vengo y que tengo a mi padre ahí para ayudarme en todo lo que necesite, es él el que me está haciendo crecer muchísimo como actor«. A Miguel ahora mismo no le pesa su apellido, sino que le motiva para llevarlo con orgullo y defenderlo desde el corazón, desde la forma más sincera posible. «Mi abuelo también era artista, era médico, pero artista, por eso creo que es algo que llevamos dentro, así que a nivel de tener que demostrar, no me pesa» reconoce el actor.

Aunque Miguel Artero no lleva mucho tiempo en esta profesión, sabe un poco como funciona este mundo, su padre le ha dado muchos consejos, pero al final, es uno mismo el que se va dando cuenta de las cosas buenas y malas que están ahí. Esa profesión que lleva en la sangre le ha enseñado que realmente es muy bonita, pero tiene claro que a veces puede ser muy puta y dura. En la Escuela de Interpretación donde estudiaba, tenía muchos profesores que algunos eran actores y directores, gente que ha llegado lejos actuando y que ahora, igual pueden llevar cuatro años solo dando clases. «Hay actores premiados que mientras han estado haciendo un montaje, a la vez estaban trabajando en un bar. He aprendido que aunque un actor esté activo durante un tiempo, de repente, de un día para otro tienes que prescindir de la profesión y ponerte a hacer bocadillos y cafés. Por eso sé que siempre hay que tener los pies en el suelo y tenerlo muy claro, para que en esos momentos que tienes que trabajar en un bar, sigas enamorado de la profesión como para seguir preparándote y estar listo cuando llegue un nuevo proyecto«. El actor sabe lo difícil que es vivir de esta profesión, pero cree que lo bonito es también poder vivir de ella sin tener un éxito comercial, simplemente haciendo tus propias cosas. «He aprendido lo difícil que es, pero a la vez, todo lo bonito que tiene, y por eso, esa lucha entre ambas situaciones me parece algo muy chulo» reconoce Miguel.

Para muchos actores, trabajar en el teatro es una de las mejores experiencias que pueden tener en su profesión y para Miguel también lo es, lo tiene claro. «En el teatro y en el escenario es donde soy más feliz, es donde más conecto conmigo mismo. El audiovisual también me gusta, igual que la música» comenta. Artero me cuenta que lleva muchos años escribiendo y haciendo música, que es ahora cuando tiene confianza en lo que hace y que está preparando un proyecto que mezcla teatro y música. «Te diría que ahora el teatro es lo más importante de mi vida, pero siempre acompañado de la música» añade.

Amante de la montaña y la naturaleza, así como del deporte y la gimnasia deportiva, Miguel reconoce que siempre ha sido «un culo inquieto» desde muy pequeño y que eso le ha dado la posibilidad de experimentar y aprender muchas cosas. «Tengo muchos hobbies y me gusta experimentar con todo lo que puedo, creo que eso también es el trabajo de un actor«.

Danzad, Malditos, Danzad

Miguel está en Nave 73 de Madrid con la pieza teatral, Danzad, Malditos, Danzad, que fusiona el teatro físico con una reflexión profunda sobre el dolor, la ambición y la supervivencia humana, explorando cómo los límites del cuerpo y la mente se desdibujan frente a la lucha. Reconoce, que de la obra que dirige Cristina Alcázar, lo que más le enamoró desde el principio fue la forma en la que les propuso hacer el montaje. «El proceso de casting, para elegir los personajes, fue muy interesante, porque lo hicimos todo desde un monólogo y donde teníamos que demostrar un talento absurdo durante«, cuenta el actor. Reconoce que le gustó mucho la predisposición de los actores ante el montaje, los que hayáis visto la película, recordareis que va de un maratón de baile, donde gente con necesidades económicas participan en busca de un premio que al final no existe. Esos participante se pasan horas bailando e incluso algunos mueren. «Todos los actores y actrices que participamos, queríamos hacerlo de verdad, es decir, estar 24 horas actuando. Obviamente no nos dejaron por salud, pero queriamos hacerlo con público o sin el«. El año pasado, cuando estrenaron, si les dejaron hacer ocho funciones entre el viernes y el sábado, cuatro seguidas el viernes y otras cuatro el sábado, «para mi fue una experiencia increible como actor, la obra dura casi dos horas y hay mucho trabajo físico detrás» añade.

En «Danzad, Malditos, Danzad«, hay un elenco de catorce personas sobre el escenario, por lo que pasan muchas cosas a la vez y Miguel reconoce que «esto nos ha venido muy bien a todos los que participamos en la obra, ya que confiamos unos en los otros y sabemos que tenemos compañeros y compañeras detrás que nos apoyan«. Sabe que, además, después de salir de la escuela todos han aprendido a quitarse el ego, a saber cuándo es su momento y cuando tienen que brillar en el escenario, teniendo claro que cuando es el momento de un compañero tú pasas a un segundo plano. Con el personaje que interpreta Artero en la obra, reconoce que ha disfrutado muchísimo y con el que nota que está creciendo como actor, «aunque me ha creado un conflicto a nivel moral, ya que él es el productor de ese maratón de baile que realmente es una gran mentira» comenta el actor, y añade, «mi personaje está podrido por dentro, se nutre del dolor y del sexo de la gente que tiene alrededor, es muy turbio«. El personaje que interpreta Miguel es un tipo muy complejo, ya que ese dolor del que él se alimenta durante la obra, es el que verdaderamente alberga en su interior, «reconozco que es un tipo muy extraño, ya que a la vez empatiza con sus victimas«, comenta.

Para un actor es importante saber qué opina el público después de salir del teatro y Miguel reconoce que se genera un gran silencio al terminar la obra, apuntando a una sensación como negativa. «No hablo de un negativismo respecto a la calidad del trabajo, sino que, como la obra habla mucho del dolor y de la miseria humana, se crea como una incomodidad bastante palpable que me parece que es buena, eso significa que el público se plantea muchas cosas y que se crea una conexión con ellos bastante interesante» reconoce. La obra es muy dinámica ya que hay bailes, pruebas físicas y música, así como muy sensorial, por lo que la acogida en Nave 73 está siendo muy buena, llenando la sala todos los jueves.

Cuando finalicen con la obra en Nave 73, el próximo 22 de mayo, seguirán moviéndola por toda España y quieren crear un equipo de producción que aún no tienen, «ahora mismo ese trabajo lo hacemos los actores y actrices, por lo que vamos a buscar a alguien que nos ayude. Confiamos en el proyecto y no queremos que la obra muera, por lo que le vamos a dar toda la caña que podamos«.

Además de seguir moviendo «Danzad, Malditos, Danzad«, Miguel debutó de manera profesional el pasado 4 de abril en la función «Asesinato en el Orient Express«, en Miranda del Ebro, «lo he hecho en un teatro súper bonito y grande, con mi padre y con el público en pie aplaudiendo, estoy aprendiendo muchísimo«. Sabe que es la primera vez que trabaja con actores y actrices que tienen 20 o 40 años de experiencia, como su padre, y poder formar parte de un elenco como ese, aportando su trabajo al equipo, «me está ayudando, me está motivando y lo estoy disfrutando» y añade «además mi personaje no tiene nada que ver con el de `Danzad, Malditos, Danzad´, es la antítesis, un tipo muy inseguro y con muchos tics, incluso medio tartamudo«.

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