lunes, abril 29, 2024

Mirando al cielo, ¡Victoria!

Por Marta Montoya Barroso

Primavera, todo son ilusiones, esperanzas, pensamos en amor. Que no perdamos nunca esas ganas, esa magia.

Platón dijo que “La primera y mejor victoria es conquistarse a sí mismo».

Paseando por la Gran Vía de Madrid, me encuentro con el conocido Edificio Metrópolis, miramos hacia el cielo y nos encontramos la Victoria Alada, escultura alegórica de bronce, cuyo autor fue Federico Coullaut Valera.

Fluyen los gratos recuerdos que tengo de la familia de escultores, arquitectos, artistas que generación tras generación, continúan en el camino del arte, dando emociones y calidad a nuestras vidas, los Coullaut-Valera.

Federico Coullaut-Valera Terroba, arquitecto, amante de la música y de todas las artes, es el punto de partida para hablar de esta saga, amigo y compañero.

Retomo algunos de los recuerdos que él me contó sobre su familia.

LORENZO COULLAUT VALERA, ESCULTOR, el abuelo, de finales del siglo XIX y principios del XX. Me río frente al monumento a cervantes en Plaza de España, cuya Dulcinea fue en realidad la cocinera de los abuelos, que así ha quedado inmortalizada, de los pucheros al cielo de Madrid!!

Esta familia, singular donde las haya, también tiene sus recuerdos de la familia Real y así cuando fue a hacer el abuelo la estatua de la Infanta Isabel, dando un paseíto a caballo, pues mira que sin querer, con el fresquito de la Granja de San Ildefonso donde posó la Infanta, se abriga la abuela con la capa de la señora y vaya, se queda sin darse cuenta con ella, así que tenemos a la abuela de la capa Real.

Otras obras del abuelo, de las que aparecen en los libros y tesis doctorales, son las estatuas de Isabel la Católica y Colón para la Asamblea Nacional en San Salvador o el monumento a Zabala para Montevideo.

FEDERICO COULLAUT MENDIGUTÍA, ESCULTOR, el padre, siglo XX. Mira por dónde acaban de quitar los andamios del edificio Metrópolis, que según mi colegio (de arquitectos), ocupa el «solar más representativo» de la capital de comienzos del siglo XX. Y allí está la Victoria Alada mencionada al principio, tres toneladas de bronce y más de cinco metros de altura por seis de anchura, ubicada a más de cuarenta metros del suelo. Impresionante!! Y claro, recuerdo las fotos que vi del traslado de la misma a Madrid, con toda la familia posando y mi amigo Federico (niño) con sus pantalones cortitos, imágenes entrañables en blanco y negro, los coches, la gente, la vida, en una instantánea grabada para siempre.

Finaliza Federico padre el monumento a cervantes en Plaza de España, obra inconclusa de su padre Lorenzo. Añadió, dos grupos de esculturas, “La Gitanilla” y el de “Rinconete y Cortadillo”, los jóvenes hijos Federico y Lorenzo, por ir a ver a su padre después del cole, posaron para el padre. Juega que te juega, se quedaron como estatuas, esta vez de verdad y no de sal.

Casi al tiempo, realizó una restauración de la emblemática Puerta de Alcalá que data de la época de Carlos III, mírala, mírala… otra vez restaurada y recién inaugurada.

Siguiendo paseíto por el centro de Madrid, contemplo la estatua de Felipe II, en la Plaza de la Armería junto al Palacio Real y volviendo a un sitio que me enamora en Mayo, la Rosaleda, junto a ese olor y colorido sin igual, está una estatua de un desnudo femenino.

Otra anécdota más, de Saritísima, nuestra Sara Montiel. Al posar para el busto, nuestra guapísima Sara, había quedado para cenar, y allí que le acerca el jovenzuelo Federico con su seiscientos (ahora adorados clásicos), ya famosa la actriz, por su Último Cuplé, aparecen en la Calle Ayala, donde una señora dijo, imposible que sea la Montiel, con un muchacho que nadie conoce. Jaja, ¡juventud divino tesoro!
Otros bustos importantes realizó el escultor como el de Serrano Súñer, el del académico por todos los arquitectos estudiado, Chueca Goitia, el Nobel Echegaray y el músico (no futbolista) Iniesta.

Suyo también es el conocido Sagrado Corazón de Jesús en el Monte Urgull, de San Sebastián.

LORENZO COULLAUT-VALERA, COVATELO, ESCULTOR, hermano. Le llamaban el Escultor Clandestino. Sugerente nombre para el Ingeniero, ecléctico en sus estilos y experto en arte con reciclaje.

Recordando la cena Surrealista que hasta apareció en los periódicos segovianos, mi ciudad natal. Vestidos de amarillo y negro, cena con alimentos en los mismos colores y sus vajillas y cuberterías, originales como él.

LORENZO COULLAUT‐VALERA FDEZ‐VEGA ESCULTOR Y VITRIALISTA , sobrino. Ha cogido el testigo con sus vidrieras y composiciones llenas de color, equilibrio y alegría.

La arquitectura es la ordenación de la luz; la escultura es el juego de la luz.” Antonio Gaudí.

Artículos relacionados

3 comentarios en “Mirando al cielo, ¡Victoria!”

  1. Hablando de Primavera, ilusiones, esperanzas, amor y magia. Hoy he vuelto a sentir esa magia, esa ilusión, esa esperanza y ese amor. Cuando uno lee estos artículos tan hermosos todos los sueños se difuminan como las burbujas de Freixenet pero de repente uno se niega a su destino y no se conforma y vuelve a soñar e intenta que las burbujas se reúnan de nuevo en ese sueño mágico y alado del guerrero, el alma vencida siempre vence cuando sueña y de repente ves la primavera de lejos y quieres que este en tu vida llena de amor, todavía no es tarde pero tampoco pronto como decía Neruda: Mi voz buscaba el viento para tocar su oído y susurrarla palabras de amor, hoy solo me queda el arte para conformarme y solo me falta una escultura por soñar: Las puertas del Ocaso (1898) de Herbert James Draper

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

logo-diario-mas-noticias
Recibe las  últimas noticias

Suscríbete a nuestra newsletter semanal