miércoles, diciembre 11, 2024

Mireia Rodríguez, la primera mujer en un equipo masculino

Texto: Lucía Romano

Hace tan solo unos meses que se mudó a Albacete y no ha necesitado más tiempo para hacer historia. Mireia Rodríguez, se ha convertido en la primera mujer en jugar en una plantilla masculina de un equipo senior, el Club de Balonmano de Albacete, tras la autorización de la Federación de Castilla la Mancha.

Su cara y su historia han inundado los medios estos últimos días, pero su único propósito siempre ha sido jugar al balonmano. Como no había un equipo femenino en Albacete, apostó por intentar entrar en un equipo masculino. Los equipos mixtos sí que habían existido antes de ella, pero hasta ahora, ninguna mujer había competido profesionalmente con un equipo de hombres.

Su idea inicial era entrenar, y no solo lo ha logrado, ha dado un paso más allá y ha terminado abriendo las puertas a la competición gracias al impulso de su entrenador. Sin embargo, ha sido ella quien con su profesionalidad y esfuerzo ha demostrado que en el deporte sí que hay hueco para los sueños, aunque cueste mucho trabajo alcanzarlos.

A día de hoy, Mireia se siente una más en el vestuario. Ella trata de normalizar su situación, pero lo cierto es que, con su entrada en el equipo, no solo ha hecho noticia, sino que, además, ha marcado un antes y un después para aquellas mujeres que no podían practicar un deporte ante la ausencia de un equipo femenino.

Una historia que ha terminado con un final feliz pero que al principio no tuvo a todos de su lado. La primera respuesta a la incorporación de Mireia en el equipo por parte de la Federación de Castilla La Mancha fue un no. Parece lógico, ya que en la práctica no se ve a hombres y mujeres compitiendo juntos, pero lo cierto es que no existe ninguna prohibición explícita para que se de esta combinación. Finalmente, sin prohibición y con el apoyo del resto del equipo, la jugadora fue aceptada.

Esta noticia ha supuesto un gran avance para el mundo deportivo, y, sobre todo, en el plano femenino. Por desgracia, ha sido posible al tratarse de una competencia territorial y no a escala nacional donde la respuesta habría sido un no rotundo. Lo positivo es que, aunque los pasos sean lentos y el camino esté lleno de piedras, ya es una realidad que todos podremos disfrutar de Mireia el día 6 de noviembre debutó en la Liga de la Comunidad en la categoría de Segunda División.

Da igual ser hombre o mujer, yo soy competitiva hasta que me muera, entonces, ¿Por qué no?”.  Así cierra Mireia cualquier discusión que surge al respecto. Con 31 años y una trayectoria suficiente a sus espaldas tras haber jugado en varios equipos de balonmano de distintas partes de España, afirma que cada equipo tiene un juego distinto y que a los deportistas no les define su condición, sino su personalidad y predisposición.

Un deporte como el balonmano requiere un equipo sólido, y eso solo depende de las personas que lo conforman. La clave no está en los géneros, es una cuestión de personas y de su capacidad de adaptación a las diferentes situaciones que se les presenten dentro del equipo.

Mireia Rodríguez siempre ha contado con el soporte de su equipo y de su entrenador. Sin embargo, es ella quien ha sabido explotar sus habilidades y sus puntos fuertes, entre los que destacan la rapidez, la agilidad y la inteligencia para así aplicar sus virtudes a las necesidades de su equipo y poder encajar.

Es tan importante la diversidad en el equipo como la participación o colaboración entre sus miembros. Saber potenciar tus capacidades y aportar tu cualidad diferencial sin dejar de aprender y nutrirse de los demás independientemente de si se trata de “él” o “ella”.

Debido al revuelo que ha generado esta noticia, los compañeros de Mireia le llaman “la influencer”. Sin embargo, ella no presume de sus méritos y se presenta como una deportista, madre y mujer de otro deportista que simplemente ama su deporte por encima de todo.

Una vez más la realidad es la que supera a las ideas y convenciones sociales demostrando que el deporte mixto es posible y real. El caso de Mireia no es una simple incorporación de una deportista a un equipo masculino, su historia se ha convertido en una apuesta clave para la igualdad de género y de oportunidades en el mundo del deporte.

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