jueves, abril 25, 2024

Paula Carbonell: “En un álbum ilustrado, ilustración y texto van de la mano»

Texto: Sandra Cuenca / Fotos: Ascensión Rosales

Paula Carbonell es narradora, escritora y especialista en literatura infantil y juvenil. Cuando se sube a un escenario consigue que tanto mayores como niños disfruten escuchando sus cuentos

Paula cuenta cuentos, aunque también los escribe. Valenciana de nacimiento y con residencia en Cuenca, la escritora es capaz de narrar las historias que escribe de una manera muy original, consiguiendo que el público se divierta y disfrute de sus cuentos. Es licenciada en Humanidades y tiene formación en literatura, en teatro y títeres, que es lo que le interesa y lo que hace últimamente. 

El primer libro que publica es un álbum ilustrado para el público infantil, titulado “El Viaje de las Mariposas”, en el 2006. Curiosamente ese libro se publica en ocho idiomas. “Es verdad que en ese momento la editorial OQO comenzaba su andadura y empezamos muy bien. No es fácil publicar, incluso teniendo libros publicados con anterioridad”, nos cuenta Paula. Tiene un total de catorce libros publicados, uno de ellos galardonado con el Premio Fundación Cuatrogatos 2017, “El más rápido” y “Gallito Pelón” que fue seleccionado White Ravens 2014.

¿Todo lo que escribes es literatura infantil?

Prácticamente todo es literatura infantil, álbumes ilustrados. Pero uno de los últimos es una antología de mujeres poetas españolas e iberoamericanas, “Inesperadas”. He hecho la selección de las poetas y he escrito el prólogo. Es un formato muy bonito, las ilustraciones son de Alejandra Acosta, es chilena. 

¿Cómo se hace para conseguir unas ilustraciones acordes a lo que tú escribes?

He tenido mucha suerte con la gente que ha hecho las ilustraciones, Philip Giordano ilustró “Gallito Pelón” y ha sido Premio Bolonia, Ester García lo hizo en “El más rápido” y también recibió un Premio a la Ilustradora Novel. Chené ilustró “El viaje de las mariposas” y “Un perro y un gato”, Carmen QueraltEl pollo Kiriko” y “Soy yo”. En un álbum ilustrado, ilustración y texto van de la mano.

¿Qué significa para ti escribir cuentos?

Un cuento es un reto, tiene que ser muy contundente y te permite decir mucho. Yo casi siempre los escribo pensando en el formato álbum ilustrado, tratando de dejar los huecos para que la imagen cuente y no solo describa lo que estoy diciendo. Por ejemplo, en el texto de “El más rápido” yo hablo en principio del trabajo infantil, hacía una metáfora con el niño que corre más rápido, es Dula corriendo una carrera, a modo de juego, para ir a trabajar. Cuando llega le dicen: “Venga chico, más rápido”, refiriéndose al trabajo, cuando Ester García envió las ilustraciones para mí fue un shock, de repente me encontré un guepardo. La palabra “guepardo” no aparecía en mi texto, pero realmente fue un hallazgo maravilloso. Ester siempre cuenta que de pequeña jugaba a que animal sería si pudiera, ella quería ser un caballo y pensó en quién sería Dula, Dula querría ser un guepardo, que es el tótem de Etiopía, lugar donde transcurre el cuento. A la vez es el felino más rápido y él quería ser el más rápido. Gracias a eso convierte el cuento, que podía haber sido más complicado de entender, en algo absolutamente entendible y que además lo enriquece. Por eso digo, que la mirada de quien lo ilustra es tan importante porque cambia un texto para bien o para mal, pero en mi caso siempre ha sido para bien. 

Entonces tú los escribes, otra persona los ilustra y tú los cuentas…

Hay un proceso entre la ilustración y contar el cuento, en mi caso, una vez que está el libro escrito no quiero renunciar a la ilustración, por lo que en mis espectáculos lo que hago es transformar la ilustración en otra cosa. En “Un perro y un gato” hago una maleta teatral, en “El viaje de las mariposas” es un cuaderno gigante con la escenografía del libro, con cada uno hago un formato diferente. Construyo para cada uno una escenografía, tratando de que eso no reste al espectáculo, pero sí que sume. A veces menos es más y la palabra “desnuda” es necesaria, por eso la utilizo siempre con textos para público adulto, donde no suelo acompañarme de ilustraciones o de imágenes, pero cuando cuento mis álbumes ilustrados (generalmente para público infantil) lo hago así. En “El pollo Kiriko” o en “El más rápido” utilizo un formato tipo acordeón o un cartón que tiene mucho que ver con lo que se habla en el cuento, la pobreza y la necesidad del trabajo infantil.

¿Además de escribir también haces teatro?

Sí, cuento cuentos y cada vez me pasa más que al convertir mis libros en atrezo para la narración oral, me estoy convirtiendo casi en una titiritera y esa palabra me merece mucho respeto. Estoy entre la narración oral y los títeres, pero es verdad que siempre aparezco yo como narradora.

¿Es más difícil escribir literatura infantil que para adultos?

Yo creo que es igual de difícil, solo se trata de buenos lectoras y lectoras, quiero decir que muchas veces hay que saber para quien escribes. En este país a veces se menosprecia la literatura infantil, se subestima la infancia y me da mucha rabia. Es difícil, claro que es difícil, porque hay que hacerlo desde la literatura y tengo claro qué es lo que diferencia a una obra literaria de otra que no lo es.

¿Crees que en España los niños y los adolescentes leen poco?

Estamos en un momento crítico porque creo que las pantallas nos están absorbiendo. Necesitamos la ficción, el problema es que ahora no nos está llegando a través de la lectura sino de las pantallas, pero cuando todo eso se traslada a los móviles y a las tablets, se produce un momento complicado y creo que se inicia otro tipo de lectura que pagaremos a un precio alto. La lectura lo que consigue es una atención pausada y concentración, estamos perdiendo ambas cosas y eso es peligroso. No pienso que estén leyendo menos o más, creo que leen distinto y en ese distinto vamos necesitar tener mucho cuidado. Tenemos que crear los tiempos para que nuestros hijos se aburran, esos son los que permiten la lectura y la creación. Cuando se aburren les damos un móvil y no les dejamos jugar, hay dos cosas que se están perdiendo la lectura y el juego que van de la mano, eso es peligroso porque podemos crear generaciones que se queden en lo superficial.  Van a ser prácticamente analfabetos, analfabetos en el sentido de que no van a tener una buena comprensión lectora, leerán sin leer. Es el momento de marcar tiempos, yo tengo dos hijos, uno con 22 y el otro cumplirá 20 años, desde el principio les he marcado los tiempos, el que usan para ver la televisión u otra cosa, será el mismo que tendrán para la lectura. Pero nunca como un castigo. Para mí un álbum ilustrado es arte que no podemos comprar y hay tantas miradas como autores, así que tenemos que alimentar esa parte visual.

¿Se puede vivir de esto?

Es muy complicado, en mi caso combino los cursos y los talleres de escritura que imparto con la narración y con la escritura, tengo un abanico bastante amplio.

www.paulacarbonell.com

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