Texto: Rebeca De Miguel
Probablemente haya muchas profesiones en las que la vocación es vital. En este caso os vengo a hablar de una profesión poco reconocida, que sale adelante gracias al trabajo, la dedicación y la pasión de aquellas personas que la representan. Una profesión de la que habréis oído hablar
mucho este último año y medio. Una profesión que se rige por lo moralmente correcto y se dedica al cuidado de los demás.
Os hablo de la Enfermería, una “Profesión”, y lo enmarco de esta manera, porque la figura de la enfermera es algo desconocida por parte de nuestra sociedad o mejor dicho, la labor que realmente llevan a cabo. La realidad, es que en las últimas décadas la Enfermería ha sufrido muchísimos avances y un gran desarrollo, todos dirigidos a una mayor profesionalización para poder ofrecer el mejor servicio, con la mayor calidad posible basando sus actos en avances
científicos. Se ha tecnificado una barbaridad y son capaces de llevar a cabo procedimientos realmente complejos. También investigan y se doctoran, algo que puede resultarle aún más extraño a la nuestra población. Es una rama sanitaria en continuo desarrollo, evoluciona cada
año e intenta superar lo ya logrado. Y como no, son grandes docentes, para poder transmitir a todas esas generaciones que están por venir todo su conocimiento, trabajo, dedicación y esfuerzo. Han colonizado las redes sociales, los blogs, incluso han triunfado en la literatura. Y
aunque quede un gran camino por recorrer, los departamentos de enfermería en las facultades españolas ya van ocupando el lugar que merecen y poco a poco su reconocimiento.
Claro está que los pilares de esta bonita profesión crecen a partir de la “Vocación”. El origen, los cimientos, nacen de querer ayudar al que lo necesita sin nada a cambio. Podemos observarlo desde ya siglos atrás, el cuidado es algo que ha acompañado a esta especie durante toda su
evolución. La vocación forma parte de manera intrínseca de cada uno de los profesionales que existen y es lo que impulsa a muchos de ellos a seguir mejorando toda su vida, muchas veces sin reconocimiento.
Pero como he mencionado la Enfermería actual dista mucho de lo que fue. Su evolución nos permite definirla hoy en día como una Profesión Universitaria Remunerada Vocacional. ¿Qué quiere decir todo esto? Que las enfermeras y los enfermeros de esta sociedad estudian y se esfuerzan mucho por obtener un grado universitario, un master, un doctorado, una especialidad y todo esto para seguir avanzando como disciplina y personalmente como profesional. No podemos dejar como sociedad que pierdan la energía y las ganas en continuar avanzando, porque ellos se encargan de nuestro cuidado en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, sin discriminación y sin ser juzgados, y probablemente, nos acompañen en las
vivencias más duras y más felices que nos ocurren en nuestro ciclo vital.
Necesitan un feedback, que se premien los avances sanitarios, la investigación, la docencia, el esfuerzo en oposiciones, durante las especialidades de enfermería, que puedan compaginar su vida personal con la profesional, y que tengan una estabilidad laboral acorde con el esfuerzo
que realizan en los hospitales. No se merecen contratos de días o semanas y que nos acordemos de ellos cuando ocurre una pandemia mundial. Porque sí, la enfermería es vocación, pero también es un oficio que mantiene a miles de familias, atrás quedaron los nosocomium, las
xenodochias o las órdenes religiosas que partían de la caridad.
Vocación, profesionalidad, investigación, desarrollo, avance, pasión, humanidad, y lo más importante de todo, la Enfermería es Cuidado a los demás.
