Rompiendo el ciclo del dolor: la dispareunia no es sentencia

Redacción

El dolor durante las relaciones sexuales, conocido clínicamente como dispareunia, es una epidemia silenciosa que erosiona la intimidad de millones de personas. Contrario a la creencia popular, este malestar persistente o recurrente en la entrada o el interior de la cavidad pélvica no es un «peaje» de la vida sexual, sino un síntoma claro que exige atención médica y terapéutica.

«El primer paso para superarlo es desterrar la idea de que es algo normal. El placer no debería doler,» afirma la Dra. Ana Gómez, especialista en salud sexual. «Cuando el dolor aparece, el cuerpo nos está enviando un mensaje muy importante que debemos descifrar«.

  1. El Diagnóstico Oculto: Más Allá de la Fricción

La dispareunia se clasifica en superficial (dolor en la vulva o la entrada vaginal) o profunda (dolor interno o abdominal durante la penetración). El camino hacia el alivio comienza con una evaluación exhaustiva, ya que las causas son un tapiz complejo de factores físicos y emocionales.

Dolor Superficial: Sequedad y Defensa

El factor más inmediato es la lubricación insuficiente, causada por excitación incompleta, cambios hormonales (menopausia, lactancia) o el consumo de ciertos fármacos. Sin embargo, detrás de la entrada se esconde a menudo el vaginismo, una contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico.

«El vaginismo es una respuesta de defensa del cuerpo. Ya sea por una infección pasada, un trauma o por el miedo anticipatorio al dolor, los músculos se cierran como un escudo. Es un reflejo condicionado, no una elección«, explica Laura Martínez, fisioterapeuta de suelo pélvico.

Dolor Profundo: Las Causas Pélvicas

Cuando el malestar se siente internamente durante la penetración profunda, la causa a menudo reside en órganos pélvicos. Condiciones como la endometriosis, la Enfermedad Inflamatoria Pélvica (EIP), quistes ováricos o incluso problemas intestinales como el Síndrome del Intestino Irritable, pueden sensibilizar la región y provocar molestias intensas que varían con la postura.

  1. La Mente y el Músculo: El Bloqueo Psicológico

El impacto psicológico del dolor sexual es un circuito vicioso: el miedo al dolor genera tensión, la tensión reduce la lubricación y la excitación, y la falta de lubricación confirma el dolor.

Factores como el estrés crónico, la ansiedad, o los antecedentes de trauma sexual o emocional tienen una influencia directa en el tono muscular y la respuesta vasocongestiva (excitación).

«Si hay estrés en nuestra vida, hay tensión en nuestro cuerpo, y el suelo pélvico es un gran receptor de esa tensión» apunta la Dra. Gómez. «La terapia sexual ayuda a romper ese ciclo, a reconectar el placer y a desactivar la alarma del miedo«.

  1. El Camino hacia la Solución: Un Equipo de Sanación

El tratamiento más efectivo para la dispareunia es siempre multidisciplinar. Rara vez una sola intervención funciona, sino la combinación estratégica de expertos:

I. Intervención Médica Especializada

La prioridad es el diagnóstico ginecológico o urológico. Un simple tratamiento para una infección (candidiasis, ITS) o la prescripción de terapia hormonal local para la atrofia vaginal pueden resolver el 50% de los casos.

II. Fisioterapia del Suelo Pélvico

Para los casos de vaginismo e hipertonía muscular, la fisioterapia es crucial. Se enfoca en:

Relajación Muscular: Mediante técnicas manuales y ejercicios de respiración.

Desensibilización: Uso de dilatadores vaginales de forma progresiva y controlada para enseñar al cuerpo la aceptación de la penetración sin recurrir a la contracción.

«No se trata solo de estirar, se trata de reeducar el músculo para que sepa cuándo relajarse. Es un trabajo de paciencia y conciencia corporal,» explica Martínez.

III. La Terapia Sexual y de Pareja

Un terapeuta sexual ayuda a abordar las secuelas emocionales y relacionales del dolor. Las sesiones se centran en:

Comunicación: Enseñar a la pareja a hablar sobre el dolor, el deseo y los límites sin culpa ni resentimiento.

Enfoque en el Placer No Coital: Desviar la atención de la penetración como único objetivo y redescubrir la intimidad a través de los preliminares prolongados, el tacto y el juego sensual.

  1. Estrategias en Casa: Intimidad Colaborativa

La pareja es un aliado fundamental en el proceso de curación. Hay soluciones prácticas que deben adoptarse de inmediato:

Prioridad a la Lubricación: El uso de lubricantes de base acuosa o silicona debe ser generoso y desestigmatizado. Debe estar presente en cada encuentro, incluso si la lubricación natural es adecuada.

Comunicación Abierta: La persona con dolor debe poder decir «para», «más lento» o «prueba esta postura» sin temor a ofender. La pareja debe escuchar sin juzgar.

Control de Posiciones: Explorar posturas donde la persona afectada tenga el control total sobre el ángulo y la profundidad de la penetración (por ejemplo, estar arriba). Esto minimiza el miedo y la tensión muscular.

El camino hacia una vida sexual sin dolor es real y accesible. Implica un compromiso con el autocuidado, la comunicación con la pareja, y la voluntad de buscar a los profesionales correctos. Romper el silencio es el primer acto de amor propio en la dispareunia.

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