Por: Marta Montoya Barroso
Más allá de una excusa para hablar con el vecino, pidiéndole sal. O un remordimiento de conciencia porque hemos comido con mucha sal y nos dicen los médicos que cuidadito con lo qué hacemos que tendrá su consecuencia; la sal es un elemento que encontramos en nuestra naturaleza y de gran importancia en nuestro mundo, ya desde la antigüedad.
Con sal, damos sabor y más sabor a las comidas, que nuestro plato adquiera distinción y estilo propio, que no resulte soso jamás.
Todos queremos que nuestra vida tenga un poquito de sal y pimienta como se dice en lenguaje coloquial, que sea más emocionante, llevadera y divertida.
Con sal conservamos los alimentos desde el año 3.000 a.C. al no poder refrigerar productos perecederos. Hoy en día también encontramos procesos de salazón, desde nuestro espectacular jamón o la cecina, hasta el bacalao.
Con sal, se tenía poder, riqueza ya que era moneda de cambio en la antigüedad, debido a este poder de conservación de alimentos, cuando aún no existía el dinero, desde los mayas hasta los romanos. De ahí la palabra “salario”, cuando a los funcionarios romanos se les pagaba con paquetes de sal.
¡¡Y como imagináis se usa en la construcción y por tanto en la arquitectura!!
No es algo que se haya inventado en estos momentos que tanto hablamos de sostenibilidad.
En Egipto, sociedad sabia, inteligente e inventora donde las haya, se usaba kershef, Este compuesto con nombre extraño, es una mezcla de sal y barro que aislaba de temperaturas extremas del desierto a toda la antigua ciudad.
Y aquí el ejemplo más antiguo que encontramos, Siwa Shali , construida en el siglo XIII, situada en un oasis en Egipto, es una fortaleza, que está hecha de «Kershif Kershef‘ y que aún se conserva y se puede visitar.
Volvemos a la sal y cómo usarla en la construcción
Vemos sus ventajas que la vuelven atractiva como material para la construcción: no es tóxica, resiste el calor, no es inflamable, funciona muy bien como aislante y se puede reciclar. La sal cristalizada tiene el potencial de crear un material de construcción natural renovable que es equivalente en escala, costo y resistencia, al cemento portland (sí, ese es que muy muy resistente incluso debajo del agua).
Pero ¿es real que podamos usar y mejorar materiales de construcción con nuestros recursos cada vez más escasos?, ¿de verdad podremos usar la sal como una opción viable?, ¿Será un material del futuro?
Por supuesto, así como tiene potencial, existen dificultades asociadas con la sal que han limitado su uso como material de construcción: es naturalmente propensa a la absorción de humedad, susceptible a la erosión por el viento y el agua, y puede causar corrosión a los componentes metálicos utilizados en construcción.
Fue en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2020, donde el equipo de arquitectos de Waiai, con sede en Dubai y Tokio, expusieron usar de nuevo esta sal cristalizada en la construcción.
Por otra parte, se ha dado a conocer un profesor de química, Mandler, de la universidad hebrea de Jerusalén, con sus prototipos de ladrillos de sal, cuyo proceso consume menos energía que la fabricación de cualquier otro tipo de ladrillo cerámico o de hormigón.
Así, explica el profesor, que el proceso de fabricación de estos ladrillos es muy sencillo. Consiste en la mezcla de sal del Mar Muerto con un 5% de otros materiales que se tritura y comprime.
El interés es creciente y como muestra, en Francia, el laboratorio de diseño Atelier Luma explora formas vanguardistas para su uso en la construcción. Desde una planta de cristalización de sal, investigan el proceso natural de cristalización de esta, respetuoso con el medio ambiente y libre de emisiones. Como parte de su trabajo han desarrollado unos paneles de sal para su uso en arquitectura.
El objetivo es crear un material de construcción resistente que sirva de alternativa a la industria del cemento, que genera mucho Co2 por cada tonelada de cemento producida.
Estos ladrillos están aún en fase de experimentación.
Y así nos encontramos con otros ejemplos más modernos de su aplicación en la construcción:
El hotel de Bolivia, Palacio de sal. Salar de Uyuni está enteramente construido con bloques de sal, incluyendo el mobiliario. La idea del hotel surge para aprovechar el excedente del desierto de sal de Unuyi, el más grande del mundo. Así, la eficacia y respeto con el entorno del proyecto no viene solo del uso de un material natural, sino también del aprovechamiento de recursos de proximidad.
Experimentos como los del estudio Emerging Objects que lleva años en la impresión 3D de casas con materiales orgánicos, entre ellos la sal. Este método innovador permite construir hogares de forma rápida, asequible y respetuosa con el medio ambiente.
En Colombia, cerca de Bogotá se construyó la Catedral de Sal, en Zipaquirá. La misma fue realizada por el arquitecto Roswell Garavito Pearl en los años noventa. Se encuentra a 180 metros bajo tierra, en el interior de una mina de sal que ha sido explotada desde 1801.
En Polonia, las minas de sal de Wieliczka, una localidad próxima a Cracovia, existe una auténtica ciudad subterránea de sal. Dentro de esta ciudad subterránea de sal, está la capilla de Santa Kinga, con unos 1.000 metros cuadrados y una altura de techo de 18 metros en los que se ha “tallado” una iglesia. Sí, digo tallado, porque se realizó sacando toneladas de sal de la mina, tallando las paredes de la mina, las cuales son como imaginaban de sal.
“Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar”. Arena y espuma, Gibran Jalil Gibran
7 comentarios en “¡Un toque de sal!”
Me encanta el artículo! Bien escrito y muy informativo.
Es un material totalmente sostenible, y no contaminante. Ahora que tenemos que cuidar más que nunca nuestro planeta, todos los gobiernos, podrían poner su granito de arena y de sal, para utilizarla no solo en la construcción, si no en más sectores.
Magnifico artículo «Un toque de sal». No sólo por estar muy bien documentado desde un punto de vista histórico sino porque nos da una lección de respeto al medio ambiente con el uso de un material renovable que, ojalá, pueda usarse en la construcción.
Enhorabuena Marta!!!
Me ha parecido interesantísimo este reportaje de Marta Montoya.
Como un material tan cotidiano, y a la vez tan desconocido podría ser el futuro de la construcción en todo el mundo. Realmente interesante.
Me encanta este artículo tan informarivo. Considero que las técnicas y materiales usados en la antigüedad son más respetuosas con el medio ambiente y como aislantes. Conozco varias personas que están renovando sus viviendas con mortero de cal en lugar de cemento por este motivo, no sabía que la sal tenía estas propiedades tan buenas. Gracias Marta!
Precioso artículo, yo trabaje para Haifa Chenicals Ltd, extraiamos de la sal el nitrotato potásico que produce el milagro de que la huerta de cosechas de mayor volumen y rotación para dar de comer a todos. Me ha encantado este artículo no sé si con el azúcar se podrá construir algo….
Súper interesante!. Muy bien documentado y explicado. Despierta la curiosidad por el futuro de la arquitectura, al tiempo que nos descubre lugares de ensueño a los que querer ir.