viernes, abril 19, 2024

Un viaje al mundo de Alex Katz en el Museo Thyssen-Bornemisza

Texto: Alexia Bonanno

Por primera vez en España se realiza una retrospectiva sobre las obras del pintor Alex Katz. Este precursor del arte pop aún activo (podemos apreciar obras de 2018 a lo largo del recorrido) apoya al comisario de la exposición Guillermo Solano para proponer una visita personal e inmersiva.

La exposición temporal que organiza el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza en Madrid propone dos formas de conocer o de redescubrir de manera más íntima a una de las figuras más importantes del arte americano del siglo pasado. Los casi cuarenta cuadros de gran formato y los estudios que los acompañan ilustran las siete décadas en las que Katz no ha parado de renovarse, aunque manteniendo su estilo único. El mismo, definía su lenguaje como vitalista y cool. El museo propone una visita acompañada de un audioguía en la que además de explicar las principales características del pintor también narra cuadro por cuadro el significado de cada obra.

Sin embargo, el plus de la iniciativa no es la parte educativa de la visita, sino la playlist elaborada según los gustos de Katz. Al ritmo de Sonny Rollins, de Miles Davis o de Charlie Parker el recorrido toma otro rumbo. No solo se proponen estímulos visuales sino también estímulos auditivos que permiten un viaje en el tiempo, a finales del siglo XX y también un viaje espacial a Estados Unidos. No es la primera vez que el museo propone un acompañamiento musical. Ya lo habían hecho con la exposición “La Máquina Magritte”, Georgia O’Keeffe o cuando relacionaron las pinturas de Goya con los vestidos de Balenciaga.

Es entonces, acompañados del ritmo del saxófono, cuando la visita empieza. El color escogido para esta experiencia es un amarillo mostaza que despierta enseguida al visitante. Se ve directamente transportado a un mundo que parece un comic. Los lienzos por su imponente tamaño recuerdan las vallas publicitarias, pero no solo por el formato sino también por el uso de los colores y la simplicidad del diseño. Alex Katz en su pintura figurativa post-abstract se dedica a los retratos icónicos, los retratos múltiples y los paisajes ambientales. Todos estos elementos recuerdan el inicio del Pop Art con una sumersión en el mundo de la publicidad o, dicho de otro modo; de la comunicación. El artista quiere alejarse de la psicología y de las emociones, pero muy rápido se da cuenta de la dificultad que existe en aportar abstracción a las formas. Quiere que el espectador se aleja del análisis y disfrute. Sin embargo, es un ejercicio complicado. Las imágenes parecen hablar por si solas pero el enfoque, el juego de miradas entre los distintos personajes y la manera de incorporar al visitante, obliga a este mismo de forma incontrolada a querer resolver el “misterio” del cuadro.

Apuntes para antes de la visita

Cuadros de gran formato

Este tamaño de lienzo simboliza para Alex Katz la ambición en el arte. La gran escala de las obras siempre le ha impresionado por el poder que tiene en envolver al espectador en el cuadro. Además, no hay que olvidar la influencia del contexto en el que vive el pintor; la popularización de las pantallas de cine y de las vallas publicitarias.

¿Quién es Ada?

Ada es la Marilyn de Arnold Warhol o la Dora Maar de Picasso. La figura de la musa es de la mas importante para los pintores y en el caso de Alex Katz, es su mujer. Se transforma en un rostro icónico que se reencuentra a lo largo de las obras de Katz. Y es que le permitió a través el trabajo de su figura crear su propia forma de retrato, simplificando los rasgos y sobre un fondo indefinido de color único.

Un paisaje evolvente

Katz quiere procurar al espectador una sensación y una experiencia inmersiva. Quiere que, al mirar la obra, aunque el visitante se encuentre fuera del cuadro, este se sienta un personaje más. Para conseguir ese efecto los temas predilectos son los nocturnos y los bosques.

La narración de Alex Katz tiene la aspiración de pintar el presente. Es decir, representar momentos especiales de cada década, pero también poder capturar el momento, ese que solo dura un segundo y que no es simplemente visual, sino que es el conjunto de todas las sensaciones. Por esta razón esta exposición debe vivirse con la música en los oídos, los lienzos en frente de los ojos y con una buena compañía, algo que no sobra.

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