Por Javier Cuenca/ Fotos V.P.
Valentín Paredes es uno de esos actores españoles que, sin hacer ruido, ha logrado mantenerse fiel a su profesión cultivando tanto el cine y la televisión como el teatro, siendo este último la expresión artística que prefiere de todas las que le brinda su oficio. En pantalla grande ha trabajado con nombres importantes del cine español como Eloy de la Iglesia, Luis García Berlanga o José Luis Garci, y aunque pudo ser el Lorca de Bardem en la televisión de finales de los ochenta, se ha desquitado en las tablas, donde su relación con el poeta de Fuente Vaqueros ha sido más que evidente. De todo esto y de algunas cosas más hemos hablado con él.
A Valentín Paredes (Manchita, Badajoz, 1955) se le nota enseguida el cariño que siente por su profesión, algo que le viene de antiguo: “Desde que vi mi primera película con ocho años, en mi pueblo natal, Manchita, me quedé fascinado con lo que pasaba en la pantalla. Desde entonces tenía como un amor por el cine que luego, con los años, se hizo realidad”.
Pero a pesar de que considera que se dedica a una profesión “maravillosa”, reconoce que también es “muy insegura”. Y es que, dice, “siempre estás esperando que suene el teléfono”. “Pero llevo cuarenta años en esto, es lo único que he hecho y lo único que sé hacer. Soy un actor que he ido pasito a pasito, y tengo la suerte de hacer cine, televisión y teatro, los tres medios. Me he llevado muy bien con ellos y ellos me han acogido muy bien”, explica.
En este sentido, subraya que el teatro es donde el actor “se puede medir con un público distinto cada día, y ahí estás tú solo ante el peligro. Ahí no puedes decir ´¡Corten!’, como en un rodaje. No puedes repetir la secuencia. Es lo que más me gusta porque estás todos los días aprendiendo, alerta. Yo estoy encantado de estar así porque cuando lo sabes todo ya te puedes retirar. El teatro es vida, emoción y disciplina, es notar el cariño del público. Y eso es encantador”.
Y hablar de teatro en el caso de Valentín Paredes es hacerlo también sobre Federico García Lorca, a quien estuvo a punto de interpretar, por cierto, en la serie sobre el poeta granadino que dirigiera Juan Antonio Bardem a finales de los 80, donde quedó finalista en el casting. En esa década representó “El público”, en el Teatro María Guerrero de Madrid y posteriormente en Italia, y comenta con una sonrisa que el autor de “Yerma” parece que le persiguiera, porque encarnó al poeta en una ópera y el pasado año estuvo representando “La comedia sin título”, que retomará precisamente el próximo 11 de octubre con una función en el teatro Federico García Lorca, ubicado en el municipio madrileño de San Fernando de henares.
Me cuenta que “La comedia sin título” fue la última obra que escribió Lorca (quedó incompleta, sólo tiene un acto), y el director de este montaje, Emilio Barrachina, ha incluido en su adaptación un relato de los últimos días del poeta, con su detención y posterior fusilamiento. En la obra Paredes da vida a un político fascista de Granada, uno de los artífices del arresto y fusilamiento del escritor. “Lorca, aparte de que es un autor teatral y un poeta maravilloso, la verdad es que está más vivo que nunca”, señala el actor.
La importancia de “El pico 2”
Este 2024 se cumplen cuarenta años del estreno de “El pico 2” (1984), secuela de la película que Eloy de la Iglesia rodara un año antes y en la que nuestro entrevistado encarnaba al Tejas, un papel decisivo en su carrera. “Tengo muy buenos recuerdos, sobre todo de Eloy de la Iglesia, y luego de los compañeros, José Luis Manzano y el Pirri, que eran actores de la calle que hacían de ellos mismos. Yo me metí en ese mundo interpretando al Tejas, que tenía que estar a su altura. Fue una película que estuvo seis meses en la Gran Vía, que ahora es impensable en una película española”, evoca.
Me cuenta incluso una anécdota relacionada con su participación en este filme: “Era una época en la que la droga campaba a sus anchas y había gente que terminaba en la heroína. Entonces mucha gente me paraba por la calle y me decía: ‘Tejas, ¿tú te has curado de la droga?’, y yo daba explicaciones diciendo que sólo era el actor. Mis amigos me decían: ‘Valentín, no des explicaciones. Di que sí, que te has curado de la droga’ (ríe). Fue una película que marcó mucho, que retrató una sociedad y un momento en España, y Eloy de la Iglesia lo hizo como nadie”.
Además de con de la Iglesia, Paredes ha tenido la fortuna de rodar con directores importantes del cine español, aunque en algunos casos hayan sido pequeños papeles. Intervino, por ejemplo, en «La vaquilla» (1985), de Luis García Berlanga, donde interpretaba a un soldado que atravesaba las trincheras, en un plano secuencia, y daba el parte al personaje de Alfredo Landa. Pero también se ha puesto a las órdenes de Javier Elorrieta, Antonio del Real o José Luis Garci, con quien ha rodado tres películas y del que destaca la mucha libertad que deja a los actores.
Respecto a la televisión, además de en aquel episodio de «Verano azul» en el que encarnaba a un navajero, se le ha podido ver en otras series como «Hostal Royal Manzanares«, con Lina Morgan, «Brigada Central”, “La casa de los líos” o incluso la más reciente «Aquí no hay quien viva«. Comenta que el televisivo es un medio que “te da popularidad porque cuando no sales en televisión y haces teatro parece que estás retirado”.
En cuanto a próximos proyectos, en el momento de realizar esta entrevista se encontraba haciendo las maletas para viajar a Nueva York, donde rueda por primera vez a las órdenes de un director norteamericano. Me cuenta que se trata de una película titulada “Cliente virtual”, un thriller, cuyo responsable es un cineasta llamado Ray Hungría. “Yo voy a interpretar a un sacerdote, el Padre Tomás, que esconde muchas cosas. Un personaje muy oscuro”, detalla.
En teatro, además de la mencionada “La comedia sin título”, de Lorca, estrenará a mediados del próximo mes de diciembre, en Avilés, una obra titulada “Magia: Una comedia fantástica”, del escritor inglés G. K. Chesterton y dirigida por Emilio Barrachina, que es la primera vez que se hace en España y que posteriormente también se podrá ver en Madrid y en otros puntos de la geografía nacional. “Es una función maravillosa, donde interpreto a un duque que representa la política”, explica el actor.