Yemen, una crisis humanitaria que exige atención urgente

Por Laura Fernández Rofríguez

Cada día, más de 130 personas mueren en Yemen debido a la guerra, muchas de ellas niños. El conflicto actual de Yemen sigue siendo complejo y devastador para la sociedad y ha desencadenado en una grave crisis humanitaria desde que explotó en 2015 y que, lamentablemente, cada vez se está quedando más en el olvido al centrar actualmente la atención global de la sociedad en otros conflictos internacionales como el prolongado conflicto entre Ucrania y Rusia.

Yemen se ha visto sumergido en una prolongación de sucesos macabros y violentos que han provocado el sufrimiento de toda su población. Algunos líderes mundiales han hecho el esfuerzo de expresar su preocupación por la situación en Yemen, y la respuesta internacional ha sido insuficiente y en muchas ocasiones no ha existido una buena coordinación para tratar de abordar o aliviar esta crisis humanitaria de manera eficaz. Mientras todo el mundo centra su atención en otros conflictos, Yemen continúa sufriendo en silencio y no se le da la misma importancia o visibilidad a pesar de ser una tragedia igual de urgente y desgarradora.

Esta guerra involucraba una lucha entre las fuerzas leales al gobierno reconocido internacionalmente y liderado por el presidente Abdrabbuh Mansur Hadi frente a los rebeldes hutíes, conocidos como el movimiento Ansar Allah, que al tomar el control de la capital Saná, además de otras partes del país, desafió al gobierno. Esto desencadenó en una agresiva respuesta militar, donde también intervino Arabia Saudita para apoyar al gobierno de Hadi, mientras Irán intervino a favor de los hutíes, lo que complicó aún más el conflicto por las grandes tensiones geopolíticas añadidas.

Aunque han existido intentos de soluciones políticas, como las conversaciones de paz en Estocolmo en 2018 y el acuerdo de cese al fuego de 2022, el conflicto continúa sin una resolución clara. Las violaciones de los acuerdos de alto el fuego son comunes y los combates siguen afectando a la población civil, lo que retrasa cualquier avance para lograr la paz.

Esta guerra provocó una grave crisis humanitaria que se ha considerado una de las peores en el mundo, y a la que nunca se le ha dado la importancia real que merecía, no solo en el momento que explotó, ya que se ha prolongado a lo largo de los últimos 10 años y cada vez se le ha dado menos visibilidad. Este conflicto ha llevado al país a un estado de sufrimiento generalizado, donde gran parte de la población tuvo que huir para poder sobrevivir, y otros muchos tuvieron que enfrentarse a problemas como el hambre o la falta de servicios básicos como la educación o la atención sanitaria, lo que provocaba la expansión de enfermedades que en otras circunstancias hubieran sido prevenibles. El país se encontraba muy dañado y eso dificultaba la entrega de ayuda humanitaria que salvase vidas o tendiese la mano a quien lo necesitase.

La comunidad internacional ha tratado de poner remedio a este conflicto en múltiples ocasiones, pero ha fallado al no proporcionar una respuesta adecuada y no se ha conseguido ninguna solución política ni humanitaria por la falta de voluntad. La situación es muy preocupante por el gran impacto directo que tiene en la población civil, sobre todo los inocentes, y la falta de acceso a las áreas afectadas por la dificultad que tiene.

Más de 4 millones de personas han sido desplazadas desde el inicio de la guerra, lo que ha generado una crisis de refugiados que afecta no solo a Yemen, sino a los países vecinos, que también enfrentan sus propias crisis humanitarias.

La situación que se está viviendo en Yemen es desoladora y desgarradora. Sus comunidades están devastadas y las infraestructuras básicas como hospitales, escuelas e incluso los suministros de agua han sido dañadas y destruidas por la violencia. La población Yemení está sufriendo miles de muertes diarias en las que han perdido la vida mucha población civil inocente, además de generar miles de migraciones a campamentos improvisados o refugios superpoblados en busca de un refugio en pésimas condiciones, aunque sean extremadamente precarias, y un acceso muy limitado a bienes necesarios, como la comida, el agua o la atención médica.

Además de la destrucción física existe un gran impacto psicológico en sus habitantes, que viven con temor e inseguridad, dejando miles de personas, incluidos niños traumatizados por el horror vivido.

Estos actos deberían de ser duramente castigados por organismos importantes para tratar de frenar el conflicto o al menos servir de tregua. No se puede permitir que el conflicto de Yemen se quede en el olvido, porque muchas personas están sufriendo por esta lucha. Por ello, es necesario que el mundo conozca la gravedad de la situación y actúe con conciencia para tratar de abordar el problema. Lo más conveniente es que la comunidad intensifique sus esfuerzos y actúe de manera decisiva, abordando esta crisis con medidas urgentes, que pongan fin al conflicto y proporcionen ayuda humanitaria a todos aquellos que la necesitan desesperadamente.

Yemen no puede seguir hundido en el olvido en medio de la atención global. Una tragedia de este calibre exige la atención y acción inmediata, por lo que es importante darle la visibilidad que merece esta guerra y frenar el impacto devastador de la vida en el país.

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