Redacción
Conocido como el «oro líquido» por sus innumerables propiedades cosméticas y culinarias, el aceite de argán ha conquistado el mundo
Presente en multitud de productos de belleza y gastronomía gourmet, su popularidad global es relativamente reciente. Sin embargo, la historia y el origen de este preciado elixir se remontan a siglos atrás, arraigados en la cultura de una región muy específica del planeta: el suroeste de Marruecos.
El aceite de argán no es solo un producto; es el legado de un árbol único y de las comunidades que han sabido honrarlo y trabajarlo durante generaciones.
El Árbol de Argán: Un Tesoro Endémico de Marruecos
El protagonista de esta historia es el árbol de argán (Argania spinosa), una especie que solo crece de forma natural en las regiones áridas y semiáridas del suroeste de Marruecos, principalmente en el valle del Souss y sus alrededores, extendiéndose hasta el límite del Sáhara.
Este árbol es un verdadero milagro de la naturaleza
Resistencia Extrema. El argán es increíblemente resistente a las duras condiciones climáticas, la sequía y los suelos pobres. Sus profundas raíces pueden alcanzar el agua a más de 30 metros de profundidad, lo que lo convierte en un pilar fundamental para contener la desertificación y proteger el ecosistema de la zona.
Longevidad. Puede vivir hasta 200 años, alcanzando alturas de 8 a 10 metros.
Patrimonio de la Humanidad. Dada su importancia ecológica y socioeconómica, la UNESCO declaró la región de la Arganeraie como Reserva de la Biosfera en 1998. Además, en 2014, los conocimientos y métodos ancestrales de uso y producción del aceite de argán fueron reconocidos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Un Descubrimiento Ancestral: El Rol de las Cabras y las Mujeres Bereberes
La historia del descubrimiento y uso del aceite de argán está íntimamente ligada al pueblo bereber, los habitantes indígenas del norte de África. Durante milenios, estas comunidades han dependido del árbol de argán para su sustento, utilizando sus frutos, su madera y, por supuesto, su aceite.
La Leyenda de las Cabras. Una de las historias más populares cuenta que fueron las cabras, famosas por su habilidad para trepar a los árboles de argán, quienes inspiraron a los bereberes. Las cabras se alimentaban de los frutos carnosos del argán y luego defecaban las nueces, que las mujeres bereberes recogían. Estas nueces, ya sin la pulpa, eran más fáciles de procesar para extraer las semillas.
Un Proceso Artesanal Femenino. La producción tradicional del aceite de argán es un proceso laborioso y ancestral, llevado a cabo casi exclusivamente por mujeres bereberes en cooperativas locales. Este trabajo es una parte vital de su economía y su identidad cultural:
Recolección. Los frutos maduros se recogen del suelo.
Secado y Despulpado. Se secan al sol y se les retira la pulpa carnosa.
Extracción de la Nuez. La nuez, de cáscara extremadamente dura, se rompe a mano con piedras, una tarea que requiere gran destreza para no dañar las semillas internas.
Molienda y Prensado. Las semillas se muelen en molinos de piedra tradicionales hasta obtener una pasta. Esta pasta se prensa en frío para extraer el preciado aceite. Se necesitan aproximadamente 30 kg de fruta y 10 horas de trabajo artesanal para producir tan solo 1 litro de aceite.
Usos Tradicionales y la Fama Moderna
Durante siglos, el aceite de argán ha sido un pilar en la vida de las comunidades bereberes.
Uso Culinario: Una versión tostada de las almendras de argán se utiliza para producir un aceite comestible con un sabor a nuez, empleado para condimentar platos, mojar pan o preparar el «amlou», una pasta dulce similar a la mantequilla de cacahuete, mezclada con almendras y miel.
Uso Cosmético y Medicinal: Tradicionalmente, se ha utilizado por sus propiedades nutritivas y regeneradoras para la piel (hidratación, anti-envejecimiento, tratamiento de afecciones cutáneas) y para el cabello (brillo, suavidad, reparación).
La fama global del aceite de argán en la cosmética y la gastronomía se ha disparado en las últimas décadas, impulsada por el reconocimiento de sus beneficios (rico en vitamina E, ácidos grasos esenciales y antioxidantes). Sin embargo, es crucial que este auge comercial beneficie a las comunidades locales y que se promuevan prácticas de comercio justo y sostenible que protejan tanto el árbol de argán como las tradiciones de quienes lo han cultivado y procesado durante siglos.
El aceite de argán es más que un producto de moda; es un símbolo de resiliencia, tradición y la profunda conexión entre la naturaleza y la cultura humana.