Por Jaime Carrancio González
Un estudio llevado a cabo por el Hospital 12 de Octubre y la Universidad Rey Juan Carlos revela que la presencia de perros de terapia disminuye el dolor, la ansiedad y el miedo en niños y niñas, sobre todo al famoso temor de los hospitales y las agujas. Según el estudio, «Cada vez que un perro está presente, todos nuestros problemas desaparecen«.
Cada miércoles por la tarde, la unidad de cuidados intensivos pediátricos del Hospital 12 de Octubre rompe su rutina durante una hora. Los niños ingresados esperan ansiosamente este momento, mientras las enfermeras y doctoras salen al pasillo emocionadas a dar la bienvenida a Ceo y Alma con un grito de alegría: «¡Los perros están aquí!». Desde 2019, este centro de salud ha implementado un programa que involucra a estos animales, cuyos efectos positivos acaban de ser publicados en la revista “European Journal of Pediatrics”. La terapia asistida con perros demuestra reducir el terror y los agobios de los pacientes.
Los resultados no sorprendieron a Alba Palacios, intensivista y una de las autoras del estudio. Un año antes de que el proyecto se pusiera en marcha, había realizado una estancia en el UCSF Benioff Children’s Hospital de San Francisco, donde tenían dos perros trabajando oficialmente en la unidad. «Recuerdo que tenían un programa de intervención establecido y los perros entraban en la UCI», menciona. Esta experiencia la inspiró a implementar un programa similar a su regreso al hospital.
Actualmente, en el Hospital Sant Joan de Déu es común encontrarse con perros como Pimba o Sugus en el recibidor, pasillos, salas de espera y salas de extracciones. Estos perros tienen como objetivo hacer más agradable la estancia de los pequeños pacientes y distraerlos durante procedimientos que pueden causar nervios tanto en los niños como en los adultos. El hospital cuenta con una plantilla de veinte perros, cada uno con su cuidador, formando un equipo inseparable. Según Codina, uno de los cuidadores, consideran a los perros como empleados más del hospital, ya que cada uno tiene su propia tarjeta identificativa. Cuentan con un total de 20 perros que realizan alrededor de 11.600 intervenciones al año, todas enfocadas en alcanzar un objetivo terapéutico. Por ejemplo, ayudan a los niños que sienten miedo a levantarse después de una cirugía de espalda, distrayéndolos del dolor y animándolos a dar paseos.
A pesar de que la experiencia ha sido más breve en el Hospital 12 de Octubre, también han ampliado la presencia de los animales. Al principio, tenían la intención de llevar a cabo el programa en la unidad de radiología, pero finalmente optaron por la UCI. Inicialmente, establecieron un límite de edad de tres años, ya que creían que hasta esa edad los niños no podían interactuar adecuadamente con el animal. Sin embargo, han empezado a incluir también a los bebés, ya que es una experiencia muy positiva para sus padres, quienes a menudo enfrentan situaciones muy difíciles. Desde la unidad de cuidados intensivos, que atiende a unos 500 niños en estado crítico al año, a veces se llevan a los perros a otras áreas del hospital.
Una vez más, el objetivo de este programa es terapéutico. «Por lo general, por la mañana contactamos con los profesionales de la asociación Bitácora, una psicóloga y una terapeuta ocupacional, y les informamos sobre qué pacientes creemos que pueden beneficiarse más, qué les está pasando, si tienen mucho miedo o están tristes, y qué áreas podrían trabajar con el perro. Por ejemplo, si les cuesta hacer ejercicio o salir de la cama», explica la doctora Palacios.
Además, los perros en hospitales pueden contribuir a mejorar el estado de ánimo de los pacientes, proporcionando compañía y afecto. Esto es especialmente importante para aquellos que están hospitalizados durante largos períodos y pueden sentirse solos o deprimidos. La simple presencia de un perro puede alegrar el día de un paciente y brindarle un sentido de bienestar emocional. Otro beneficio importante es el estímulo físico que los perros pueden proporcionar. Animar a los pacientes a interactuar con los perros puede fomentar la movilidad, el ejercicio y la rehabilitación, especialmente en aquellos que están convalecientes o tienen movilidad reducida. Esto puede contribuir a una recuperación más rápida y efectiva.
Por último, la presencia de perros en hospitales puede crear un ambiente más cálido y acogedor. Los perros son conocidos por su capacidad para generar una sensación de calma y confort, lo que puede mejorar la experiencia general de estar en el hospital tanto para pacientes como para familiares y personal médico.