sábado, septiembre 27, 2025

Pilar Calvo: “La ley del deporte es como una carretera sin radares, si no vigilas que se cumpla, no sirve de nada”

Por Laura Fernández Rodríguez

Pilar Calvo ha sido campeona de España en tiro al plato y ha destacado en la modalidad de skeet desde que comenzó a competir en 1993. Pero su puntería más certera no se mide en medallas, sino en la lucha diaria por visibilizar la desigualdad que enfrentan las mujeres en el deporte. Ahí, también ha tenido que disparar contra blancos móviles como la indiferencia institucional, el machismo estructural y el silencio.

La Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional nació con ese impulso: el de ocupar un vacío. “No había ninguna que defendiera los derechos de las mujeres en el deporte, y de ahí hemos ido creciendo hasta el día de hoy, luchando porque nos hagan caso”. En ese plural hay confianza y compañía, pero también cansancio. Porque, aunque desde fuera pueda parecer que las cosas avanzan, desde dentro la percepción es otra. Pilar lo dice sin rodeos: “No estoy muy de acuerdo en que haya grandes avances. Hemos visto algún cambio, más por obligación de nuestras denuncias que por otra cosa”.

El ejemplo más evidente lo encuentra en el fútbol femenino. No fue una evolución natural ni un interés espontáneo por parte de la Federación. “El fútbol ha avanzado porque la FIFA obligó a la Federación Española a meter el fútbol femenino. Si no llega a ser por la FIFA, ahora mismo no tendríamos lo que tenemos”, asegura. A pesar de la visibilidad creciente, la presencia mediática sigue siendo mínima: “Aquí hay 20 canales de televisión y están echando en todos fútbol. En alguno, a lo mejor, fútbol femenino. Todos masculinos”. El mensaje es claro, no basta con existir, hay que existir en igualdad.

La ley del deporte prometía ser un antes y un después. Pero Pilar desconfía de lo que está en papel pero no se traduce en acción. “Se ha hecho una ley que no se ve para nada. Los políticos hacen la ley y se desentienden. Ya se creen que está todo hecho”. Sobre esta ley, Pilar es muy clara “Vamos camino de dos años y medio desde que esta ley entró en vigor y sigue sin reglamentar. No les interesa, no les importa”. Para ella, la legislación sin control es como una carretera sin radares. “¿Tú crees que la gente llevaría cinturón si no hubiera guardias civiles? Pues es lo mismo. Si no vigilas que se cumpla, no sirve de nada”.

En paralelo a esa lucha institucional, Pilar y su equipo impulsaron el Programa de Mecenazgo Deportivo. La idea nació de una situación muy concreta: una familia con tres niñas en una competición de esgrima, abrumada por los gastos. “Uno de los padres nos dijo: ‘Ojalá no hubiera ganado’, porque llevar a sus tres hijas a competir le había supuesto un dineral”. Esa frase quedó grabada. No solo por lo que decía, sino por lo que implicaba, el talento a menudo choca contra la economía familiar.

A través del mecenazgo, las deportistas pueden recibir donaciones con beneficios fiscales para quienes las apoyan. El sistema es sencillo, transparente y accesible. “Las deportistas normalmente no saben ni cómo gestionar facturas, IVA, declaraciones… Esto lo simplifica mucho”. También cambia la relación con las empresas, que ahora tienen un incentivo real. “Esta empresa antes me daba 3.000 y ahora me puede dar 6.000, porque tiene un retorno, y antes lo hacía de vez en cuando, ahora todos los años”, cuenta.

Las historias personales se cruzan en esta red invisible de apoyo. Pilar recuerda cómo, en su caso, tuvo que costearse campeonatos internacionales representando a España. “Las federaciones te dicen que no tienen dinero y que solo ayudan a los que ya están arriba”. La situación es injusta, ya que si no puedes pagar, no compites, y si no compites, no llegas arriba. “Conozco a una chica que tiene dos hermanos olímpicos. ¿Sabes lo que es conseguir dos olímpicos en una familia? Es dificilísimo. Pero lo consiguieron porque tenían recursos”.

El programa ha crecido, pero aún está lejos de lo que podría ser. “Ya nos gustaría poder ampliarlo más, pero dependemos de la capacidad de los donantes. Lo único que hacemos es ponerlo a su disposición y promocionarlo”. A las empresas que aún dudan, Pilar les lanza una invitación directa: “Pueden preguntar a otras que ya participan. Que vean que efectivamente funciona. Apoyar el deporte femenino no solo es una cuestión de valores, también lo es de responsabilidad social corporativa. Y además, tener el honor de que una deportista te represente… eso no tiene precio”.

Pilar Calvo no ha dejado de competir, ni en en el terreno de juego ni fuera de él. Pero su mayor puntería, hoy, apunta hacia un blanco mucho más ambicioso: un sistema deportivo en el que nacer mujer no sea un obstáculo que debas superar antes siquiera de jugar.

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