Por Sandra Cuenca/ Fotos cedidas por Raquel G.C.
Aunque en un principio todo el mundo pensó que Raquel García Ceballos había sido la primera mujer europea en ascender el Quelccaya, el glaciar tropical más grande del planeta situado en Perú, al mes de volver a España se dieron cuenta de que había sido la primera en el mundo en hacerlo. La chica anterior que lo hizo subió 5.650 metros y ellos consiguieron hacer, está grabado y documentado, 5.666 metros, 16 metros más. Raquel siempre dice que en montaña un metro cuenta como si fueran quince.
Hablar con Raquel García Ceballos es siempre una manera diferente de viajar a la montaña sin estar allí, es como recorrer junto a ella miles de kilómetros sin moverte de casa, pero, sobre todo, es darse cuenta de lo que esta mujer es capaz de conseguir con esfuerzo y muchísimo trabajo. Hace tres años de nuestra última entrevista, pero he vuelto a encontrarme con una mujer fuerte, sonriente y con sueños por cumplir, porque como dice ella: «mi sueño ahora es seguir soñando«.
Te has convertido en la primera mujer en el mundo en ascender al Quelccaya, el glaciar tropical más grande del planeta, el pasado mes de noviembre. ¿Cómo preparaste esa expedición?
La preparo con más esfuerzo físico y mental que en otras expediciones anteriores, y lo hago porque era el reto más importante, tanto mentalmente como físico. Empecé a hacer entrenamientos semanales en salas, mucha montaña y terapia emocional, podriamos decir. Enfrentarse a un glaciar cuando nunca has estado en uno, algo tan grande y tan inmenso, a una altitud en la que nunca había estado… requería bastante preparación en todos los aspectos.
¿Qué te encuentras por el camino? Antes de, durante y después…
Antes del proyecto me encuentro con bastantes barreras, como siempre, a la hora de encontrar patrocinadores, pero no me puedo quejar, es la verdad. Hay algún fallo de uno de los patrocinadores que me quitó la mitad del dinero, esto sucede quince días antes de irme. Durante, me encuentro con que ha sido el reto más complicado físicamente que he hecho hasta ahora, no emocionalmente, porque emocionalmente el más duro fue mi primera expedición de los tres meses en Nepal. A mi regreso, me encuentro con la buena noticia de que el logro que pretendíamos se superó con creces, porque al final, un patrocinador quiere que seas imagen de su marca y que estés en lo más alto y yo lo conseguí.
¿Qué hiciste y que sentiste al llegar a la cima?
Cuando llegamos, no sabíamos que lo habíamos conseguido porque no se veía nada, eran las dos de la mañana y había mucha niebla, solo adivinábamos el frontal de delante, íbamos marcando en el hielo las cruces donde podía haber grietas. Cuando estábamos casi llegando, estuve a punto de abandonar, me paré, tiraban de mi y de la cuerda, y dije que no podía más, que ahí me quedaba. Estaba exhausta, estaba como cuando una pila se queda sin batería, pero a nivel de cabeza estaba igual. Porque otras veces dices: «venga, venga», pero mi cabeza tampoco podía, y me dijo Quique: «Raquel, espera, que Guillermo ha ido más adelante, espera…» entonces volvió y nos contó que estábamos en la cima. Yo me derrumbé, no hice nada, todo el mundo abrazándome, todo el mundo celebrándolo y yo inmóvil, es que me acuerdo, como te lo estoy contando, inmóvil, no decía nada, me fueron a grabar y nada. A los dos minutos era otra persona, es el vídeo ese que ha recorrido las televisiones y en el que salgo yo grabándome, diciéndome: «lo hemos conseguido«. Ha sido una cima un poco diferente, no sé, estaba tan muerta que no me apetecía celebrarlo y ya cuando te das cuenta de lo que has hecho, después de un año entero de trabajo, empiezas a pensar y dices, ostras, el momento es ahora.
¿Cuándo te das cuenta de lo que habéis conseguido?
Cuando estábamos allí ya sabíamos que habíamos ascendido 5.366 metros. Cuando llegamos a Cuzco hablamos con nuestro guía peruano y le preguntamos por la chica peruana que había sido la primera mujer en el mundo en ascender a ese glaciar, sabía su nombre y poco más. Cuando llevábamos un mes en España nos pusimos a investigar algo más, y nos dimos cuenta de que esos 16 metros lo que conseguían es hacer que fuéramos los primeros que ascendíamos a esa altitud. De ahí el titular en todas las noticias de que yo había sido la Primera Europea, ahora, en las entrevistas que estoy haciendo, es cuando se está diciendo que he sido la primera mujer en el mundo.
Con este logro, ¿van a cambiar tus próximas expediciones? ¿Es posible que tengas más patrocinadores?
No sé si voy a tener más patrocinadores, lo que si sé es que tengo más años, uno más. Te puedo decir que la siguiente expedición he conseguido tenerla sin yo buscarla, que es algo muy complicado, algo que no haya hecho nadie antes. Patrocinadores probablemente tenga, pero fíjate que no sé hasta que punto… Este año no he hecho nada, es la primera vez que me pasa, pero necesitaba desconectar. Hasta los súper profesionales me decían que en algún momento iba a petar si no paraba, que yo no puedo hacer un reto todos los años y, efectivamente, tengo uno para el año que viene que lo haré dependiendo muchísimo de mi cabeza. Ese reto sería como para retirarme después, sería el más grande que haya hecho hasta ahora, pero ahora mismo no estoy segura de nada, tengo todavía un año por delante.
En todas tus expediciones siempre haces mucho hincapié en el Cambio Climático, ¿Qué le dirías a esa gente que todavía sigue negando que exista esto?
Yo les diría que asistieran a alguna de mis charlas con la proyección del documental, que vean lo que viví, que vean ese glaciar y que sepan que a finales de este siglo ese glaciar solo lo podrán recordar por esas imágenes. Ya no existirá, lo dicen estudios científicos, es un glaciar que tiene un retroceso brutal, y para finales de este siglo ya no existirá el glaciar más extenso del planeta, que es el Quelccaya.
El documental «Quelccaya, donde descansan las estrellas», ¿Qué acogida ha tenido? ¿Qué es lo que te ha dicho el público después de verlo?
Yo sigo dando charlas y la acogida es muy buena. En el documental no solo se puede ver mi esfuerzo, se ven imágenes muy bonitas, además del glaciar se ven montañas y, además, se ve una parte social distinta a lo visto hasta ahora. Se ven los campamentos sanitarios con el médico cardiólogo, pero también mi parte más personal: talleres de de pintura que yo hago con niños de seis años. Esas pinturas las tengo aquí en España y las voy exponiendo por todos los sitios a los que voy. Este documental ha tenido, y sigue teniendo, una acogida espectacular.
¿Cada cuanto tiempo haces esas charlas?
Las hago cada vez que me llaman. Hace unos días me han llamado para ir a Toledo en noviembre, así que, cada vez que me llaman de un club, de una asociación o de un ayuntamiento, ahí estoy yo.
¿Es cierto que no te ha recibido ninguna entidad oficial en tu comunidad, Cantabria, después de haber conseguido el reto de Quelccaya?
Es cierto, a día de hoy sigo esperando a que me reciba alguien en mi comunidad. Todas las semanas veo como se recibe a diferentes deportistas: jugadores de bolos, de petanca o de baloncesto porque traen medallas, pero no ha habido ni una mención a lo que he conseguido, ni a nivel regional ni a nivel nacional. Se han hecho eco televisiones como la Sexta o Antena 3, ha salido en algún periódico, pero nadie me ha recibido. No quiero alfombras rojas, simplemente un titular como que una cántabra o una española ha sido la primera mujer en el mundo que consigue tal. Es la primera vez que digo esto, pero es que estoy muy quemada.
¿Qué crees que es lo más importante que te ha enseñado este deporte?
Hasta que no he hecho estas cosas no sabía la capacidad que tenemos a nivel físico y mental. Cada vez que decimos «no puedo o ya no puedo más» se puede, y yo lo he vivido. Lo hice en mi primera travesía durante los momentos más duros y lo logré. Es como cuando estás entrenando y sientes que no puedes más, viene tu entrenador y te pide que hagas una más porque puedes, y vas tú y la haces. Siempre se puede un «poquito más».
Eso quiere decir que tienes que estár con ganas y fuerza a nivel físico y a nivel mental ¿no? Tiene que haber un equilibrio entre los dos…
Exactamente. Y te voy a decir que quizás no están nivelados, aunque deberían, pero el equilibrio en la vida creo que es lo más complicado de conseguir en cualquier ámbito y en cualquier aspecto. En este caso, por suerte, tengo más equilibrada la balanza en positivo, más la cabeza que el cuerpo, porque mi cuerpo, en Quelccaya, había dicho hace tiempo, muérete. Y mi cabeza decía, mueve una pierna, Raquel, y la movía, daba un paso… casi puedo decir que vi el límite.
Por lo que me has contado antes, sigues pintando ¿no?
Sí, sigo con la pintura, pero además ahora estoy dando talleres de arte para niños, gente mayor y para el resto de edades. Es un tipo de terapia con arte y estoy muy contenta. Me convierto en una especie de guía cuando vienes a mi clase de 90 minutos y donde vas a desconectar todo lo que puedas de una manera diferente.
En tu página web podemos encontrar información sobre tus talleres y sobre tus expediciones ¿verdad?
Los talleres los subiré en breve, pero si que están los dos documentales, el de mujeres, el resumen de mis 5 expediciones, en el que ellas cuentan las historias y yo soy el hilo conductor. Luego está el de niños donde también hay un resumen de 5 expediciones pero para niños, en los colegios hablo de los valores que aquí vamos perdiendo y que en los países del tercer mundo tienen, al final es lo que vale.
¿Vas a continuar dándole el mismo sentido social que tienen tus expediciones a las próximas que vengan?
Siempre, porque pienso que seríamos muy egoístas, o yo por mi parte lo sería, ir a un país a llevarme un récord o simplemente una experiencia y no dejar nada a cambio. Me han ofrecido muchos retos a los que he dicho que no por no haber una parte solidaria, de hecho, me han ofrecido hace poco uno al polo y allí, con los esquimales, poca parte solidaria puedo hacer. Así que, si sigo haciendo esto siempre habrá una parte social.
En la anterior entrevista me contaste que tu sueño era subir al Macalu y me dijiste que no ibas a poder hacerlo…
Ya no tengo ese sueño.
¿Cuál es tu sueño ahora?
La verdad es que mi sueño ahora es seguir soñando, claro, es seguir soñando pero no con una cosa concreta. Me he dado cuenta de que puedo seguir soñando con lo que quiera y soñar grande, que es gratis y que los sueños se pueden cumplir.