jueves, abril 25, 2024

Víctor Manuel: “Escribir sobre Asturias no me cuesta ningún trabajo”

Texto: Javier Cuenca Fotos: Antonio Cuenca y V.M.

Víctor Manuel no para de dar conciertos. Actualmente tiene en escena dos formatos, uno acústico y otro con banda, que va alternando por las diferentes ciudades y donde interpreta sus éxitos de siempre, los de toda la vida, junto a las canciones que por el momento forman parte de su disco más reciente, «Casi nada está en su sitio«, publicado en 2018, antes de que todo se descolocara por completo. Y ya tiene en mente un nuevo disco, en el que puede que pronto se ponga a trabajar. De estas y otras cosas hemos hablado en esta entrevista.

Conversar con Víctor Manuel (Mieres del Camino, Asturias, 1947) es hacerlo con una parte importante de la historia viva de la canción popular en castellano, y más en concreto de la música de autor española. Así que mejor empezar por ahí, por cómo ve el cantautor asturiano, desde su dilatada trayectoria de más de cincuenta años de música, el actual estado de salud de la canción de autor en nuestro país.

Hay un montón de gente buenísima haciendo muy buenas canciones. El problema, como siempre desde hace muchos años, es la ilusión, llegar a los medios, que te conozcan, que te programen en la radio convencional o en radiofórmulas. Eso es lo más complicado de todo, aunque las redes suplen mucho trabajo. Pero no es lo mismo”, dice. E ilustra esto último con una anécdota: “Hay un cantautor gallego estupendo que se llama Xoel López, y me daba cuenta de que físicamente no lo conocía. Hoy he visto por primera vez una foto de él en una revista o en un periódico. Y tiene diez discos y no sé cuántas cosas”.

En su opinión, el problema es que “como en televisión sólo salen los que salen”, los cantautores han de hacer un trabajo extra, incluso triple, porque la difusión de su música es muy complicada. “Hay demasiada música y pocos prescriptores”, añade, “poca gente que te diga escucha esto o escucha lo otro, de la que tú te puedas fiar. El problema de las redes desde ya hace muchos años es que puede enamorarse de tu trabajo una gente, hacerte miles de bajadas, y eso tú no lo monetizas. Al día siguiente te vas a repartir pizzas otra vez. Hoy día, que la gente pueda vivir, aunque sea mínimamente de su trabajo, es lo más complicado, la profesionalización”.

Víctor Manuel con Serrat, Aute y Sabina

Nada de profeta

Por situarnos en lo más reciente, hablamos un poco sobre su último disco de estudio, publicado en 2018 y de título muy significativo, “Casi nada está en su sitio”. Ese álbum se iniciaba con la canción “Allá arriba al norte”, una oda a su tierra, Asturias, en clave bucólica, muy diferente a aquella otra pieza de hace tantos años que ha acabado convirtiéndose en todo un himno.

La letra de aquella otra canción sobre Asturias, que es de Pedro Garfias, está escrita en 1937, en una situación absolutamente dramática, cuando Asturias acaba de perder la guerra, digamos. Y esta última es una canción amable, bucólica. A mí escribir cosas sobre Asturias no me cuesta ningún trabajo, me surgen en cuanto escarbo un poquito en recuerdos, en cosas. Son dos canciones geográficamente distintas y escritas en circunstancias radicalmente diferentes”. Explica.

En otra de las canciones de ese disco, “Así me siento hoy”, Víctor Manuel escribe: “El tiempo que vendrá no va a traer la paz, más viento negro y más oscuridad”. Teniendo en cuenta que un año y unos meses después estalló la pandemia de coronavirus, le pregunto medio en broma si al escribir esto atisbó de algún modo lo que iba a suceder. “No tengo nada de profeta” asegura. “Lo que sí es cierto es que cuando yo edité ese disco en 2018 todo el mundo me preguntaba en primer lugar qué es lo que no estaba en su sitio. Al cabo de un año y medio ya no me lo preguntaba nadie. Estábamos en plena pandemia y todo estaba manga por hombro”.

Y continúa: “La verdad es que yo tengo mucho mérito porque tengo una visión negativa de la historia y así y todo me levanto por la mañana, me pongo el mono de trabajar y soy más optimista que nadie y empujo más que nadie cuando hace falta. Pero bueno, es una manera de ser y de estar en el mundo también. Creo que la última vez que había profetizado algo fue mucho más en broma, y era con una canción de hace muchísimos años, “Érase una vez el año 2000”, y no acerté ni una”.

En la picota

Indica Víctor que no existe ninguna clave por la que un compositor sepa que esa canción que está haciendo va a seguir funcionando al cabo de los años, que va a perdurar más allá de las modas imperantes, como a mi modo de ver sucede con muchas de las suyas (Sólo pienso en ti, Ay amor, La madre, Luna…). “A veces pones muchísima fe en una canción determinada y ves que no pasa absolutamente nada con ella, que al público le da absolutamente igual que la hayas escrito o no. Esa es la frustración que tenemos siempre los que escribimos canciones: ¿por qué esta sí y esta no, si esta es la que más me gusta a mí?  Pero las cosas son así. No quiero decir que las cosas que hayan tenido éxito no me gusten, claro que me gustan, pero cuando las estás haciendo no tienes ni idea de qué va a pasar con ellas”, dice.

Reconoce que cree mucho en la temporalidad de las canciones, es decir, que una que tuvo éxito en 1979 a lo mejor seis años más tarde ya no lo tiene porque las circunstancias de lo que escucha la gente han cambiado y viceversa: una canción que tenga éxito ahora hace 20 años tal vez no tenía ninguno. “Si fuese una matemática perfecta lo de la música y los éxitos, sería fantástico”, admite. “Pero yo no creo que nadie haya tenido ese manual. Seguramente los que han tenido el éxito absoluto y continuado han sido los Beatles”.

Entrando en otras materias, y teniendo en cuenta que Víctor Manuel siempre ha sido un artista muy comprometido tanto en lo político como en lo social, le pregunto si cree que en el momento presente hay más o menos compromiso que antes. “Creo que ahora la gente es más reacia a manifestar públicamente sus opiniones políticas o sociales, y ya con las redes hay mucha a la que le da miedo. Seguramente a nosotros nos hubiese pasado lo mismo hace 50 años, pero no había redes, y también venías de otra situación. Yo desde el principio ya supe que no podía gustar a todo el mundo, que es un poco lo que serían ahora las redes, pero no me insulte usted: ahora enseguida a cualquiera le ponen en la picota”, dice.

Víctor junto a su mujer, Ana Belén.

Piensa el cantautor asturiano que también “la gente más joven ha tenido el ejemplo negativo de sus mayores, en el sentido de que a nosotros a veces nos han jodido la vida directamente porque te has tenido que quedar fuera de tu país unos meses, porque te ponían una multa o porque te detenían una noche. La gente no quiere pasar por eso, quiere ser feliz, escribir canciones, que le vaya lo mejor posible y, si puede ser, ganar dinero”.

¿Y en cuanto a la situación política? ¿Cree Víctor Manuel que hay más crispación que nunca? “Evidentemente, al abrirse el abanico y haber más partidos, hay algunos que yo estoy convencido de que son antisistema, que si pudieran borrarían la democracia de la faz de la Tierra con toda seguridad. Esa gente es muy desestabilizadora y hay muchos populismos de repente. A veces escuchas en la televisión a políticos decir una cosa que saben objetivamente que es una tontería y que es mentira. Pero a los quince días ya se les ha olvidado y están en otra cosa. A mí me admira la gente que es capaz de mantener el equilibrio en todo esto, de no pegarle una patada a la mesa y que se vaya todo a la mierda”.

Sea como fuere, y en lo que a la música respecta, Víctor Manuel tiene todavía por delante un montón de conciertos en el territorio español hasta final de año e incluso algunos a principios del que viene. “Todavía no sé dónde cortar”, reconoce. “Están saliendo cosas para comienzos del año que viene, pero aún no sé si ya me voy a quedar en casa y a empezar a escribir canciones para un nuevo trabajo. Todavía estoy en esa duda”.

El artista está haciendo actualmente dos conciertos diferentes: uno en formato acústico, con piano y guitarra, donde bajo el título “Volver para cantarlo” va contando la biografía de las canciones, por qué nacieron, algo que lleva haciendo desde 2009; y otro con banda. “También me obliga eso a tener la cabeza bien despierta porque no tiene nada que ver un concierto con otro. Es más complicado el concierto con banda que el acústico, y eso me obliga a estar muy alerta”, explica. Así que ya saben: elijan ustedes el formato que más les guste (Víctor dice que la gente disfruta mucho más los conciertos en acústico porque “parece que les estoy contando su vida y no la mía”) o, mejor, vayan a los dos y así podrán formarse una idea más amplia del asunto.

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