Por Duaa Naciri Chraih
Agosto ha terminado, las tardes se acortan y septiembre empieza a asomar. Para muchos, este momento significa volver al trabajo, a la universidad o al instituto. Es decir, volver a la rutina. Y aunque a veces da un poco de pereza dejar atrás los días de playa o las tardes sin horario, también es una buena oportunidad para empezar de nuevo, organizarse mejor y poner en marcha esos propósitos que llevamos tiempo posponiendo. Aquí es donde entra Hábitos Atómicos, el libro de James Clear que puede ayudarte a hacer que la vuelta sea mucho más llevadera.
Lo bueno de este libro es que no habla de cambios imposibles ni de planes que solo funcionan durante una semana. La idea central es muy sencilla: si quieres mejorar algo en tu vida, no necesitas hacerlo de golpe, sino a través de pequeñas acciones que repites cada día. Clear las llama “hábitos atómicos” porque son como átomos: muy pequeños, pero capaces de construir algo mucho más grande con el tiempo.
Pensando en septiembre, es fácil caer en el error de proponernos demasiado. Decimos “este año voy a ir al gimnasio todos los días”, “voy a estudiar cuatro horas diarias” o “voy a dejar de procrastinar por completo”. El problema es que esas metas tan grandes suelen ser difíciles de mantener. El enfoque de Hábitos Atómicos es justo el contrario: empieza con algo tan pequeño que no puedas decir que no. Si quieres hacer deporte, empieza con diez minutos al día. Si quieres leer más, empieza con tres páginas antes de dormir. La clave es que sea fácil de cumplir, porque lo importante es crear el hábito, no hacer todo perfecto desde el primer día.
El libro también habla de algo que a veces pasamos por alto: nuestros hábitos no solo cambian lo que hacemos, sino también cómo nos vemos a nosotros mismos. Si cada día escribes un poco, aunque sean unas líneas, empiezas a verte como una persona que escribe. Si sales a caminar todos los días, te ves como alguien activo. Esa nueva identidad es lo que te empuja a seguir. Y septiembre es el momento ideal para decidir qué tipo de persona quieres ser en esta nueva etapa.
Clear también insiste en que la fuerza de voluntad no lo es todo. Para que un hábito funcione, tienes que ponértelo fácil. Si quieres beber más agua, deja siempre una botella en tu escritorio. Si quieres comer mejor, llena tu cocina de alimentos saludables y guarda las tentaciones fuera de la vista. Por el contrario, para dejar malos hábitos, hay que hacer lo contrario: ponlo difícil. Si quieres usar menos el móvil, deja de tenerlo siempre a mano o borra las apps que más tiempo te quitan.
Una de las cosas más interesantes de este libro es que no es solo teoría, sino que está lleno de ejemplos y estrategias que puedes aplicar en cualquier momento. Por ejemplo, puedes “apilar hábitos”, que consiste en añadir un hábito nuevo justo después de uno que ya tengas. Si cada mañana te tomas un café, puedes aprovechar ese momento para leer dos páginas de un libro. Si después de cenar siempre recoges la mesa, puedes dedicar un minuto a preparar la ropa del día siguiente.
Lo mejor es que Hábitos Atómicos sirve para todo el mundo. No importa si eres estudiante, trabajas en oficina, tienes tu propio negocio o estás en casa: todos tenemos rutinas que podemos mejorar poco a poco. Y no se trata de hacerlo todo perfecto, sino de ir avanzando cada día un poco más.
Por ejemplo, este septiembre podrías empezar con tres hábitos sencillos: Preparar la mochila o bolso la noche anterior para evitar prisas por la mañana, dar un paseo de diez minutos después de comer para despejar la mente o dedicar cinco minutos antes de dormir a planificar el día siguiente. Son cambios tan pequeños que casi no notarás el esfuerzo, pero con el tiempo verás que marcan la diferencia. No es un libro que prometa milagros, pero sí una guía muy útil para aprender a mejorar nuestra vida a través de pequeños pasos.
Y septiembre es el momento perfecto para ponerlo en práctica. Porque, como dice James Clear, «no se trata de ser perfecto, sino de mejorar un poco cada día».