Texto: Javier Cuenca
El cine de Jaime Rosales siempre se ha caracterizado por un tono naturalista, huidizo de cualquier impostura o artificio. Es decir, que sus actores y actrices hablan de manera espontánea, como si dijeran lo primero que se les pasase por la cabeza y obviaran el aprendizaje de los diálogos escritos en un guion previo. Esa forma de hacer ha sido marca de la casa desde el principio de su carrera, y aún recuerdo su impactante primer largometraje, “Las horas del día” (2003), donde se narraba la vida cotidiana de un asesino en serie, y que hasta la fecha, quizá junto a “La soledad” (2007), me sigue pareciendo uno de sus mejores trabajos.
“Girasoles silvestres”
Dirección: Jaime Rosales
Intérpretes: Anna Castillo, Oriol Pla, Quim Àvila Conde, Lluís Marqués, Manolo Solo, Carolina Yuste.
Género: Drama.
Duración: 107 minutos.
En “Girasoles silvestres”, el realizador barcelonés detiene su mirada en Julia, de quien al principio de la película sabemos únicamente que es madre de dos niños pequeños y que vive con su padre. Posteriormente asistimos a sus diferentes relaciones amorosas con un chico celoso y violento, con el padre de sus hijos y con un antiguo amigo del colegio. Todo ello le sirve a Rosales para trazar un retrato psicológico de la protagonista, interpretada por una convincente Anna Castillo, empleando la elipsis y haciendo gala de ese naturalismo suyo tan reconocible.
A pesar de estas buenas intenciones, el problema es que la película discurre por la pantalla de manera monótona, y nada de lo que se cuenta llega a sorprenderme. Tengo la sensación de que esta historia ya la conozco, de que ya se ha narrado muchas veces, y pese al tono naturalista todo cuanto sucede me resulta previsible y anodino. Cierto que existe una tensión sostenida durante todo el filme, donde parece que va a ocurrir algo en cualquier momento, e incluso hay dos o tres secuencias bastante intensas, pero el conjunto no logra despertar mi interés.
Rosales maneja todo el material con destreza, empeñado en desgranar a brochazos el retrato de esta chica que tiene escasa fortuna en sus relaciones amorosas y en el trabajo, pero lo que funciona en la forma no lo hace en una historia demasiado plana e insustancial. Llego al desenlace de la película con la sensación de haber asistido a algo demasiado trillado, emparentado de algún modo con un trabajo anterior del realizador, “Hermosa Juventud” (2014), algo más atinado que este.