jueves, abril 18, 2024

Ramón García: “Hoy en día ya no hay ningún programa que reúna a toda la familia”

Texto: Javier Cuenca/ Fotos: Cedidas por Ramón García

Es igual trabajar en una cadena autonómica que retransmitir para todo el mundo. Hay que poner la misma profesionalidad

La televisión ha cambiado mucho desde que él triunfara en la pequeña pantalla allá por la década de los noventa, cuando compartía plató con Ana Obregón en concursos y campanadas de fin de año. Ramón García es consciente de ello, pero asegura en esta entrevista para Más Noticias que hay que poner el mismo empeño y la misma profesionalidad tanto si se trabaja para una cadena internacional como para una autonómica. El presentador  predica con el ejemplo y desde hace un lustro trabaja para la televisión de Castilla-La mancha, aunque está abierto a propuestas siempre que le resulten lo suficientemente atractivas como para cambiar de cadena.

Si pensamos en Ramón García, la primera imagen que nos viene a la cabeza está relacionada con aquellas Nocheviejas de entonces, cuando presentaba junto a Ana Obregón las campanadas del cambio de año. Pero también lo vinculamos a concursos míticos de la pequeña pantalla como aquel ¿Qué apostamos? O La ruleta de la fortuna de hace 30 años (ya ha llovido) donde nuestro entrevistado hacía sus primeros pinitos televisivos a un nivel más importante, puesto que sus pasos iniciales los dio en la televisión vasca.

Y la televisión de entonces poco tiene que ver con la de ahora, dice, principalmente en lo tecnológico, donde los medios son mucho más avanzados, pero lo que no ha cambiado ni probablemente cambiará es que la televisión, al fin y al cabo, “es un presentador o una presentadora hablando hacia una cámara, hacia los espectadores, y todo lo demás no deja de ser mecanismos tecnológicos que ayudan a que la firma del programa sea mejor. Pero al final es comunicar a través de la televisión”.

Ramón García en el plato del programa «En Compañía»

Asegura que cuando empezó no tenía referentes, nadie en quien fijarse o de quien poder aprender, y al igual que cuando comenzó a manejar un ordenador, sin seguir ningún cursillo y simplemente trasteando, fue asimilando las claves del medio televisivo. “Yo creo que cuando una persona es comunicadora no siempre tiene por qué trabajar en un medio de comunicación”, señala.

Yo lo que hice fue trasladar mi personalidad primero a la radio, que fue donde empecé, y luego haciendo lo mismo frente a una cámara. Hombre, sí veías gente muy buena en aquella época, como Joaquín Prat, pero no he tenido ninguna persona en la que yo me haya enganchado o a la que haya querido imitar”, añade. En ese sentido, considera que cada uno debe tener su propia personalidad a la hora de comunicar porque eso es realmente lo que hace diferente a un presentador. “Si no, serías una copia de alguien, y como digo yo, el original es el bueno”, comenta.

Un formato rompedor

Piensa Ramón que aquellos programas familiares que existían en la pequeña pantalla cuando él empezaba ya no existen porque el consumo televisivo ha cambiado. “Antes no había ordenadores, no había tabletas ni móviles, y ahora cada persona en la casa ve lo que quiere, a la hora que quiere, en su tele personal en su habitación, en su ordenador o en su tableta. Aquella cita en el salón de casa, toda la familia, para ver un programa como el Un dos tres, El precio justo, Qué apostamos o Grand Prix, ya no existe. Yo diría que hoy en día ya no hay ningún programa que reúna a toda la familia”, precisa.

En su opinión, la llegada de las plataformas ha hecho también que la gente tenga más sitios donde ver cosas, lo cual antes no era así, y que haya tanta oferta que resulte difícil elegir. Cree que el hecho de que, por ejemplo, Qué apostamos llegara a los ocho millones de espectadores de audiencia se debía, además de a que hubiera menos canales de televisión, a que se trataba de un formato rompedor, en directo, que llamaba mucho la atención por las pruebas a los concursantes, por los invitados que acudían.

Es que viajaban en aviones privados exclusivamente para hacer el programa y luego se volvían a ir. Eran visitas internacionales que la gente que veía la tele en España en aquel momento no estaba acostumbrada a ver”, recuerda. Destaca igualmente que Ana Obregón y él formaban una pareja televisiva “muy potente” en aquella década de los noventa, lo cual también hace que aquel programa siga recordándose después de treinta años.

Ramón García empezó su carrera en la radio.

El mismo trabajo

En contraste con todo aquello, Ramón apunta que trabajar en la actualidad en una televisión autonómica como la de Castilla-La Mancha no representa un cambio sustancial porque él empezó en una cadena regional, Euskal Telebista. “Realmente es igual trabajar en una cadena nacional, que autonómica, que retransmitir para todo el mundo. Yo me he hecho las campanadas y hemos tenido un sesenta y tantos por ciento de share, que te ven de todo el mundo en todos sitios. Pero el mismo trabajo hay que poner y la misma profesionalidad si fuese una televisión municipal, con una camarita, y que te vean veinte del pueblo. Hay que hacerlo exactamente igual”, asegura el presentador.

Como además de en la televisión vasca también ha colaborado con otras cadenas autonómicas como Canal Nou o la televisión gallega, conoce bien este tipo de medios y dice que al fin y al cabo sólo es trabajar en un medio más pequeño, humilde y con menos presupuesto, al que “te tienes que amoldar”. Pero insiste en que a la hora de “ponerte frente a la cámara es lo mismo, la cámara tiene el mismo objetivo y hay unos espectadores detrás que son más concretos, castellanomanchegos en este caso, aunque eso también ha cambiado porque te pueden ver a través de la web desde todo el mundo”.

Hasta las pequeñas televisiones tienen hoy en día una repercusión mucho más amplia que la que marca el territorio”, añade Ramón, quien confiesa que en un primer momento no sabía si iba a ser capaz de desenvolverse en un programa como el que hace en la cadena castellanomanchega por no haber hecho nunca antes este tipo de formato: sentarse en un plató de televisión con tres o cuatro personas cada día para hablar sobre su vida.

Sin embargo, cuenta, ha descubierto en este tiempo que no sólo es capaz de hacerlo, sino que le divierte mucho, y sobre todo que “puedes ayudar a la gente a través de tu trabajo”. “Y ese es un plus que después de tantos años de trabajo a mí me está llenando muchísimo. Este mes de mayo cumpliremos cinco años en antena, más de 300 programas de tres horas en directo cada uno todos los días. Es un programa muy emocional que me aporta otra cosa hoy en día, en este momento de mi carrera”, afirma.

Dicho todo esto, para que Ramón García se planteara regresar a una cadena de televisión nacional en primer lugar le tendría que gustar el formato que le propusieran, hasta el punto de enamorarle, de que fuera un reto, pero admite que sería complicado. “De hecho he recibido ofertas, pero he dicho que estoy muy bien donde estoy porque me estaban ofreciendo algo que no sé si me acababa de convencer. Pero son cosas que si se pueden compaginar se hacen, en eso no habría ningún problema. Pero siempre tendría que ser un proyecto ilusionante, que me apetezca hacer y que lo pueda hacer. En ese sentido, Ramón García siempre está disponible”, recalca el presentador.

A Ramón podemos verle cada tarde en Castilla-La Mancha tv.

Desconocida

Estando Ramón García tan vinculado en la actualidad a Castilla-La Mancha, no podemos evitar preguntarle por las cosas que más le gustan de esta región. De su gastronomía destaca las migas en sus diferentes variedades, que incluso ha aprendido a cocinar en su propia casa, así como los diferentes vinos porque Castilla-La manchaes la bodega de Europa”, dice, sin olvidar el aceite, el azafrán, los ajos de Las Pedroñeras y los melones, que “son una pasada”.

En cuanto a lugares de la región que le fascinan, dice que ya antes de trabajar en la cadena autonómica solía ir mucho a Toledo: “Yo recuerdo con muchísimo cariño ir a Toledo, dejar el coche, y que empezar a pasear por el casco antiguo era como  estar en otra época. Era como aislarte del trabajo diario, de todos los líos, echabas un par de diítas allí y era maravilloso”, rememora.

Tiene igualmente palabras elogiosas hacia Cuenca, cuya naturaleza le encanta, pero matiza que las cinco provincias de la región le parecen muy interesantes tanto a nivel gastronómico como paisajístico. “Gracias al programa estoy conociendo pueblos muy chiquititos que son maravillosos. Yo creo que Castilla-La Mancha es una de las autonomías más desconocidas a nivel de turismo. El Gobierno castellanomanchego está potenciando eso y ahí tienen un futuro muy prometedor”, asegura.

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