Por Javier Cuenca
Presume uno que las reuniones de vecinos, respecto a las que mantengo una prudente y serena distancia a la par que un absoluto desinterés, deben ser ese tipo de cónclaves en los que salen a relucir con cierta frecuencia sentimientos tan puros y arraigados en la especie humana como la insolidaridad, la falta de empatía e incluso la estupidez más flagrante. Una idea en la que me ratifico tras asomarme a esta película tan vecinal como retorcida, tan hilarante como corrosiva.
“Votemos”
Dirección: Santiago Requejo
Intérpretes: Clara Lago, Tito Valverde, Gonzalo de Castro, Raúl Fernández, Neus Sanz.
Género: Comedia.
Duración: 88 minutos
Resultan osadas e interesantes esas películas filmadas en un único espacio, con vocación de teatralidad, pues han de esforzarse en mantener el interés del espectador sin cambiar prácticamente de ubicación, merced a un guion poderoso y a una idea ingeniosa que lo sustente. Los ejemplos son muchos y notables, y baste mencionar clásicos como “Doce hombres sin piedad” (1957), de Sidney Lumet, o “La huella” (1972), de Joseph L. Mankiewicz, y obras más recientes como “Identidad” (2003), de James Mangold, o “Locke” ” (2013), de Steven Knight, si bien las dos primeras provienen de sendas obras de teatro.
El lugar escogido para “Votemos” es el piso de uno de los vecinos de una modesta comunidad de propietarios, donde estos se han reunido para debatir sobre la instalación de un nuevo ascensor. Pero en el transcurso de esa reunión el dueño de dicha vivienda comunica a los demás inquilinos que va a alquilársela a un compañero de trabajo con una pequeña peculiaridad: es esquizofrénico.
Tal anuncio suscita entre los presentes distintas opiniones y suspicacias: desde quienes no tienen inconveniente ante la llegada del nuevo vecino, hasta quienes albergan prejuicios y temores acerca de esa novedad, recelosos de que el futuro inquilino pueda mostrar comportamientos extraños o agresivos que pongan en peligro las relaciones vecinales. Entre los reunidos hay una chica con problemas de salud mental (precisamente), un joven de vida más bien disoluta y un retrógrado de manual que no está dispuesto a permitir según qué cosas.
Personajes arquetípicos, en suma, para una película que emana de un cortometraje realizado por el propio Requejo en 2021, que quiere ser comedia a la vez que disección de unas conductas y unas actitudes que por momentos rozan lo patético. Me aflora la sonrisa en muchas ocasiones a lo largo de la función, en otras me parece que al director se le va un pelín la mano con algunas situaciones un tanto forzadas y previsibles.
El resultado, en cualquier caso, es una película interesante, bien medida, con unos actores y actrices en posesión de credibilidad, que equilibra muy bien el humor con la crítica social, tan sutil en su discurso como para no hacer descarrilar el artefacto. Cuenta con buenos diálogos, tiene la duración adecuada y su acertado ritmo hace que no me desentienda de lo que ocurre. Recomendable.